La Laguna de los Tollos: un enclave natural en vías de recuperación.



Con el significativo nombre de “El Tollón”, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha editado recientemente el boletín nº 0 sobre el proyecto de restauración de la Laguna de los Tollos (Life Los Tollos) iniciado hace apenas un año, con el que pretende dar a conocer esta ambiciosa iniciativa que ambiciona recuperar el que fuera uno de los humedales más importantes de Andalucía

La Laguna de Los Tollos o “El Tollón” figura ya en la Crónica de Alfonso XI (siglo XIII), al ser lugar de parada habitual de sus tropas en los cinco viajes que realizó para la conquista de Algeciras y el cerco de Gibraltar. El topónimo “tollo”, delata la naturaleza de este paraje ya que alude a un “terreno húmedo” o a los “charcos formados por el agua de lluvia”. Así se nos muestra esta laguna, a caballo entre las provincias de Cádiz y Sevilla, después de los periodos lluviosos, cuando aparece completamente encharcada tal como puede en la fotografía.

Desde que en 1976 se autorizase una concesión minera para la extracción de arcillas especiales (sepiolita y atapulgita) en el vaso de la laguna, este enclave natural sufrió un permanente deterioro hasta el cierre de la explotación en 1998. En 2007, la Consejería de Medio Ambiente anunció la compra de la laguna y la elaboración de un proyecto de restauración que no comenzará hasta 2011, poniéndose así fin a las agresiones y la degradación de la que podría ser, si los planes previstos llegan a buen término, uno de los más valiosos humedales de Andalucía. Ecologistas en Acción-Jerez ha denunciado en diferente ocasiones la lentitud en el proceso de restauración de la laguna y el continuo deterioro de este espacio natural de gran potencialidad ecológica.

Durante el verano de 2011, cuando se llevó a cabo el cerramiento perimetral con los que comenzaban los trabajos de restauración, visitamos el lugar y realizamos un amplio reportaje fotográfico, al que pertenecen la mayoría de las imágenes que acompañan a este artículo. Cuando, apenas un año después, los amigos del proyecto Life Los Tollos nos remiten su primer boletín de El Tollón, en el que dan cuenta de los lentos pero firmes avances en el proyecto de restauración de la Laguna, no podemos sino alegrarnos de que en un futuro cercano, este enclave natural seriamente alterado, pueda verse finalmente recuperado. En lo que sigue, tomamos de “El Tollón” la información más relevante (entrecomillada) sobre las tareas que se realizan.

El trabajo no ha hecho más que comenzar.

La recuperación de la emblemática laguna de Los Tollos ha sido una iniciativa largamente demandada por la comunidad científica, por grupos conservacionistas y, especialmente, por los vecinos de El Cuervo, que han sufrido durante muchos años su deterioro progresivo por una explotación minera. El Tollón, como se la conoce en el pueblo, no es sólo un humedal de excepcionales valores ecológicos: también forma parte del paisaje cotidiano de muchos andaluces que, durante décadas, han paseado por sus orillas, se han bañado en sus aguas, han aprovechado sus recursos naturales y lo han convertido, en definitiva, en parte de su patrimonio cultural y emocional.

El abandono de la actividad minera a finales del pasado siglo —en gran medida debido a esa demanda ciudadana— supuso un hito trascendental en el camino de recuperación de la laguna, un camino que está siendo largo y complejo, lleno de dificultades que poco a poco se van superando.

Hoy, la laguna del Tollón es de propiedad pública y forma parte de la red europea Natura 2000, que le otorga una protección legal de la que antes carecía. Posee un proyecto de restauración ambiental muy ambicioso que cuenta con el apoyo la Comisión Europea a través del Programa LIFE + y que, junto a la financiación de los socios, asegura su ejecución en los próximos años. La laguna ya se ha cerrado perimetralmente y, en poco tiempo, comenzará el vaciado del agua que inunda las antiguas cortas mineras para, posteriormente, comenzar las obras que persiguen su impermeabilización y relleno. El trabajo no ha hecho más que empezar.

El pasado mes de noviembre finalizaron los trabajos de instalación del cerramiento perimetral de la laguna, iniciados a mediados del verano de 2011. Hasta la completa ejecución de la restauración minera, dicho cerramiento incluirá tanto el humedal como los terrenos aledaños afectados por la obra, para posteriormente retraerse hasta los límites de la cubeta lagunar, quedando los terrenos públicos colindantes como zona de esparcimiento, convenientemente adecuada a tal fin, para disfrute de la población.

Junto a estas iniciativas, en la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, siguen su curso los procedimientos administrativos necesarios para la ejecución de la restauración minera, referida tanto al bombeo de agua como al relleno de las cortas mineras. Las gestiones, iniciadas a finales de 2011 y consistentes en la elaboración de la documentación necesaria para llevar a cabo la licitación pública de los trabajos, continúan con normalidad, por lo que se espera que éstos puedan iniciarse a finales de este verano de 2012.


El Proyecto de restauración de Los Tollos.

La laguna de Los Tollos, una de las más importantes de Andalucía, sufrió una intensa actividad minera entre 1976 y 1998, fruto de la cual se originaron tres cortas de gran profundidad, dos de ellas en la cubeta lagunar, que alcanzaron el acuífero y alteraron su régimen hidrológico.

Durante la explotación de la cantera, se hacía necesario el bombeo continuo de agua desde las cortas a la propia laguna para contrarrestar las surgencias de agua. Estudios posteriores determinaron la existencia de un flujo subterráneo desde la cubeta hacia las cortas mineras, lo que provocó que, tras el cese de la actividad minera, la laguna permanezca seca en condiciones normales y las cortas inundadas de forma permanente.

El proyecto tiene la finalidad de revertir la laguna y su entorno a una situación lo más parecida a las condiciones que presentaba antes de la actividad extractiva. Para ello, cuenta con un presupuesto total de alrededor de 8 millones de euros, de los cuales la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente aporta el 60% del total, la Unión Europea el 39% y el resto de socios (Ayuntamientos de El Cuervo y Jerez y la Universidad Pablo de Olavide) el 1%.

Entre los objetivos principales del proyecto está restituir la topografía, así como recuperar la funcionalidad de los acuíferos alterados y de los arroyos que vierten a la laguna, para restablecer su hidroperíodo natural y potenciar la biodiversidad intrínseca del medio, a la vez que integrar todo el espacio en el núcleo urbano de El Cuervo y valorizarlo como destino ecoturístico y de educación ambiental. Para lograrlo, se han previsto alrededor de una treintena de actuaciones, que pueden agruparse en función de su naturaleza:

- Sellado y relleno de las cortas mineras para restablecer los procesos idrológicos.
- Firma de acuerdos de colaboración con los propietarios de los terrenos colindantes
- Revegetación de la zona restaurada y recuperación de la red hídrica circundante
- Mejoras de hábitat para la fauna silvestre
- Creación de un punto de información para la divulgación del proyecto
- Acciones generales de difusión y comunicación
- Instalación de equipamientos para el fomento del uso público y la actividad turística.

Laguna de Los TollosHacer zoom sobre la imagen
Recientemente se ha tramitado una modificación al proyecto, en la que se solicita una ampliación en el plazo de ejecución hasta finales de 2015. La restauración minera constituye el eje central del proyecto y su ejecución (con una duración estimada de doce meses) está prevista entre mediados de 2012 y finales de 2013, mientras que la restauración ambiental se llevará a cabo a partir de la segunda mitad de 2013. Tras estas acciones de restauración se espera devolver a la laguna de Los Tollos el esplendor que tuvo hace apenas unas décadas, poniéndola a disposición para el uso y disfrute de la ciudadanía.


Biodiversidad: la laguna de Los Tollos en condiciones favorables.

A pesar de la grave alteración de su funcionamiento hidrogeológico, la Laguna de los Tollos llega a constituir en condiciones favorables un espacio especialmente relevante para las aves acuáticas. Situaciones prolongadas de abundantes precipitaciones pueden propiciar en el humedal un régimen de inundación similar al esperado en condiciones naturales e incluso dotarlo ocasionalmente de un hidroperiodo más prolongado.

En estas condiciones, las aves acuáticas no disponen únicamente de los ambientes profundos que constituyen las cortas mineras, sino también de la cubeta lagunar que constituye un ambiente somero más productivo y más adecuado para el desarrollo del ciclo vital de las distintas especies.

Los Tollos - Fotografía de José TrujilloDurante la invernada 2010/2011 la comunidad de aves acuáticas fue especialmente rica y abundante, registrándose 1036 individuos de 16 especies. Igualmente, la comunidad reproductora registrada en ese mismo período fue la más rica y diversa de todos los humedales endorreicos de la provincia de Cádiz, destacando la presencia de algunas especies como canastera, pagaza piconegra o malvasía, por su grado de amenaza y de otras como fumarel cariblanco por su singularidad. En total, durante 2010 se reprodujeron en la Laguna de los Tollos 236 parejas de 18 especies distintas.


Seguiremos de cerca los trabajos de restauración que se llevan a cabo en Los Tollos e informando de las siguientes ediciones de “El Tollón”.

Puedes ver otros artículos relacionados en nuestro blog enlazando con Lagunas y humedales y La Laguna de los Tollos. Crónica de una recuperación. y Visita a las obras de restauración de la laguna de Los Tollos


Los caminos de la Vía Augusta en torno a Jerez


Agradecemos esta colaboración del profesor e historiador Jesús Caballero Ragel (C.E.H.J.), publicada en Diario de Jerez en 12/06/2012 y 19/06/2012.

La Vía Augusta es un amplio proyecto de comunicación terrestre entre la Bética y la capital del imperio. Iba, pues, de Gades a Roma. Existen referencias arqueológicas y literarias sobre su recorrido a través del conventus gaditano, como nos muestran los vasos de Vicarello y el itinerario de Antonino Pío, recogido, entre otros, por el Anónimo de Rávena. La confusión y el desconocimiento que presenta el recorrido de la Vía Augusta por la provincia de Cádiz está motivado por la presencia de nume-rosas zonas inundables, marismas, lagunas, riachuelos, esteros, arroyos naturales y artificiales, etc., que hacen hoy día muy difícil reconstruir su camino original.

El entorno de la actual Jerez en época alto imperial estaba lleno de zonas inundadas, que harían intransitable los caminos que comunicaban las poblaciones que debieron existir dispersas en la zona. Una época, el siglo I, donde el clima debió ser más lluvioso que el actual, más parecido al húmedo clima oceánico que al seco y caluroso clima mediterráneo y donde la fuerza de las mareas en los estuarios y esteros de los ríos se hacía sentir con más virulencia que en la actualidad.

Todavía en el siglo XIX las fuentes nos hablan de que los caminos de Jerez a Sanlúcar, Sevilla o Arcos eran intransitables durante gran parte del invierno. La zona de la actual Jerez, elevada, dominaba zonas de marismas y arroyos. El Guadabajaque por el sur y oeste, bañaba las playas de San Telmo hasta la zona de Raboatún y Montealto. . El entonces caudaloso arroyo de Balac o Badalejo, junto con el arroyo Salado, llegando su influencia prácticamente hasta El Trobal y las laderas de Gibalbín, rodearían prácticamente por el este y norte el ámbito rural de la actual Jerez. Caulina debió ser un gran humedal que recibía las aguas del noroeste de Jerez y del Badalejo. El Guadalete era mucho más caudaloso y navegable en parte de su recorrido, siendo su anchura mucho mayor que en la actualidad y encharcando en sus crecidas parte de las actuales Playas de San Telmo. Todo el entorno estaba lleno de lagunas como las de Medina y Torrox, de mayor amplitud que en la actualidad.

Todo lo que rodeaba a Jerez era marisma, agua y fango, en cuyos cerros más altos crecían con suma fertilidad trigales, olivos y viñedos. Sin duda, el “ager ceretanus” de Columela. Más al oeste, se encontraban los esteros del Guadalquivir con las zonas inundables de Tabajate y Asta. Hacia el norte, entre Lebrija y Gibalbín las marismas del Bujón, Albina y Tollón. Un panorama acuático que harían confundir al propio Avieno, y a los que describieron la zona antes que él y en los que inspiró su “Ora Marítima”, creyendo que la zona formaba una fértil isla, a la que llamó Cartare.

La actual Jerez también estuvo llena de arroyos naturales, hoy canalizados, como el de Curtidores y aquellos que atravesando la ciudad de oeste a este desembocaban en las zonas bajas de la Canaleja y Caulina, lugar donde desembocaban las madronas de aguas sucias y pluviales de la ciudad del XIX y que a través del Badalejo conducían al Guadalete.

Marismas de CasablancaEl análisis geográfico resultante nos presenta una zona donde era más fácil el tránsito fluvial que el terrestre. De hecho, sería común entre los distintos y numerosos emplazamientos rurales existentes el transporte en pequeñas embarca-ciones a través de los arroyos y humedales como si de Venecia se tratase. Sería más que probable que arroyos naturales o artificiales comunicasen las cuencas de los ríos Guadalete y Guadalquivir, sobre todo para el transporte de Marismas de Casablancamercancías, aunque en algunas zonas altas este transporte se hiciera a pie.

Debió existir un arroyo natural o artificial que conectaba por el norte las zonas inundables del Badalejo y Caulina con los esteros de Asta, discurriendo junto a la Cañada Ancha. Quizá también por el sur, otro ramal de vías fluviales comunicaban discontinuamente las Playas de San Telmo por donde discurría el Guadabajaque con el arroyo Morales hacia los esteros de Tabajete y Asta Regia. Sin duda, Asta y El Portal (Ad Portum) debieron ser grandes puertos de exportación fiscalizadores de productos a los que se llegaría con mayor facilidad por vía fluvial. Asta Regia fue un importante puerto interior, que recogería más productos agrícolas y ganaderos que mineros, para trasladarlos a Gades y desde allí a Roma.

La vía Augusta es la alternativa terrestre en la zona a la navegación marítima y fluvial. Debieron servirse de ella con frecuencia las zonas de producción agrícola más alejadas de los cauces pluviales, así como los contingentes militares. Fue vital para el transporte de trigo, base del impuesto de la Annona que mantenía a los ejércitos. El recorrido de la vía augusta resulta más o menos claro desde Hispalis hasta Ugía (Torres de Alocaz). En el camino, el puentecillo de La Alcantarilla cercano a Utrera, aún conserva una inscripción original que nos indica que por allí discurría.

Parece también más o menos claro el camino de Gades hasta “Ad Pontem”, puente de Suazo en San Fernando, y a través del barrio Jarana y la carretera C-133 hacia el punto fiscal de “Ad Portum”, más probablemente El Tesorillo en El Portal que Bolaños o El Puerto de Santa María.

Pero ¿Cómo era el paso desde Alocaz hasta El Portal atravesando zonas de marismas, inundables e impracticables para el transporte? – Muy complejo debió ser el camino, pues todos los documentos nos llevan a identificar a Asta Regia, en las Mesas de Asta, como una “mansio” o zona de descanso en el camino oficial, lo que obligaba a atravesar por alguna parte las marismas junto a Nebrixa, los esteros del Guadalquivir y posteriormente los humedales de la zona y demás arroyos del Guadalete hasta llegar hasta la ribera oriental de este río.

Parece lógico pensar que existieron en la zona caminos anteriores a la presencia romana que fueron utilizados habitualmente por los pueblos pre-romanos para unir los núcleos más importantes. A falta siempre de la certeza de las excavaciones, la población anterior a Asta Regia y la púnica establecida en Doña Blanca (quizá Tartessos, quizá Gadir, y probablemente, después, la Saduña o Sidueña islámica) debieron estar bien comunicadas. Probablemente este camino iba a través de la actual cañada del Carrillo, que atravesando Cantarranas, San Julián y Macharnudo Bajo y Añina llegaba hasta el Tabajete y Asta Regia (Bartolomé Gutiérrez nos certifica la existencia de tumbas en el Pago de San Julián).

La vía Augusta debió utilizar caminos ya existentes. Lo más probable es que desde El Tesorillo (Ad Portum), continuase hasta el vado de la Cartuja, siguiese bordeando el alto de Lomopardo hacia Estella, donde el camino se bifurcaría hacia el interior (hacia Torre Melgarejo y Gibalbín), hacia la actual Jerez (por Cartuja y por el camino de Albadalejo) y hacia Asta Regia, que sería la vía oficial. Esta última –probablemente la auténtica vía Augusta- continuaba hacia Guadalcacín bordeando el Badalejo y Caulina y embocaría hacia la actual Cañada Ancha atravesando la actual Nacional IV y posteriormente el Camino de Lebrija y continuando hacia Asta Regia a la altura de la finca “El Denario” (¿antiguo punto fiscalizador?), por donde discurre la actual Cañada Ancha. El último tramo hasta Asta Regia debió hacerse en barcas para poder atravesar el estero. Desde la Finca el Denario, el Camino de Lebrija, actual carretera de Morabita, sería la continuación de la vía Augusta hacia Alocaz.

Es más que probable que no todo el camino necesitase empedrarse, siendo válido para el tránsito de bestias y carruajes la sólida tierra firme, por lo que es difícil encontrar restos arqueológicos de tan compleja vía. Prácticamente toda la vía Augusta iría paralela a arroyos donde saciar su sed los bueyes y demás animales de transporte.

La vía Augusta, aunque tuviese un trazado oficial, se bifurcaría en varios caminos para comunicar las distintas zonas productoras en su entorno. Es probable que según el estado de los riachuelos y humedales siguiese, según la época del año, caminos diferentes. No es descartable que un camino de la vía atravesase El Guadalete por El Portal y continuase por la antigua vía ya descrita de la Cañada de El Carrillo, o que atravesase las Playas de San Telmo bordeando el Guadabajaque hacia Las Salinillas, Macharnudo Bajo, Tabajete y Asta Regia.

No deja de ser curioso que de la vía Augusta oficial salgan distintos caminos hacia la actual Jerez, que debió ser un centro productor de cereal y aceite de primer orden. Así, desde El Portal, siguiendo la cañada de la Plata llegaba hasta la Ermita de San Telmo y la calle de la Plata. En la construcción del Camino Real de Madrid a Cádiz en el siglo XVIII, que pasaba por este camino, se encontraron varias tumbas colectivas. Desde el Vado de Cartuja llegaba hasta la “Empedrada de Cartuja”, actual calle Empedrada, que nos hace pensar en una vía muy antigua y que se comunicaba con la “Empedrada de la Puerta Real”, hoy parte de la calle Consistorio. Desde Estella partía el camino del Albadalejo que desembocaba a la altura del Pelirón y la fábrica de Botellas, donde en el siglo XVIII todavía existía “la mina”, un subterráneo que albergaba tumbas. Otra “mina” o tumba subterránea similar existió en la Puerta de Santiago. Desde Guadalcacín partía hacia Jerez el Camino de Espera, que llegaba hasta la Puerta de Sevilla. Este camino continuaba desde Guadalcacín hacia Espera y Bornos, y desde allí hasta Carmona (Carmo). Todas estas vías que conducían a Jerez llegarían hasta los centros productores del noroeste (Raboatún, Monte Altro, El Almendral) y continuarían hacia Asta Regia por el Camino de Lebrija y Morabita, hasta conectar de nuevo con la Vía Augusta.


En este entramado de vías de comunicación, que dependían de la vía Augusta a la vez que la completaban, debió estar Ceret. Frente a las tesis que ubican esta población en Gibalbín (Montero Vítores) y su perduración en el tiempo, creo que Ceret fue un enclave comercial y fiscalizador en las cercanías de estas vías. Debió ser un enclave muy pequeño y de escasa duración que no fue más allá de la época republicana, no siendo citada en ninguna fuente escrita de la época y de cuyo recuerdo sólo nos ha dejado sus escasas monedas.

Jesús Caballero Ragel (C.E.H.J.)


Una inscripción histórica que vuelve a la “luz”.


Puente de Cartuja
A Manuel Romero Bejarano.

En diferentes ocasiones nos hemos ocupado del entorno del Puente de Cartuja y del estado de deterioro de esta magnífica obra civil levantada en la primera mitad del siglo XVI, que merecería por sus valores históricos y arquitectónicos su catalogación como Bien de Interés Cultural.

El Puente de Cartuja en la década de los 50. En primer plano, la lápida.(Fotografía facilitada por J. Salas)Desde que a finales de la década de los sesenta del siglo pasado se adosaran estructuras metálicas en la parte superior de sus arcos para sustento de conducciones, tuberías y cables, su aspecto de abandono fue aumentando. De la misma manera, los eucaliptos que habían colonizado las riberas y el cauce del río, acabaron por ocultar buena parte de su fábrica.

Diferentes colectivos de la ciudad como Ecologistas en Acción, el Ateneo de Jerez, el Centro de Estudios Históricos Jerezanos o el DC han planteado en distintas ocasiones la necesidad de proteger el puente y de que se incluya en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. En este mismo sentido se pronunció, hace ya un par de años, el Partido Popular de Jerez planteando públicamente su propuesta para que el Puente de Cartuja se declarase Bien de Interés Cultural de manera que, al amparo de esta figura de protección, se promoviera su recuperación. Se apuntó entonces por parte de la actual alcaldesa -entonces parlamentaria andaluza- que se exigiría a la Junta de Andalucía un “compromiso real” en relación a la Aspecto de la lápida en abril de 2004declaración de BIC de nuestro viejo puente y a la limpieza del río.

Desconocemos si las iniciativas para la declaración del Puente de Cartuja como BIC llegaron siquiera a ponerse en marcha, aunque mucho nos tememos que se ha avanzado poco o nada en este asunto. De lo que si hay constancia es que, de un tiempo a esta parte, la Consejería de Medio Ambiente ha venido realizando distintos trabajos de restauración ambiental en las riberas del Guadalete. Gracias a ello los alrededores del viejo Puente de Cartuja se han visto liberados de buena parte de los eucaliptos que invadían las riberas y el cauce del río, impidiendo el crecimiento de las especies autóctonas de estos sotos (álamos, fresnos, sauces…). La retirada de lodos que aterraban el cauce y la limpieza de los alrededores del puente han sido otras iniciativas que marcan ya el inicio de la recuperación de este paraje, mostrándose en toda su magnitud esta centenaria obra cuyo Detalle del estado de la lápida en octubre de 2010edificio ha quedado ahora expuesto a la vista de todos reclamando ya su recuperación definitiva y su puesta en valor.

Para contribuir a ello, Ecologistas en Acción de Jerez con la colaboración de un amplio grupo de ciudadanos, realizó a comienzos del pasado mes de marzo una campaña de reforestación en las riberas del Guadalete, plantando más de un centenar de fresnos y álamos en las inmediaciones del puente y ha Estado en el que se encontraba el 19 de mayo de 2012seguido realizando periódicamente tareas de mantenimiento y riego de estas plantaciones. En la última visita, voluntarios de este colectivo han realizado también tareas de limpieza en el entorno del puente y han retirado todo el material (tierra y lodos, ramas, plásticos, botellas…) que se había acumulado junto a uno de los pilares y que, prácticamente, ocultaban la lápida en la que hace ya más de cuatro siglos se labró la inscripción conmemorativa de las obras de los molinos del Pósito, situados bajos uno de los arcos del puente.

Aspecto que presenta en la actualidad, tras su limpieza el 25 de mayo de 2012La limpieza efectuada ha “rescatado” del olvido esta singular inscripción, que no podía ya leerse y que amenazaba con “perderse” entre lodos y matojos. Esta iniciativa es para nosotros un feliz pretexto para traer hasta las páginas de “entornoajerez” una imagen completa de esta inscripción, habida cuenta de que ya en otras ocasiones la habíamos presentado en otras condiciones más lamentables.

El historiador e investigador Manuel Romero Bejarano, quien mejor ha estudiado el Puente de Cartuja y del que se ha ocupado en un capítulo de su tesis doctoral y en distintas publicaciones, nos facilitó hace ya unos años estos trabajos en los que se da cuenta de los avatares para la construcción del puente y los molinos.

Detalle de la inscripción
A finales de 1525 se inician las tareas, acopiándose materiales junto al Vado de Medina procedentes de la cantera de Martelilla, que se abre para esta obra. No sin pocas vicisitudes (paralización de los trabajos, robo de piedra por los cartujos, falta de fondos…) parece ser que en 1541 el puente ya estaba en uso. Entre 1581 y 1582 se construyeron los molinos a cargo del cordobés Hernan Ruiz III, maestro mayor de obras de la ciudad de Córdoba. Si bien en los años siguientes sería preciso realizar numerosas reparaciones en el azud, lo cierto es que la ciudad pudo contar desde entonces con sus flamantes “molynos de la puente”. Y para dejar constancia de ello nada mejor que dedicar una lápida para recordarlo. Esta es la transcripción de esa inscripción que ha quedado –gracias a la citada limpieza realizada por los miembros de EA- a la vista de los visitantes curiosos:

Detalle de la inscripción
“REYNANDO LA SACRA CATOLICA MAGESTAD DEL REI DON PHELIPE NVMERO SEGVNDO DE ESTE NOMBRE Y SIENDO REI DE LAS ESPAÑAS I DEL NVEVO MUNDO DE LAS YNDIAS YSIENDO SV CORREGIDOR Y JVSTICIA MAYOR EN ESTA YNSIGNE CIVDAD DE XERES EL YLUSTRE LICENCIADO TORRES DE AVILA LOS MVI ILLVUSTRES SEÑORES MANDARON HAZER ESTA OBRA A COSTAS Y ESPENSAS DEL POSITO SIENDO OBRERO MAYOR DON GINES DE AVILA VEINTE I QVA TRO Y SIENDO DIPVTADO DE LA DICHA OBRA CON ASISTENCIA EL YLLVSTRE SEÑOR JVURADO DIEGO CAVALLERO AÑO DE 1582”

Vista general de la inscripción
Desde “entornoajerez” queremos aprovechar la ocasión para insistir en la necesidad de que el Puente de Cartuja y su entorno se recupere definitivamente, dejando de ser un monumento a la dejadez y al abandono. Desde el punto de vista funcional, no cabe duda que el puente ha perdido ya el papel predominante que había tenido como paso obligado de la carretera Jerez-Los Barrios con la construcción de los nuevos puentes de hormigón armado sobre el Guadalete. Sin embargo, sus valores arquitectónicos y, sobre todo, históricos, reclaman un “mejor trato” y reconocimiento de esta obra, todo un “monumento”, que merece ser restaurado y reconocido como BIC al ocupar, por méritos propios, un lugar en la historia y en el “imaginario colectivo” de nuestra ciudad.

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