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Ducha, un cortijo con raíces árabes



A nuestro amigo Miguel Ángel Borrego Soto, arabista.

Entre los numerosos cortijos repartidos por la campiña jerezana, uno de los más renombrados desde antiguo fue siempre el de Ducha. Ubicado en el sector norte del término municipal, el caserío de este célebre cortijo fue remodelado hace tan solo unos años para su transformación en hotel rural, aprovechando su cercanía al aeropuerto y a la ciudad. Nosotros lo visitamos en 2009, cuando las obras apenas habían comenzado y aún conservaba su edificio original y buena parte de sus antiguas dependencias e instalaciones que serían reformadas y rehabilitadas en los a los posteriores para su uso hotelero en un proyecto que respetó en buena medida su primitiva estructura y su sabor rural (1). Ya en aquellos años, escribimos algunos apuntes sobre este cortijo que guarda mucha historia a sus espaldas y que hoy les recordamos.

Ducha, un cortijo con raíces árabes.

El profesor Juan Abellán, quien en su libro La cora de Sidonia dedica un capítulo al poblamiento rural de la campiña gaditana en la época andalusí, señala como en el alfoz jerezano existían numerosos núcleos dedicados a la agricultura y la ganadería. Las unidades menores de poblamiento recibían, en función de su entidad, diferentes nombres. Así, junto a las numerosas alquerías (al-Qarya) repartidas por todo el territorio, existían también otras unidades rurales como las aldeas (duya´) o los cortijos o machares (mayasir o maysar), dedicados a la explotación agropecuaria del entorno (2).

Entre las alquerías y aldeas más conocidas en nuestro entorno se mencionan, entre otras, la de Šarāna (Jarana), la de Bunas (Bonanza, Bornos o Prunes, según diferentes autores) y la de Duŷŷa. Esta última, citada por al-Ru´aynī como perteneciente a Jerez, se corresponde, como ha señalado el arabista M.A. Borrego Soto, con el actual cortijo de Ducha, cercano al aeropuerto y a la carretera de Sevilla, a unos 8 km. de Jerez (3).

Apunta este autor que “…el sevillano al-Ru´aynī habla en su Barnāmaŷ (212, nº 112) del poeta y maestro jerezano Abu Musà Īsà b. Abd Allāh al-Lajmī al-Duŷŷī al-Šarīšī, que hacia mediados del siglo XII nació en la alquería de Duŷŷa, del distrito de Jerez… Afirma también al-Ru´aynī haberlo encontrado en diversas ciudades, entre ellas Sevilla y Jerez, donde frecuentaba tertulias literarias. Concretamente, en el año 615 (=1218-9) era juez (cadí) de Jeliver (Sallabar), población de la cora de Sidonia. Según leemos en Ibn Askar (Ikmal, 327-8), se estableció, en fecha sin determinar, en Málaga, ciudad de la que terminó marchándose sin que sepamos cuándo ni hacia dónde” (4).

Junto a otros datos biográficos, Borrego Soto nos informa de quienes fueron los maestros y discípulos de aquel poeta del Jerez andalusí, así como de algunos de los curiosos episodios protagonizados por este personaje, que debió fallecer a mediados del siglo XIII. En uno de ellos se cuenta que “al-Duŷŷī fue azotado por orden del cadí de su ciudad debido a la perfidia de su lengua y la codicia que mostraba por los bienes ajenos. Al parecer, gustaba de recitar versos malsonantes y obscenos” (5).


Ducha entre las tierras del monasterio La Cartuja.



Algunos autores han querido vincular el topónimo “Ducha” a su significado en castellano, que apunta a “la banda de tierra que siega cada uno de los segadores caminando en línea recta hasta llegar al fin de la heredad” (6). Sin embargo, creemos que como se ha señalado anteriormente, hay suficientes claves para confirmar el origen andalusí del nombre de Ducha. Sea como fuere, lo cierto es que el Donadío de Ducha y la aldea del mismo nombre aparece ya entre las propiedades repartidas a los repobladores castellanos en 1269, como da cuenta Mesa Ginete. Cabe pensar por ello de su existencia con anterioridad a la conquista castellana por lo que su origen andalusí puede también confirmarse indirectamente por estas fuentes (7).

En los siglos medievales, las tierras de estos pagos de Ducha dedicadas en su mayoría a cereal, olivar y en menor medida a viñedos, fueron en parte propiedad del monasterio de la Cartuja, al que Teresa de Torres (esposa de D. Diego de Vargas, alcalde de Gibraltar y Medina y pariente del fundador) donará en 1486, entre otras propiedades, 160 aranzadas de “tierra de pan en el donadío de Ducha” (8).

Las tierras del cortijo se fueron ampliando mediante otras donaciones como la realizada en 1510 por Elvira de Torres, hija de la citada Teresa de Torres y distintas compraventas realizadas en 1524, hasta completar así unas 640 aranzadas con las que llegó a contar el cortijo en las primeras décadas del s. XVI, que fue arrendado en diferentes ocasiones por los cartujos (9). Éstos se preocuparon, además de por adquirir fincas limítrofes para ampliar sus posesiones, por mejorar las tierras y su explotación llegando a labrar "un grandioso pozo" (10). Todavía hoy, en las tierras bajas del cortijo, a espaldas de la instalación hotelera y junto al camino que conduce a las antiguas viñas de La Francesa y del Diablo, se conserva un gran pozo, ya cegado y semioculto por los tarajes que crecen en su interior, del que nos gusta pensar que tal vez fuera el “labrado” siglos atrás por los cartujos.

Caballos, viñas y máquinas agrícolas: Ducha en los siglos XIX y XX.

Tras la desamortización, las tierras de Ducha pasaron a manos privadas para ser testigo, en los últimos siglos, de no pocas innovaciones. Además de ser una importante explotación agrícola dedicada básicamente al cultivo del cereal, el cortijo fue a mediados del siglo XIX la cuna de una importante ganadería caballar. De esta manera, los caballos de “pura raza española”, tuvieron en Ducha uno de sus puntos de cría más afamados, desde que uno de sus propietarios, Cristóbal Romero Zarco adquirió en 1856 a la familia Calero de Paterna, un pequeño lote que, merced a su buen hacer ganadero, se fue incrementando y mejorando (11). A la muerte de Romero Zarco, en 1897, el total de cabezas (caballos, potros, yeguas) alcanzaba la cifra de 226.

Eran los tiempos dorados de este renombrado cortijo, en los que decir Ducha era como decir caballos y en los que su propietario acometió la remodelación de sus instalaciones tal como todavía se recuerda en una lápida situada en la entrada del antiguo cortijo remodelado hace unos años para su transformación en un establecimiento de hostelería. Con la diversificación de la explotación se añadieron más dependencias al cortijo hasta consolidar un núcleo rural, a modo de aldea, que llegó a tener una pequeña escuela, naves de aperos, gañanías, almacenes, cuadras… La ganadería estuvo atendida por un veterinario y contaba también con un taller de talabartería. En el Nomenclátor de 1858 se registran en Ducha 18 edificios, en el de 1857 hay censadas 84 personas que ascienden a 97 en el de 1887 (12).

Junto a la cría caballar, las tierras de Ducha vivieron también una intensa actividad agrícola. Además de los cultivos de secano, sus suelos de albarizas acogieron una gran superficie de viñedo. Lamentablemente, las viñas del pago de Ducha se harían tristemente célebres en todo el Marco de Jerez, por ser las primeras, junto a las de Torrox, atacadas por la plaga de filoxera que se desató en 1894.

La invasión de la filoxera supuso una gran catástrofe para Jerez, así como para el resto de las regiones vitícolas. En 1878 se dejó sentir en nuestro país en las viñas de Málaga. Relata González Gordon que ya en julio de 1879 se celebraban en Jerez charlas y conferencias para tomar medidas al respecto: “…en todas estas reuniones se habló de multitud de remedios posibles, en su mayoría insecticidas; de aislamiento de las regiones atacadas; vigilancia en la introducción de materias que pudieran contener la propagación de la filoxera, y se creyó en un tiempo en Jerez, que las altas cordilleras que nos separan de Málaga, nos librarían de la invasión del insecto. Se creyó también, que la estructura compacta de nuestras albarizas sería un obstáculo para la filoxera, pero desgraciadamente la experiencia demostró, que la invasión en las albarizas era aún más rápida que en los terrenos sueltos o arenosos. Todo fue en balde; el mal aparecía aquí en 21 de Julio de 1894, día nefasto para esta población… Se dice que la filoxera se propagó de Málaga a Morón, y de allí a Lebrija, y de este último punto vino a Jerez traída, según se cree, por obreros viticultores que llegaron de aquel pueblo a trabajar en nuestra población. Las primeras viñas atacadas, se dice que fueron una de Ducha (albarizas), al Norte, y otra de Torrox (barros blancos), al sur” (13).

Tras el arranque del viñedo, que volvería décadas más tarde a estos pagos, las tierras de Ducha se dedicaron a los cultivos de secano, y como sucedió con la ganadería, se adoptaron también aquí las innovaciones de la época. Así, en 1903, el cortijo ya cuenta con una de las escasas trilladoras (modelo Marshall) presentes en la campiña jerezana que la viuda de Romero Zarco adquirió para hacer más rentable sus tierras y que explotaron los hermanos José y Rafael Romero Benítez y. De la misma manera, uno de los primeros tractores a vapor de la comarca (un Marshall, de 60 c.v.) era utilizado ya en 1909 para arar las tierras del cortijo de Ducha que siempre figuró en la primera línea de las explotaciones agropecuarias de nuestra campiña (14). Un siglo después, como se apuntaba en el inicio de este artículo, el viejo cortijo de Ducha vería profundamente remodeladas sus instalaciones para darle nuevos usos hoteleros. Con todo, aunque sus antiguos edificios hayan perdido aquella estampa rural tan auténtica que siempre tuvieron, nunca podrán desprenderse de su larga historia.



Cuando uno de estos días regresábamos a la ciudad después de pasear por los campos de Ducha y enfilábamos el camino flanqueado de eucaliptos, casuarinas y olmos que dejan atrás el cortijo, echábamos de menos los viñedos que un día hicieron famoso este rincón de la campiña, “el pago de Ducha”, al que dieron nombre. Esos viñedos que nos hacen recordar los versos que “nuestro sabio”, el “jerezano de Ducha” -al-Duŷŷī al-Šarīšī-, escribió ocho siglos atrás. Dejemos que sea de nuevo M. Ángel Borrego Soto quien nos lo cuente:

Se conservan los fragmentos de varias de sus casidas, la mayoría descriptivas, aunque al-Ru´aynī afirma que sus versos estaban escritos en forma de zéjel, estrofa en la que, al parecer, sobresalió. De todas formas, los versos que nos han llegado son extractos de casidas. Ibn al-Abbar escoge, entre otros, este fragmento…: (15).
"Me dijeron: ¿Bebes después que ya tienes canas?
Y yo respondí: -Eso se debe a una curiosa circunstancia
que se da en el hijo de la uva.
La edad me ha movido los dientes
y yo me bebo el vino, como es de rigor,
para fortalecer el oro que ya se me ha fundido.
"

Para saber más:
(1) Diseñado por el Arquitecto D. Álvaro Osborne Gutiérrez de la empresa Osborne Técnicos Consultores, y edificado por la constructora GESTECO, S.L. Las instalaciones fueron diseñadas por el Ingeniero Industrial D. Joaquín Osborne Gutiérrez. El hotel entró en funcionamiento en el año 2012 y en la actualidad sus instalaciones se destinan a la organización de eventos.
(2) Abellán Pérez, J.: La cora de Sidonia, Málaga, 2004, pp. 67-68.
(3) Sobre Jarana puede verse Borrego Soto, M.A.: La alquería de Jarana y los Banū L-Murjī, AM, 12, Cádiz, 2005, pp. 19-38. Sobre Bunas, consultar: Borrego Soto, M.A.: El sabio jerezano Ishaq al-Bunasi 1). Prunes. en el Blog En la Tierra de Sidueña, 3/10/2009, consultado el 11/01/2017. Sobre Ducha, Borrego Soto, M.A.: Gala del mundo y adorno de los almimbares. EH Editores, 2011, pp70-72.
(4) Borrego Soto, M.A.: Al-Sharishi y su comentario de las Maqamat de al-Hariri, en el Blog En la Tierra de Sidueña. 15/11/2012. consultado el 11/01/2017.
(5) Borrego Soto, M.A.: Gala del mundo… obra citada, p. 70. Esta misma escena se recoge también en Borrego Soto, M.A.: Ducha, en el Blog En la Tierra de Sidueña. 25/09/2009, consultado el 11/01/2017.
(6) Martín Gutiérrez, E.:Análisis de la toponimia y aplicación al estudio del poblamiento: el alfoz de Jerez de la Frontera durante la Baja Edad Media”, HID, 30 (2003), 257-300. p. 262.
(7) Mesa Ginete, F. de.: Historia sagrada y política de la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de la Frontera, 1888, 2ª parte p. 65.
(8) Mayo Escudero, J.: “Protocolo primitivo y de fundación de la Cartuja Santa María de la Defensión de Jerez de la Frontera (Cádiz). Transcripción, informatización, notas y estudios críticos por Juan Mayo Escudero”, en Analecta Cartusiana,187, 2001, Ed. James Hogg, Alain Girard, Daniel Le Blévec, p. 26.
(9) Sobre el periodo en que Ducha perteneció al monasterio de La Cartuja puede consultarse: González Gómez, A.: "La Cartuja de Jerez de la Frontera. Formación de su patrimonio" en Actas I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía medieval, vol. 2, Córdoba, pp. 173-196. También González Gómez, A.: "Las propiedades agrícolas de la Orden de la Cartuja en el Antiguo Régimen de Sevilla, según un inventario del año 1513", Archivo Hispalense, 193-194 (1981), pp. 59-106. Las referencias las hemos tomado de VV.AA.: Cortijos, haciendas y lagares. Arquitectura de las grandes explotaciones agrarias en Andalucía. Provincia de Cádiz. Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transportes. 2002, págs. 164-165.
(10) Mayo Escudero, J.: “Protocolo… obra citada, p. 139.
(11) “Catálogo de las ganaderías de caballos españoles. Hijos de Rafael Romeo Benítez”, Revista El Caballo Español, nº 4, 1978, pp. 5-6.
(12) Los datos han sido tomados de los Nomenclátor de los años citados disponibles en el Archivo Municipal de Jerez.
(13) González Gordon, M. María: Jerez-Xerez-Sherish. Ed. Gráficas del Exportador. Jerez. Edición de 1970. Pg. 215 y 231-32
(14) Cabral Chamorro, A.: Renovación tecnológica y mecanización de la agricultura en Cádiz (1850-1932). Edición de J. García Cabrera y C. Orellana González. Universidad de Cádiz-Diputación de Cádiz, 2000. Puede consultarse también Martínez Ruiz, J.I.: Trilladoras y tractores: energía, tecnología e industria en la mecanización de la agricultura, Ed. Universidad de Sevilla, 2000, p. 114.
(15) Borrego Soto, M.A.: Ducha… obra citada. Del mismo autor: Poetas del Jerez islámico, AAM, 15, 2008, 41-78, p. 69.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar: Cortijos viñas y haciendas, Jerez andalusí, Paisajes con historia, Paisaje y literatura

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 14/01/2018

Jerez y los elefantes.
Un curioso paseo por la historia con los elefantes como protagonistas.


En nuestra entrega de hoy “entornoajerez”, les proponemos un curioso paseo por la historia y los paisajes de Jerez y sus alrededores de la mano de los elefantes. Si, aunque les suene extraño, vamos a tomar la figura de este singular animal como hilo conductor de pequeñas historias que tienen como protagonistas a los elefantes que, de una u otra manera, tuvieron algún vínculo con la ciudad y su territorio. ¿Nos acompañan?

Los primeros elefantes. Una “visita” al Paleolítico.

En una pequeña elevación a orillas de un río, sin nombre todavía, una banda de cazadores nómadas ha instalado su campamento. En estos parajes, próximos a su desembocadura, su corriente es muy caudalosa y sus aguas se extienden por la llanura formando un gran pantano.

Por el lugar han avistado algunos caballos y ciervos que salen de entre los bosques cercanos y acuden aquí a beber y a pastar. Pero sobre todo han puesto sus ojos en los grandes elefantes que merodean por las orillas, a los que han observado moviéndose torpemente por estos aguazales. Han realizado un largo viaje desde la parte alta del valle, donde los animales son menos abundante y deciden establecerse por un tiempo para cazar, construyendo sus cabañas temporales con ramas y pieles en un lugar protegido entre los árboles desde donde se divisa el río.

Esta singular escena, u otra parecida, era posible observarla en tiempos remotos, durante el Paleolítico, en diferentes puntos de nuestra campiña, junto al Guadalete. Donde hoy sólo corretean entre los lentiscos y los acebuches los conejos, las perdices y algún meloncillo, en el mismo lugar donde pastan actualmente los caballos de la yeguada de El Palmar del Conde entre Las Quinientas y El Portal, podían verse en estos mismos parajes de la vega baja del Guadalete hipopótamos, rinocerontes, grandes ciervos o caballos salvajes… y elefantes. Hace de ello “sólo” 200.000 años (milenio más, milenio



menos), cuando el clima era más cálido y húmedo en nuestras latitudes. Estas mismas escenas, también con la presencia de grandes elefantes, se repetían durante el Paleolítico inferior en las laderas de Garrapilos (1) donde hoy se aloja la Yeguada Militar, en las proximidades de La Barca, o durante el Paleolítico Medio en Majarromaque, junto a las riberas del río.

Estos y otros muchos datos de gran interés, fueron aportados por los hallazgos que, hace ya un cuarto de siglo, llevaron a cabo un equipo de arqueólogos dirigido por Francisco Giles Pacheco, en el marco de un ambicioso programa de Investigación titulado “Prospecciones Arqueológicas Sistemáticas en la cuenca fluvial del río Guadalete” en el que, entre la paleo fauna de nuestro entorno cercano destaca la presencia en los parajes ribereños de los primeros elefantes de los que tenemos constancia en nuestro territorio (2). En 1989, cuando el equipo del Proyecto Guadalete realizaba el estudio arqueológico de los paquetes de arenas y cantos rodados que iban a ser explotados en la gravera de El Palmar del Conde (3), en las proximidades de El Portal, salieron a la luz numerosos cantos tallados, así como algunos restos fósiles de grandes mamíferos, entre ellos de elefantes.

Estos enormes paquidermos, de tamaño superior a los actuales, pertenecían a la especie Paleoloxodon antiquus y se extinguieron hace aproximadamente 30.000 años. Podían alcanzar los 4 m de altura y llegar a pesar entre 6 y 7 toneladas. Sus largos colmillos eran más rectos que los de los elefantes actuales, curvándose ligeramente hacia arriba.

Noticia de elefantes en la antigüedad.



Otra curiosa referencia a los elefantes en relación con nuestro entorno cercano nos la ofrece la numismática. En este caso no se trata de su presencia real en nuestros paisajes sino de su imagen, muy repetida, en las monedas de la antigua Lascuta, una ciudad estipendaria del imperio romano que acuño monedas de tipo libio-fenicio.

Aunque no está clara todavía la localización de este enclave (que pudo hallarse en Alcalá de los Gazules o en la Torre del Esparragal, en las proximidades de Gigonza…) lo cierto es que este territorio fue ya desde la antigüedad dependiente de “nuestra” Asta Regia, tal como se desprende del conocido Bronce de Lascuta. Se trata de un excepcional documento epigráfico fechado en el 189 a.C. (el más antiguo referido a la presencia romana en Hispania) en el que el general romano Lucio Paulo Emilio decreta que “los siervos hastenses que habitaban en la Torre Lascutana fueran libres y, así mismo, ordenó que tomaran y mantuvieran el campo y la plaza fuerte que en aquel momento poseían mientras así lo quisiera el pueblo y el senado romano” (4).



Sea como fuere, lo que aquí nos interesa destacar es que, entre las monedas atribuidas a la ceca de Lascuta, son frecuentes las que muestran en el reverso la silueta de un elefante. Una buena selección de ellas puede verse en la ya clásica obra de D. Antonio Delgado, “Medallas Autónomas de España” en la que figuran distintos ejemplares de monedas procedentes del entorno de Alcalá de los Gazules y de Mesas del Esparragal, procedentes de la antigua Lascuta. Muchas de estas monedas, con inscripciones en caracteres libio-fenices, muestran en su reverso la silueta de un elefante que simboliza a África, continente de procedencia de sus primeros habitantes, tal como apunta Francisco Mateos Gago, autor del capítulo dedicado a Lascuta (5)

Elefantes en Jerez en los siglos XV y XVIII.

A falta de nuevos datos que puedan desmentirlo, casi podemos afirmar que hubo que esperar hasta finales del siglo XV para que en nuestra ciudad pudiera verse un elefante. Este singular suceso tuvo lugar en el año 1480 como puede leerse en la obra Cronicón de Benito de Cárdenas, transcrita y publicada por el profesor Juan Abellán y en la que se da cuenta de los sucesos más importantes ocurridos en Jerez entre los años 1471 y 1483.

Entre la relación de hechos del año 1480 encontramos este curioso apunte: “Truxeron un elefante a esta çibdad de Xeres que nunca vino tal cosa a ella, vino de toda Castilla, que ganavan dineros por que lo viesen. Vino sábado a dies dias del mes de março de IVCCCCLCCC.” (6).

En aquel año, se viven en Jerez momentos de tensión y algunos caballeros veinticuatro han denunciado ante el rey al corregidor Juan de Robles, a quien acusan de haber vendido trigo a Portugal en la guerra que hasta octubre de 1479 había mantenido con Castilla. Son también los días en los que el jerezano Pedro de Vera, acaba de ser nombrado por los Reyes Católicos Gobernador de Gran Canaria para impulsar la conquista de las islas, y en los que se prepara la gran armada que para tal fin, partirá en agosto desde El Puerto de Santa María.

Y a ese Jerez llegó por primera vez un elefante el sábado 10 de marzo de 1480. A juzgar por la noticia, debía formar parte de alguna atracción ambulante que en su periplo habia recorrido “toda Castilla” despertando la admiración allá por donde pasaba como lo haría en nuestra ciudad. En el Jerez medieval no debieron ser muchos los entretenimientos públicos y junto a los juegos de cañas y lanzas que se celebraban en el Arenal, se hacían también pequeñas representaciones teatrales. A buen seguro que debió contarse para el ocio de las clases populares con las actuaciones de juglares, cómicos y saltimbanquis que de manera itinerante acudían por pueblos y ciudades. Sin embargo, la presencia del elefante, tuvo que suponer una atracción muy singular y muy rentable para sus propietarios “que ganavan dineros por que lo viesen” y para lo que debieron de contar con un recinto cerrado o con algún corral cercado donde presentar este fantástico animal.

La exhibición de animales exóticos, monstruosos o que presentaban algún rasgo fuera de lo común, fue siempre motivo de interés. De ello encontramos en nuestra ciudad algunos curiosos ejemplos que llamaron la atención de historiadores y cronistas. Este es el caso de un enorme cerdo que en el año 1674 fue mostrado en un privilegiado escenario y del que tenemos noticia por Sebastian Marocho quien en sus “Cosas notables ocuridas en Xerez de la Frontera desde 1647 a 1729” nos informa, entre los hechos destacados de ese año, que “trajeron a Jerez un marrano que pesó 430 libras; estuvo en la casa de las Comedias” (8). Ya en el siglo XVIII el mismo autor da cuenta de otra de estas exhibiciones muy del gusto de las clases populares y en esta ocasión cuenta como en 1737 “se vió este año un caballo blanco, comprado en Villamartín, con la natura en la cola como si fuera hembra” (9).

Pero si el primer elefante que visitó la ciudad en 1480 causo expectación, no debió ser menor la que provocó el segundo del que queda constancia documental. Y es que casi tres siglos después, volvemos a tener noticia de otro elefante en Jerez.



Sabemos de él por un curioso libro de Juan de Trillo y Borbóndonde están apuntadas todas las novedades acaecidas en esta ciudad… desde el año 1753” hasta 1836. En una escueta noticia fechada el viernes 12 de agosto de 1773 se dice que “pasó por esta ciudad, para regalo que llevaban al Rey, el elefante, y se fue al día siguiente” (10).

La visita debió suponer también una enorme atracción en una ciudad que en aquellos tiempos no ganaba para tragedias. Apenas unos meses antes, el lunes 5 de abril de ese mismo año, a las cinco de la mañana, Jerez se había visto sacudida por un terremoto que había despertado grandes temores, por lo que tres días después “salió en procesión de penitencia Nuestra Sra. de las Angustias, y fue al Calvario; y al sábado siguiente salió el Sto. Cristo de la Espiración y fue a la Iglesia Mayor”. Para colmo de desdichas “se quemó la casa de Comedias que estaba en la bajada de la Cárcel". Aunque para suceso desafortunado el que tuvo lugar el último día de ese año, cuando “pusieron la Cruz en la media naranja de la Iglesia Mayor y hubo un gran repique. Y al día siguiente 1º de Enero del año 74, cantando el Tedeum laudamus, estando en el repique el esquilón grande cogió a Antonio Orellana, y lo tiró a la calle, donde cayó muerto, rotos todos sus huesos” (11).

Este segundo elefante que pudo ser visto en Jerez tiene una curiosa historia que ha sido estudiada en distintas publicaciones (12). En ella se relata como a finales de julio de 1773 la fragata Venus de la Real Armada española, que procedente de Manila había realizado una larga travesía, desembarco en la Isla de León “un elefante asiático adulto que el gobernador de Filipinas don Simón de Anda remitía al rey Carlos III” (13). El elefante fue conducido hasta la corte por una partida militar y de operarios encargados de los cuidados del animal que recorrió a pie durante 42 días en etapas de 2/3 leguas, el largo itinerario que separaba San Fernando de la Granja de San Ildefonso, donde se encontraba el rey. En este largo viaje pasó por Jerez, Écija, La Carlota, Córdoba, Andújar, Bailén, Valdepeñas, Aranjuez o Carabanchel, hasta llegar a la Corte en La Granja. Partieron de la Isla de León la tarde del 16 de agosto, llegando a Jerez la mañana del 18. En este primer tramo del recorrido, el elefante y la partida que lo conducía, tomaron la Cañada de la Ysla y de Cádiz, llegando a Jerez procedente de Puerto Real después de rodear el estuario del Guadalete, por un camino que coincide con la actual “carretera de Bolaños”. El elefante cruzó el puente del río pasando por La Cartuja (14), acercándose a la ciudad para continuar después su ruta hacia Las Cabezas de San Juan por el camino de Sevilla y seguir después por El Arahal, Marchena y Écija hasta Córdoba.

Aunque no conocemos testimonios documentales de la respuesta de los jerezanos a su paso, más allá de la cita de Trillo y Borbón, suponemos que la expectación creada fue grande, como sucedió por todos los lugares por los que pasaba. En Córdoba, por ejemplo, un gran gentío seguía al elefante, debiéndose cortar los accesos al puente para evitar problemas. Tras su muerte en 1977 este elefante que pasó por Jerez fue naturalizado por el célebre taxidermista Juan Bautista Bru, pasando a los fondos del Museo de Ciencias Naturales donde desde entonces está expuesto, tal como muestran las fotografías que hemos incluido en esta página.

Este curioso episodio nos recuerda a la deliciosa novela de José SaramagoEl viaje del elefante”, en el que recrea un suceso parecido, cuando a mediados del siglo XVI el rey Juan II de Portugal ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático como regalo que deberá recorrer media Europa hasta llegar a su destino (15).

Y la elefanta Buba…

Junto a los ya mencionados, otros muchos elefantes vinieron a la ciudad ya desde finales del siglo XIX y a lo largo del XX de la mano del circo. El historiador Jesús Caballero Ragel menciona incluso algún espectáculo (¡qué horror!) de lucha de elefantes contra toros, que tuvo lugar en el coso jerezano, a partir de su reedificación por F. Hernández Rubio en 1894 (16). Aunque tenemos constancia de espectáculos de este tipo en Madrid, no hemos podido encontrar referencias documentales de los celebrados en Jerez a los que hace alusión este autor.

No podíamos cerrar este recorrido por los elefantes vinculados a Jerez sin mencionar a Buba, la elefanta africana que durante casi 24 años vivió en nuestro parque zoológico haciendo las delicias de grandes y mayores. Este entrañable animal, llegó al zoo jerezano en marzo de 1988, cuando era todavía una cría de cinco años, al ser adquirida a un zoológico de Lisboa donde había llegado desde Namibia, gracias “a una colecta de los niños jerezanos” con la ayuda de otros patrocinadores (17). Desde el primer momento, Buba fue una de las principales atracciones del parque, por lo que su marcha a comienzos de octubre de 2011 al zoo húngaro de Sóstó supuso una gran tristeza. Y a la vez una gran alegría al saber que el largo viaje que emprendía tenía como objetivo formar parte de “un grupo de elefantes amplio en el que va a tener la posibilidad de reproducirse” (18). Hace ahora justo un año, dos trabajadoras de nuestro parque zoológico tuvieron ocasión de visitar a Buba, “la última elefanta de Jerez”, en la reserva húngara de Sóstó donde vive actualmente. El encuentro fue emocionante y el animal reaccionó a las llamadas de sus antiguas cuidadoras reconociendo sus voces y mostrándose atenta a sus palabras… (19)-.



Ojalá que dentro de unos años pudiese volver a nuestro “Tempul”, ya con su familia, donde a buen seguro sería de nuevo la atracción del zoo y donde todos aguardan su regreso, un retorno que nos gusta pensar que tendrá lugar algún día. Y es que, como escribe José Saramago al comienzo de su delicioso El viaje del elefante: “Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”.

Para saber más:
(1) Giles, F.; Santiago, A.; Gutiérrez, J.M.: Mata, E.; Aguilera, L.; (2001): “El registro arqueológico de los primeros grupos humanos en la comarca de Jerez y su contexto en el sur de la península. Resultados de un proyecto de investigación. Revista de Historia de Jerez, N.º 7. Cuaderno de arqueología. 2001, págs. 14-19.
(2) Giles, F..; Gutiérrez, J.M.; Santiago, A.; Mata, E. y Gracia, F.J. (1993): “Prospecciones Arqueológicas y análisis geocronológicos y sedimentológicos en la cuenca del río Guadalete. Secuencia fluvial y paleolítica del río Guadalete (Cádiz). Resultados de las investigaciones hasta 1993”. Investigaciones Arqueológicas de Andalucía 1985-1992. Proyectos. 211-227. Huelva.
(3) Giles, F.; Santiago, A.; Gutiérrez, J.M.: Mata, E.; Aguilera, L.; (1990): “Un tecnocomplejo del Pleistoceno Medio en la desembocadura del río Guadalete: el yacimiento achelense del Palmar del Conde”, Revista de Historia de El Puerto, 5.11-30. Sobre este mismo yacimiento: Giles, F.; Santiago, A.; Gutiérrez, J.M.: Mata, E.; Rodríguez, V.; (1990): “Aproximación a un complejo técnico del Pleistoceno Medio en la cuenca baja del río Guadalete. Casa del Palmar del Conde (Jerez de la Frontera, Cádiz)”. Xábiga. Revista de Cultura, 6. 83-97.
(4) González Rodríguez L. y Ruiz Mata, D.: Prehistoria e Historia Antigua de Jerez, en “Historia de Jerez de la Frontera. De los orígenes a la época medieval”. Tomo 1. Diputación de Cádiz. 1999, pp. 113-114.
(5) Delgado, A.: Nuevo método de clasificación de las medallas autónomas de España, Sevilla, 1873, T. II, pp. 160-171 y láminas XLVI y XLVII.
(6) Abellán Pérez, J.: Cronicón de Benito de Cárdenas, Peripecias Libros, 2014, p. 47 y siguientes.
(7) Trillo y Borbón, J.: Libro en donde están apuntadas todas las novedades acaecidas en esta ciudad de Xerez de la Frontera desde el año 1753 y algunas otras que han ocurrido fuera de ella. Curiosidad observada por D. Juan de Trillo y Borbón, desde el referido año, en el cual comenzó a tener uso y retensión para ello. Jerez: 1890, Imprenta de Melchor García Ruiz, pp. 9-11.
(8) Marocho, S.: Cosas notables ocurridas en Xerez de la Frontera desde 1647 a 1729, Transcripción y notas de José Soto y Molina, Larache, Sociedad de Estudios Históricos Jerezanos y Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, 1939, pp. 26.
(9) Ibidem, p. 38.
(10) Trillo y Borbón, J. de: Libro…, p. 10.
(11) Ibidem, pp. 9-11.
(12) Una síntesis completa puede verse en Sánchez Espinosa, G.:Un episodio en la recepción cultural dieciochesca de lo exótico: la llegada del elefante a Madrid en 1773”, en Goya, 295-296, Madrid, 2003, pp. 269-285. Las referencias a Jerez en la p. 270.
(13) Ibidem p. 270
(14) Torrejón Chaves, J.: El elefante que llegó a la Isla de León, Diario de Jerez, 6 de diciembre de 2016.
(15) Saramago, J.: El viaje del elefante, Alfaguara, 2008.
(16) Caballero Ragel, J.: La Feria de Ganados de Caulina, Diario de Jerez, 23 de marzo de 2010.
(17) “El Zoo contará con un elefante comprado por los niños de Jerez”, Diario de Jerez 29 de agosto de 1987.
(18) Miró, J.: Buba viaja camino de su nuevo hogar en un zoológico de Hungría. Diario de Jerez, 4 de octubre de 2011, p. 17.
(19) “Un emocionante encuentro con Buba cinco años después”, La Voz del Sur, 18 de octubre de 2016.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar: Miscelánea, Paisajes con historia.

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 15/10/2017

¿Tiene solución Torrox? Perspectivas de futuro.
La Laguna de Torrox (3).




En las dos anteriores entregas nos hemos ocupado de algunos aspectos históricos acerca del origen y evolución de la Laguna de Torrox, del desvío del Arroyo de Morales (o Guadajabaque) a la “nueva laguna” y del proyecto de recuperación de su entorno para la creación de un gran espacio “verde y azul” en este rincón de la ciudad. Vamos a asomarnos ahora a la parte menos conocida de esta obra y a las perspectivas de recuperación real en un futuro de este antiguo humedal, cubierto hoy, en buena parte por el lodo y la vegetación.

El canal de desagüe o aliviadero.



Como ya se ha indicado, la antigua laguna de Torrox, no tenía una salida natural al Guadalete siendo una pequeña cuenca endorreica, es decir, cerrada que, al rebosar en periodos de intensas lluvias, inundaba amplios espacios y desaguaba, sólo parcialmente, a través del Arroyo Morales al río.




La derivación de buena parte de la cuenca de este arroyo directamente a los estanques de la “recuperada” laguna, requería la creación de una comunicación directa con el Guadalete para permitir una evacuación de los caudales de inundación que confluyen en este punto en momentos de grandes precipitaciones. Nos referimos al conocido como “canal de desagüe o aliviadero de Torrox”.

Panorámica del tarajal que cubre el primer estanque

En una visita que la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fuensanta Coves, realizó a la ciudad el 3 de marzo de 2005 para informar del comienzo de la construcción del desagüe de la laguna, se hicieron públicas las principales características de esta obra, adjudicada a la UTE RUS-ARPO, por un importe de 5,9 millones de euros que se concluiría casi dos años después. El denominado “aliviadero” de Torrox serviría para conducir las aguas aportadas por la cuenca del arroyo Morales hasta el río Guadalete en aquellas crecidas que no pudieran ser retenidas en los estanques.

La obra realizada consistió en un canal de 3,1 km de longitud que permite aliviar un caudal de 40 metros cúbicos por segundo. El primero de los tramos discurre a cielo abierto y tiene la sección trapecial característica que vemos también en muchos canales de riego. Está revestido de hormigón y tiene 1.400 m de longitud. Para su trazado fue necesario realizar grandes trincheras entre los cerros de albariza, como se aprecia en las fotografías que adjuntamos. El segundo tramo, de 1700 m., está formado por cajones rectangulares de hormigón armado y es subterráneo. El túnel por el que se canaliza arranca prácticamente bajo el un punto en el que cruza por este lugar la conducción del acueducto de los Hurones, que atraviesa también estos cerros hacia los Depósitos de la Sierra de San Cristóbal.

El canal de desagüe de Torrox desemboca en el río Guadalete, aguas abajo del punto por el que el canal de la EDAR entrega sus aguas ya depuradas al río. En enero de 2007 pudimos fotografiar la construcción de uno de sus tramos, frente a la Depuradora, pudiéndose apreciar en las imágenes la estructura en cajones de este sector del canal. Hace unos años, cuando se realizaban los grandes desmontes para la construcción del canal, sólo era posible contemplar las obras desde la lejanía de los cerros circundantes. Una vez terminadas, se cerró el camino de servicio del canal que partía junto al aliviadero del segundo estanque. Sin embargo, cuando semanas atrás, antes de las primeras lluvias de octubre, nos acercamos de nuevo al lugar, comprobamos que este acceso había quedado lamentablemente expedito, ya que los “amigos de lo ajeno” han robado parte del vallado y hasta las puertas de hierro que lo cerraban. Sirva esta denuncia pública para reclamar su pronta sustitución en evitación de riesgos mayores.

Como los lectores podrán comprobar en las imágenes que acompañan a este reportaje, sorprende el llamativo “tajo” que se ha tallado en las lomas de Torrox y Parpalana para dejar paso al primer tramo del canal, aunque nos tememos que la excesiva pendiente de las laderas provoque aterramientos del camino de acceso y del propio desagüe, como ha quedado ya de manifiesto con los desprendimientos de tierra y lodos arrastrados por las últimas lluvias que han formado profundas cárcavas en las laderas.

Junto al canal principal, las obras de este gran desagüe se completaron con otros elementos como los canales de entrada a la laguna (junto a la obra de fábrica del arroyo Morales que cruza bajo la N-IV frente a la bodega de W. & H.), el aliviadero o salida de aguas del segundo estanque, que vierte por rebosamiento al canal principal, y la “obra de entrega al río Guadalete”, una gran embocadura con aletas de hormigón protegidas con escolleras que se levanta en el punto donde “desemboca” el desagüe. Este lugar está próximo a la salida de aguas de la EDAR y situado río arriba de la barriada rural de El Portal.

La “recuperada” Laguna de Torrox cinco años después.

Así pues, en la actualidad se encuentra “terminada y en funcionamiento” la obra de recupe-ración de Laguna de Torrox y su desagüe de manera que, al menos en teoría, se pueden paliar las reiteradas inundaciones que se venían sufriendo en este sector de la ciudad. ¿Pero sucede así en realidad?




Como es conocido, las zonas de cotas más bajas de esta cuenca por donde discurre el arroyo Morales se ven frecuentemente anegadas los años lluviosos. Pese a las actuaciones realizadas estas inundaciones no quedan resueltas con la obra de la Laguna de Torrox. Sí puede afirmarse, sin embargo, que con esta infraestructura se eliminarán en buena medida los problemas de inundaciones aguas abajo de la laguna, es decir se evitarán los desbordamientos de esta cuenca cuasi endorreica que anegaba distintos sectores de la Zona Sur y del Poligono Industrial El Portal.

Por el contrario, los problemas aguas arriba de la actual CN-IV, seguirán produciéndose y además, como nos recuerda un reciente informe de AJEMSA (1), estas inundaciones periódicas son necesarias para el correcto funcionamiento de la laguna y su desagüe y para evitar su completo aterramiento. Es decir, es indispensable disponer de zonas inundables aguas arriba de Torrox para evitar males mayores en el entorno de la laguna y en los sectores aguas abajo, muchos más poblados y construidos. Por eso resulta vital evitar la urbanización de las amplias llanadas por las que discurría el arroyo de Morales, la cañada de Guadabajaque, Corchuelo y Moro, la cañada de la Loba… Es preciso mantener libres y despejadas esas dilatadas vaguadas, con extensos bajos encharcadizos, que las lluvias transforman en vastos aguazales donde se laminan las escorrentías de una cuenca nada despreciable. Buena parte de estos terrenos han sido convertidos en las últimas décadas en escombreras y vertederos. Se han llevado a cabo en estos lugares grandes movimientos de tierra y numerosos rellenos sobre los que se construyeron las actuales bodegas de Williams & Humbert, el polígono industrial de la carretera de Sanlúcar, las infraestructuras de la Ronda Oeste, las grandes áreas comerciales de



Luz Shoping y Área Sur… Con todo ello se ha alterado de manera sensible el paisaje y la topografía y se ha perdido así una gran superficie para la laminación de las crecidas. Conviene no olvidar que, cada vez que se registren intensas precipitaciones, las aguas seguirán buscando su salida natural arrastrando tierra y lodo… hacia la laguna “escalonada” de Torrox, donde se depositarán los sedimentos. Las consecuencias de todo ello las hemos visto en estos años cuando se han producido las primeras lluvias fuertes: el primero de los estanques ha quedado prácticamente saturado y sobre las tierras arrastradas por el arroyo se ha desarrollado un denso tarajal inutilizando así el primero de sus vasos.



El problema creado no tiene fácil solución. Los vecinos reclaman, con razón, la retirada de los sedimentos acumulados en el estanque, operación que se ha venido retrasando por lo elevado de su coste y que parece que ya está programada para el próximo verano. Aún en el caso de que se lleve a cabo, existen muchas posibilidades de que estos problemas vuelvan a repetirse cada vez que se produzcan grandes lluvias si no se interviene aguas arriba. Así lo
expone un reciente informe de AJEMSA (1) que al referirse a la cuenca del arroyo de Morales señala que: “… Esta cuenca presenta el problema de los aterramientos que se sufren en la parte baja de la misma y que actualmente están dejando a la Laguna de Torrox sin capacidad de almacenamiento, es necesario actuar con Administraciones Publicas (Agencia Andaluza del Agua) y la Delegación municipal de Urbanismo para que los sectores urbanizables que se van a disponer en las márgenes del citado arroyo compensen este problema con la ejecución de un proyecto que evite la deposición de estos sedimentos en la laguna de manera que queden capturados con anterioridad y se puedan limpiar con facilidad de manera periódica”.

Se puede decir con otras palabras pero no más claro. Lástima que AJEMSA, redactora con la GMU del proyecto inicial de recuperación de Torrox, no lo hubiese previsto antes. Y es que, tal como se deduce del citado informe, será necesario “capturar” los sedimentos aguas arriba de la laguna con “la ejecución de un proyecto” (¿otra “laguna” que a su vez también se aterraría con los arrastres de aguas arriba?) a cargo de los promotores de las futuras áreas urbanizables que se habían previsto en las márgenes del arroyo hasta los límites de la Ronda Oeste. Habida cuenta del “parón urbanístico” que ya sufrimos en la ciudad y que parece que va para largo, no se vislumbra otra solución a corto o medio plazo para los problemas de aterramiento de la laguna de Torrox, más allá de la retirada de sedimentos… cada vez que estos saturen el vaso de la laguna. Un solución muy costosa y que por tanto hace del problema “un gran problema”.

Torrox, una gran zona verde para la ciudad.

Como ha quedado dicho, la recuperación de Torrox no se reducía a una obra de ingeniería hidráulica sino que planteaba también la rehabilitación de un humedal y la restauración de un entorno degradado para transformarlo en una gran zona verde.

Pese a las buenas intenciones, será difícil que Torrox pueda transfor-marse en una “laguna” al uso con la fauna y vegetación natural que suele acompañar a los ecosistemas palustres, básicamente porque tanto sus márgenes como su fondo apenas se han naturalizado. No obstante, hemos visto como en estos años han crecido en el vaso de los estanques carrizos, juncos, tarajes… especies habituales en los humedales. Los tarajes han colo-nizado por completo el primero de los estanques de la mano del nuevo suelo aportado por los sedimentos de tierra y lodo. De la misma manera frecuentan ya la “laguna” distintas especies de aves propias de estos ambientes acuáticos, en especial limícolas -como las omnipresentes cigüeñuelas- y anátidas. Estas últimas están representadas por especies como ánade real, porrón común, pato colorado, ánade friso, malvasía cabeziblanca… Cormoranes, calamones, flamencos, avocetas, patine-gros, garcillas, martinetes… son otras de las muchas especies de aves acuáticas de las que se han visto ejemplares en la “laguna.

Torrox ha sido también colonizado por las carpas, que han sido tristes protagonistas este verano. La evaporación y las altas temperaturas provocaron una fuerte bajada del nivel de oxígeno disuelto en el agua de los estanques, lo que ocasionó la muerte masiva de carpas. En las fotografías que pudimos hacer durante la última semana de agosto se refleja el testimonio de este lamentable episodio que ha puesto también en evidencia otro de los proyectos que no llegó a cumplirse: el prometido bombeo de agua depurada desde la EDAR de Jerez para que la laguna mantuviera sus niveles estables durante todo el año. El deterioro de las instalaciones de la estación de bombeo y de sus cuadros eléctricos lo dice todo. A título anecdótico, quedará para la pequeña historia de la laguna la presencia en sus aguas de una cría de cocodrilo del Nilo, de 80 cm. de longitud, que fue detectada en sus aguas y que costó casi un mes capturar, en septiembre-octubre de 2007.

Las distintas repoblaciones con las que se pretendido reforestar el cinturón de la laguna para dotarlo de una densa arboleda no han tenido mucho éxito por falta de riego, habiéndose perdido muchos de los pies sembrados. Aún así, podemos encontrar representantes de distintas especies en la banda perimetral que, a modo de zona verde se extiende a ambos lados del camino que rodea la laguna. Según los sectores, destacan ejemplares de pino carrrasco y pino piñonero, fresno común, almez, algarrobo, acebuche, lentisco, taraje, ombú, sófora... Sólo un adecuado mantenimiento posibilitará que la laguna cuente algún día con la arboleda que se proyectó en sus márgenes.

El penúltimo episodio de esta ya demasiado larga “recuperación” de la laguna de Torrox se ha escrito recientemente al anunciar la creación de un área recreativa en Torrox en la que el Ayuntamiento tiene previsto, con cargo al Plan Urban “…levantar kioscos, bares y un restaurante, además de servicios públicos, duchas y vestuarios. No faltarán tampoco “equipamientos para actividades de ocio y deportivas combinadas con zonas de descanso y un parque para mayores y elementos de ejercicios de rehabilitación… un parque infantil; pistas de skate; y una novedosa zona para la práctica de paintball ecológico. Dentro de los equipamientos culturales para este espacio libre de 165.000 metros cuadrados -al margen del humedal- se contempla la construcción de un auditorio al aire libre y templetes de música para conciertos, actuaciones teatrales, cuenta-cuentos y títeres y marionetas. "La propuesta es muy ambiciosa porque tenemos claro que cuanto más atractiva sea y más contribuya a revitalizar esta zona deprimida habrá más posibilidades de que la UE vea de buen grado el proyecto de recuperación integral", insistió la delegada municipal de Medio Ambiente”. (2)


Ver Laguna de Torrox, Arroyo de Morales y cuenca tributaria. en un mapa más grande

Los vecinos se muestran ya algo descreídos ante tantos grandes planes proyectos y por nuestra parte pensamos que hubiese sido preferible apostar por intervencio-nes más sostenibles y respetuosas con el entorno. Cada vez que venimos por Torrox y contemplamos la laguna desde lo alto de Gibalcón, o desde los cerros de Parpalana, nos gusta pensar que la antigua laguna de Torrox podría haber sido aquella que en Jerez andalusí era conocida como “laguna de las Aves” de la que el profesor Abellán apunta que se situaba al sur de la ciudad (3). Nos tememos que, en todo caso, la vieja laguna de Torrox sólo se recuperará cada vez que visitemos los paisajes de la memoria.

Para saber más:
(1) Memoria de la gestión municipal del servicio público de abastecimiento domiciliario de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. Ayuntamiento de Jerez. Diciembre de 2011. Pgs. 46.
(2) ”El Consistorio costeará con el Plan Urban un área recreativa en Torrox. Diario de Jerez 17 de Octubre de 2010..
(3) Pérez, J.: Poblamiento y administración provincial en al-Andalus. La cora de Sidonia”. Ed. Sarriá, Málaga, 2004. pag. 141.


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