El Plano General de Ángel Mayo.
Una imagen de la campiña ciento cincuenta años atrás.




Recuperar un mapa –en este caso poco conocido y casi olvidado- es también rescatar parte de la historia del territorio que en él se representa, saliendo al encuentro del tiempo en el que fue trazado. Un viejo mapa se transforma así, de alguna manera, en una ventana que nos permite asomarnos al pasado y redescubrir en los paisajes de hoy, las claves que lo han hecho posible. Eso es lo que nos sucede cuando disfrutamos recorriendo cada rincón del “Plano General” de Ángel Mayo de la mano de la digitalización que realizó hace unos años el profesor e investigador Francisco Zuleta Alejandro. Miembro del Seminario Agustín de Horozco de la Universidad de Cádiz, viene compartiendo generosamente sus trabajos en GigaPan (1), pagina donde también están disponibles otras de sus realizaciones de las que hemos ido dando cuenta en otros artículos.

Publicado en el tomo 3º de los Anales de Obras Públicas de 1877, el “Plano General de la parte estudiada en la cuenca del río Guadalete, con la representación de los manantiales principales y los trazados hechos para la conducción de aguas á Jerez de la Frontera”, forma parte de la “Memoria relativa a las Obras del Acueducto de Tempul”, obra del ingeniero Ángel Mayo, quien realizó los trabajos de campo para su elaboración en 1861 (2).

El plano o mapa de Mayo, recoge a escala 1:100.000 buena parte de la mitad norte de la provincia de Cádiz y la práctica totalidad del término municipal de Jerez, centrándose especialmente en las cuencas de los ríos Guadalete y Majaceite. A diferencia de otros planos cercanos en el tiempo (el de San Martín, por ejemplo) cuya escala figura en varas castellanas, el de Mayo recoge ya la expresión en Kilómetros, conservando sin embargo formas de representación del relieve o de los ríos que nos recuerdan vagamente a otras cartas anteriores como el Mapa geográfico de Xerez de la Frontera, de Tomás López (1787), del que ya nos hemos ocupado en estas páginas.

Las vías de comunicación, los puentes, los molinos… hace 150 años.

El plano de Ángel Mayo es sin duda una pieza cartográfica de gran interés, ya que nos permite conocer algunos aspectos relevantes de la organización del territorio siglo y medio atrás. Aporta interesantes datos sobre todo lo relacionado con las vías de comunicación, la red hidrográfica y las fuentes, manantiales y pozos, considerados ya en aquella época como elementos “estratégicos”, en cuanto que de ellos dependía el suministro de agua potable para el abastecimiento de la población y para usos agrícolas y ganaderos.

El origen del plano hay que buscarlo en el encargo que la Sociedad Anónima de Abastecimiento de Aguas Potables y Riego de Jerez de la Frontera, presidida por Rafael Rivero de la Tixera, realiza al prestigioso ingeniero Ángel Mayo, al objeto de garantizar el suministro de agua a la ciudad.



Los estudios comienzan en el mes de agosto de 1861 y en un corto periodo de tiempo visitará ríos, pozos y manantiales de la campiña y la sierra al objeto de localizar los recursos hídricos que aseguren un abastecimiento estable y en cantidad suficiente. Del periplo de Ángel Mayo “en busca del agua” (3), el lector interesado podrá encontrar más detalles en sendos artículos publicados en su día en este medio.

Pero volvamos al plano en el que el ingeniero resume sus propuestas y representa los lugares visitados y las posibles alternativas a sus proyectos. Una de las cuestiones que reclama nuestra atención es la red viaria existente a mediados del XIX que ya cuenta con carreteras desde Jerez a las principales ciudades vecinas. Las de Medina o Cortes no aparecen todavía como tales, si bien se recoge en el mapa la vía sobre la que se trazará esta última en las siguientes décadas: la cañada de Albadalejo, que se dirige hacia el este del término atravesando Cuartillos y cruzando el río por el vado de La Florida. También figura el Camino de la Sierra, que se unirá a la anterior tras pasar por los Llanos de La Ina y cruzar el Guadalete por el vado del Alamillo.

En el mapa puede verse el Camino á San Fernando, que partiendo del Puente de Cartuja se dirige a Las Quinientas para bordear las marismas hacia Puerto Real, La Isla y Cádiz. El camino conocido como “La Trocha”, entre Jerez y El Puerto a través de la cuesta de Matajaca, por donde actualmente discurre la carretera entre estas poblaciones, es ya una alternativa en el plano de Mayo a la Carrretera del Puerto y Cádiz que pasa por El Portal. En este lugar, todavía existe cuando se elabora el mapa los “muelles”: el puerto fluvial de Jerez que desaparecería pocos años después con la puesta en marcha del Ferrocarril cuyo trazado ya se recoge también en el plano.



Siguiendo el curso del Guadalete se descubren los puentes y vados existentes a mediados del XIX. Junto a la Cartuja se aprecia en el mapa la ya desaparecida alcantarilla sobre el Salado, que aquí aparece nombrado como arroyo de Albadalejo.



Aguas arriba del Puente de Cartuja, el más antiguo de todos, se aprecia la “Presa y molino de Cartuja”, todavía visible en algunas fotografías de comienzos del siglo XX. Siguiendo hacia el este aparece el Vado del Alamillo (donde actualmente se levanta el puente de El Torno) y algo más adelante, río arriba, los vados de El Boyal (en la actual Torrecera), La Florida y Berlanga. Junto a los dos últimos, el mapa da cuenta de sendas ventas: la de La Barca de La Florida y la del Zumajo, en las proximidades del que hoy se conoce como cortjo de La Marmolilla.

En la Junta de los Ríos se menciona un “Puente de piedra”, construido a mediados del siglo XIX, que sería después sustituido por uno de hierro tras ser parcialmente destruido en la riada de 1917. En Arcos, el Guadalete es cruzado por otro puente, el de San Miguel -que en esta época es también de sillares de cantería- y por un vado que conduce hacia la cuesta de La Escalera, por donde discurre hacia El Bosque el Camino de Ronda.


La “Angostura de Bornos”, en la Sierra del Calvario, se emplaza en el lugar donde hoy se levanta la presa de Bornos. El Puente de Villamartín, que se recoge en el Plano se encuentra recién construido cuando se elabora el mapa y vino a sustituir a la vieja barca de maroma existente en este punto para el paso del río. Este puente también sería arrastrado por la riada de 1917 y sustituido por uno de hierro unos años después.



El curso del Majaceite depara también algunas sorpresas. Aguas arriba de la Junta de los Ríos el mapa recoge la existencia de varios molinos (Matos, La Molineta, La Angostura) hoy desaparecidos totalmente o en ruinas. La “Angostura de Arcos” es el lugar donde cincuenta años más tarde se levantará la presa de Guadalcacín. La Ermita y Venta del Mimbral, la Venta y Molinos de Tempul, el Molino de Carvajal o el paraje del Charco de los Hurones son otras tantas referencias que se encuentran también en el plano de Ángel Mayo. Ya en la zona de la Sierra, llama la atención el topónimo de “Las Poblaciones”, como también se conocía a la villa de Prado del Rey, o el de la “Aldea de Benamahoma” y su “Nacimiento del Moro", o enclaves como el de “Salinas de Hortales” o Aznar, por citar sólo algunos de los más notables.



Fuentes, pozos y manantiales.

Pero el plano de Mayo destaca sobre todo por la cartografía precisa de los pozos, manantiales, fuentes y otros lugares de captación de agua en ríos y arroyos, principal objeto de su elaboración.



Desde agosto de 1861, durante varios meses, recorre el término de Jerez y de otros municipios de la provincia aforando fuentes y manantiales para estudiar las posibilidades de la conducción de sus aguas hasta nuestra ciudad, recogiendo después en su mapa estas posibilidades y los posibles trayectos que habrían de seguir las conducciones según la alternativa que finalmente se eligiese.



Así, en sus recorridos, Ángel Mayo viaja hasta puntos muy alejados de Jerez, como la aldea de Benamahoma, donde estudia el manantial más caudaloso de la provincia, el Nacimiento. En los Montes de Jerez y en las faldas de la sierra del Aljibe afora también las surgencias de Ortela, Ñames, Fonfrías y otras pequeñas fuentes cuyos caudales unidos superaban a los de Tempul.



El manantial de Tempul, que figuraba como uno de los de mayores posibilidades para la Sociedad promotora del proyecto, había sido descartado ese mismo año por el ingeniero francés P. Rouaulth, quien también realizaba estudios similares. Ángel Mayo, sin embargo, lo visitará en varias ocasiones y estudiará sus caudales con detenimiento, sabedor del interés de la ciudad en esta opción que, como es conocido, saldría finalmente triunfante.

Otras alternativas estudiadas por el ingeniero fueron los manantiales recogidos en el plano de La Piedad, en las faldas de la cercana sierra de San Cristóbal, los Mesas de Asta y La Mariscala, los de la Sierra de Gibalbín, La Torre de Pedro Díaz y Romanina, los de San Andrés, en las cercanías del cortijo del mismo nombre, entre Arcos y Bornos, así como varias fuentes ubicadas en la Sierra del Calvario, en esta última población.

Junto a todo ello, en su Memoria, Ángel Mayo aportó también nuevos estudios de otros puntos de abastecimiento próximos a la ciudad, de menor caudal que los citados anteriormente y que sitúa también en su plano como las fuentes de La Canaleja, La Teja, el Clérigo, La Vaquera o Pedro Díaz, situadas todas ellas en las vertientes de Albadalejo, así como la conocida fuente de Los Albarizones que durante varios siglos alimentó los depósitos de La Alcubilla.



Por último el ingeniero estudia también – y así lo refleja en su mapa- la posibilidad de realizar tomas en el Río Guadalete, en el lugar conocido como Cerrada o Angostura de Bornos (donde casi un siglo después se construiría la presa), en el propio río Majaceite a la altura de la Angostura de Arcos, o en el Guadalete en la zona del Puente de La Cartuja, el punto más próximo a Jerez y con aguas de peor calidad, que sería necesario elevar mediante bombeo a unos depósitos ubicados en los Cerros del Real (Lomopardo) desde los que llegarían por gravedad hasta la ciudad, tal como figura en los trazados que recoge en su plano.



De todos estos lugares podrá obtener el lector una detallada información “paseando virtualmente” por el plano de Ángel Mayo que en “tamaño real” podemos disfrutar a través de la digitalización realizada por Francisco Zuleta. No se lo pierdan.

Para saber más:
(1) Enlace al “Plano General de la parte estudiada en la cuenca del río Guadalete, con la representación de los manantiales principales y los trazados hechos para la conducción de aguas á Jerez de la Frontera”, en la página de GIGAPAN de Francisco Zuleta.
(2)Memoria relativa a las obras del Acueducto de Tempul para el abastecimiento de aguas a Jerez de la Frontera, por D. Ángel Mayo. Anales de Obras Públicas, nº 3. 1877.
Otras lecturas de interés para profundizar en los trabajos de ángel Mayo son:
-Arcila Garrido, M.Luis.: La figura de Ángel Mayo vista por la prensa de la época" en Aguas de Jerez. Tempul: entre el medio natural y la técnica hidráulica. Coord. J. M.Barragán Muñoz, Ed. Ajemsa. Jerez de la Frontera, 1993.
-Barragán Muñoz, M. Coord.: Agua, ciudad y territorio. aproximación geohistórica al abastecimiento de agua a Cádiz. Ed. Servicio de Publicaciones de la UCA, Cádiz, 1993.
-Barragán Muñoz, M. Coord.: Aguas de Jerez. Evolución del abastecimiento urbano. Ed. Ajemsa. Jerez de la Frontera, 1993.
-Inauguración de las Aguas de Tempul. Revista de Obras Públicas. 1869. Tomo 15-2, pg. 177-79.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar Cartografía histórica y grabados, Paisajes con historia

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 24/04/2016


Un recorrido por la Vía Verde de Jerez a Arcos



Cuando en mis años de adolescencia residía en el barrio de la azucarera de Jédula eran frecuentes los paseos por el camino de la Estación. Siguiendo la vía, llegábamos hasta el apeadero de Montecorto o hasta las cercanías de la Cantarera.... El tren solo circulaba hasta la azucarera y tras su cierre, la vía acabo desmantelándose.

Años después, tuve ocasión de recorrer por la traza algunos de los tramos que ocuparon los raíles, entre la soledad del campo, por las tierras de Arroyodulce, Jara o Montecorto. Estas pasadas navidades, sin embargo, he podido recorrer, metro a metro, los 30 km del trazado del antiguo Ferrocarril de la Sierra entre Jerez y Arcos. Han sido varias etapas, con mi hermano siempre de copiloto y, en algunas, con mi hija Isabel como acompañante.

Ha sido una hermosa experiencia, fruto de la cual hemos realizado, junto a mis compañeros de Ecologistas en Acción de Jerez un completo y documentado recorrido visual que expondremos en una charla informativa organizada por los amigos de la Plataforma para la recuperación del Ferrocarril de la Sierra. A continuación, os dejo la presentación de la misma que hemos enviado a las redes sociales y a los medios de comunicación. Ayudadnos a difundirla… y no os la perdáis.

Charla Informativa: 
RECUPERACIÓN DE LA VÍA VERDE DE LA SIERRA JEREZ-ARCOS
Jerez, 21 de febrero de 2019, 18:00 
Auditorio Centro Cívico Rosa Roigé C/ Doctor Fleming, s/n, (Polígono de San Benito) 

"Con el objetivo de recuperar la traza del antiguo Ferrocarril de la Sierra para su utilización como Vía Verde, un buen número de colectivos de Jerez, Guadalcacín, Jédula y Arcos, constituyeron en 2018 la Plataforma por la Recuperación de la Vía Verde de la Sierra Jerez-Arcos.

Como ya se ha hecho hace años entre Puerto Serrano y Olvera, se pretende con esta iniciativa poner en valor para el uso público, el ocio y el disfrute de la ciudadanía, esta singular infraestructura que une Jerez y Arcos pasando por Guadalcacín y Jédula. Para ello se han llevado a cabo diferentes reuniones informativas en las mencionadas localidades en las que se han recogido ideas y propuestas de los grupos integrados en la Plataforma. Por parte de la Fundación Vía Verde de la Sierra se firmó en mayo pasado un convenio de colaboración con los ayuntamientos afectados, al objeto de ampliar la actual Vía Verde en el futuro.

Para contribuir al impulso de este proyecto, la Plataforma ciudadana para la Recuperación de la Vía Verde de la Sierra Jerez-Arcos, ha previsto diferentes iniciativas para acercar su conocimiento a la ciudadanía. Una de ellas es la realización de una Charla Informativa que se desarrollará en las diferentes localidades de la Vía Verde.

La primera tendrá lugar en Jerez el próximo 21 de febrero en el auditorio del Centro Cívico Rosa Roigé (C/ Doctor Fleming, s/n) a las 18:00 h. En el acto intervendrá Isabel Moreno Fernández, presidenta de la Fundación Vía Verde de la Sierra, quien informará del futuro proyecto de ampliación. De la misma manera, y a cargo de Agustín García Lázaro (Ecologistas en Acción), se realizará un recorrido visual por la Vía Verde entre Jerez y Arcos tomando como base un amplio reportaje documental en el que se mostrará el estado actual de la traza y de sus principales elementos de fábrica, así como los paisajes, los valores naturales, históricos, etnográficos y patrimoniales de esta singular infraestructura. Tras la finalización se abrirá un turno de preguntas.



La asistencia al acto está abierta a toda la ciudadanía y desde la plataforma hacemos un llamamiento para la participación de los diferentes colectivos ciudadanos, senderistas, ciclistas, ecologistas, de turismo ecuestre y, en general, a los interesados por la historia y la cultura desde el convencimiento que la recuperación de la Vía Verde de la Sierra entre Jerez y Arcos puede ser, en definitiva, un elemento de primer orden que contribuya al desarrollo rural del territorio.

PLATAFORMA POR LA RECUPERACIÓN DE LA VÍA VERDE DE LA SIERRA JEREZ-ARCOS



Por la campiña de Jerez con Manuel Ríos Ruiz.



“PORQUE lo quiso Undivé, porque Undivé lo quiso, desde el sitial más alto de los sueños,
desde la víscera sustancial de las Andalucías,
desde su pijotera entraña tan santísima, con su dedo decididor y cabalístico
en el nombre de Jerez, de sus campesinos y artesanos, de su misterio
y litigio,
nació –digo: cantó-, aconteció Manuel Torre".

Así, con este potente y magistral arranque, con esa invocación a Dios, el Undivé de los gitanos, comienza “Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre”, obra con la que el gran escritor jerezano Manuel Ríos Ruiz obtuvo el Premio Nacional de Poesía Flamenca de 1977.

De todos es sabido que Ríos Ruiz, uno de nuestros poetas más premiados y reconocidos, se había consagrado ya como uno de los grandes cuando en 1972 recibió el Premio Nacional de Literatura. Entre otros muchos galardones, el Premio Hispania, que en 1991 le fue entregado en Nueva York por el conjunto de su obra, vino a realzar aún más la proyección internacional de quien, junto a su poesía, ha llevado siempre el flamenco y el “campo” de Jerez a la literatura.

El campo y los paisajes de la campiña en la obra de Ríos Ruiz.

El primer y gran acierto de Ríos Ruiz ha sido el desplazar la pasión andaluza del paisaje al lenguaje, de la historia al idioma...” dejó escrito, de su obra, otro grande: Francisco Umbral. Sin embargo, una de las razones por las que nos gusta leer a Rios Ruiz, es porque en muchos de sus trabajos, "además de envolvernos con su lenguaje apasionado, nos sumerge, también con pasión, en el paisaje, en el campo y en las tierras de la campiña, en torno a Jerez.

Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre”, como no podía ser de otra forma, tiene como referentes centrales, el gran cantaor jerezano, el flamenco y Jerez. Pero como telón de fondo, como escenario, Rios Ruiz hace también un canto al paisaje de la campiña que conoce como pocos. Esta obra es, más que ninguna otra, toda una antología de topónimos, cortijos, pagos, viñedos, parajes… Todo un inventario de la geografía del campo de Jerez. Y al nombrarlos, Ríos Ruiz, gana ya estos lugares para la literatura. Vamos a comprobarlo, transcribiendo unos hermosos fragmento, en los que se recrea en el día en que nació Manuel Torre, y desde San Miguel…




“…escuchábanse, en su alturas y capillas, retumbar los relinchos
y galopes de los potros cartujanos, allá por
Jédula, La Jarilla y La Jareta,
Cerro Blanco y La Zangarriana
, por los llanos
de Caulina
y la Gradera
, por encima de los torrejones del Castillo Melgarejo, desde
Vico
a Torrecera, jarreos, jinetes, voceríos de Los Garciagos y de Gibalbín,
de Martelilla, de La Matanza, La Matancilla y La Matanzuela,
Fuente Bermeja y El Carrascal, los desolados campos hirsutos
que clamaban sus latitudes, meandros, laderas, eriales, albinas y albedríos,
tierras de pan buscar, montes, dehesas, cotos cerrados, ventorrillos, mundos
propios del señorito enjaezado, cacique y campechano, dios y luzbel.




Con la fuerza de sus palabras, como si de un torbellino, de una corriente torrencial se tratase, Ríos Ruiz concita los nombres de parajes y rincones de nuestra campiña, tratando de congregarla toda con su apasionado verbo. Y así, en su poema, vuelve a esas retahilas de lugares, de cortijos, de pagos de viña, a “ese alarde enumerativo, de regusto unamuniano”, en palabras del poeta José Lupiañez, estudioso de su obra.




ASI Jerez, así al costado del levante y su campiña cortijera,
con el Guadalete por verónicas guadalizando desde Cartuja al Portal,
Los Albarizones en flor de agua –liquen y fuente- camino de Lomopardo
y Montealegre, pagos de Solete, Las Abiertas y Parpalana, pegujales,
huertas, cojumbrales, planteras para el hambre y la salud, penitencias
y territorios de la calabaza y la lechuga, removida tierra candeal,
alomada y fresca, encelo del ciruelo, ostensorio de la higuera, primores
del naranjo y su azahar, almendros y perales, feria del albérchigo, valle
del perillo,
oh parra, espiga, mazorca, chícharos, panizo, alberjones
lujos en los ojos, fiesta del paladar acariciada, resoles vegetales del
recuerdo.
OH Jerez,
oh tierra consumida y abinada sol a sol, rememora, acuérdate
de tus aconteceres y tus siglos en torno a Manuel Torre, de cuánta mies y
belleza
aureolada te naciera al norte en Carrizosa, en tu cacho Almocadén,
sobre las recónditas ruinas de Asta Regia, Tabajete allí en pleno
y ánimo, Cañada de Albaladejo, barros calientes de Bujón,
pulmón terrenal de cada viña, de sus pámpanos y suspiros en albariza:
Casarejo, Burujena, Monteagudo, Ventosa, Macharnudo, el Cerro
común de Santiago,
La Aína amorosa y capital.
El harén
de cepas de Los Tercios y El Marrufo, cuyos liños encandilan, sobrecogen.




¿No es magistral ese recorrido por los pagos y los frutos, por cerros y cañadas, por la historia…? Pero no acaba aquí ese itinerario de sensaciones, y el poeta no podía olvidarse, en este despliegue de ese territorio apasionado de nuestra campiña, de aquellos rincones que le eran más familiares. Conviene recordar, que Ríos Ruiz visitaba con frecuencia las tierras de La Matanza, Bolaños, Roa La Bota y, especialmente, Frías, cortijo en el que su padre trabajó y al que ayudaba en su niñez en las faenas del campo, tal como nos recuerda en su antología poética “La memoria alucinada”… Pero sigamos con otro hermoso fragmento del poema que dedica a Manuel Torre:




LA vida en pos, creciendo, la comunión de los jazmines y los dondiegos
en los aporcados arriates, agrimensuras insólitas del sur, lontananzas
hacia Bolaños, Frías, Caricortao,
ranchos del Calvario, del Beato y de La Bola,
toros de Roa La Bota, olivareras lindes de Las Quinientas, Sierra
pesebre de San Cristóbal. Cuestas del Chorizo, barranco, término
luminoso, luz inaprensible aspirando el mar, haciendo nido a la bahía.
Y los barbechos en vuelo -Cerro del Cuco, Cerro del Viento- a las nubes
de una atlántica ilusión de bajamares y de surbajos, troníos
del agraz,
latifundios abrazando a la ciudad, entrando por puertas
y postigos, en el redor del siglo diecinueve, cuando Undivé quiso
confirmarnos
la voz, el sentimiento ancestral, el grito cuajarón y dolorido
naciendo entre lagartijas y salamandras, tanagra y tronco,
perfil endrino,
esqueletomaquia de todos,
bizarro y sonoro Manuel Torre.”



Todos los paisajes, toda la rica geografía de nuestra campiña, todos los nombres del campo de Jerez, ya para siempre en la literatura, de la mano de la poesía de Manuel Ríos Ruiz.

Para saber más:
- Razón, vigilia y elegía de Manuel Torre
- Página oficial de Manuel Ríos Ruiz
- José Lupiañez: La poesía bajoandaluza de Manuel Ríos Ruiz, 1999.

Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Sobre El paisaje en la literatura y El paisaje y su gente "entornoajerez" hemos publicado también...

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 08/02/2015

 
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