El puente de Cartuja.
Una obra monumental que espera (pacientemente) la declaración de BIC.



Como muchos lectores conocen, en diferentes ocasiones y en especial a lo largo de esta última década, se ha solicitado que nuestro viejo “puente de Cartuja” sea declarado Bien de Interés 
Cultural. Conocida también por sus siglas BIC, se trata de una figura jurídica de protección de nuestro patrimonio histórico que ampara y tutela legalmente un determinado bien (mueble o inmueble) en razón de su singularidad y de sus valores artísticos, monumentales, históricos o culturales.

Por recordar sólo las últimas iniciativas, ya en 2004 desde la Oficina del Defensor de la Ciudadanía, se denunciaba ante la Delegación Provincial de Cultura el estado de abandono del puente y de su entorno y se instaba a actuar para frenar su deterioro y garantizar su protección (1). Cinco años más tarde, en 2009, el Gobierno municipal presidido por el PP, con el apoyo del pleno, inició la tramitación de un expediente de declaración de BIC para el Puente de Cartuja “por su carácter monumental y su valor como sitio histórico” denunciando el abandono de su entorno “que presenta además de cableado, una tubería rota, y donde se acumulan basuras y enseres domésticos”. El Gobierno local confiaba en que con esta declaración se iniciaría la recuperación del puente y el paraje del vado de Medina ya que “las administraciones están obligadas a reparar, conservar y promocionar la construcción y su entorno” (2). De aquella propuesta nunca más se supo, al igual que del llamamiento que unos años después, en 2012, planteó Ecologistas en Acción de Jerez a las administraciones implicadas, en el marco de una campaña ciudadana de limpieza y repoblación forestal de las riberas del puente de Cartuja (3).

En 2017, esta misma organización, con el apoyo de otras asociaciones, colectivos e instituciones locales y provinciales, presentó ante el Delegado Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, una solicitud de “Declaración de Bien de Interés Cultural” para el Puente de Cartuja, con un informe en el que se apuntan las razones históricas y culturales que lo justifican, adjuntando también un completo dossier con imágenes y grabados históricos del puente (4). Esta iniciativa surge al amparo del Manifiesto por la Recuperación del Río Guadalete, promovido por Ecologistas en Acción y apoyado por más de 30 colectivos e instituciones, donde se incluye esta petición de declaración de BIC para el puente, apoyada -entre otros- por el C.E.H.J., el Ateneo de Jerez, Tempul, A.S.P.H.A. y buena parte de los grupos políticos, sindicatos, asociaciones de vecinos y colectivos de la ciudad (5). Esta propuesta, pretendía relanzar esa idea, que ahora cobra aún más valor gracias a las obras de restauración de las riberas del Guadalete que la Consejería de Medio Ambiente ha realizado en estos años en el entorno del puente (6). Estas han supuesto la retirada de sedimentos del lecho del río y la recuperación de su antiguo cauce, así como la eliminación de tuberías y otros elementos añadidos a la fábrica. De la misma manera, hace tres años se llevaron también a cabo actuaciones arqueológicas junto al puente, actuaciones todas que contribuyen, a nuestro juicio a facilitar la declaración de BIC.

El puente de Cartuja: un monumento con historia.

Como se señala en el citado informe, el puente de Cartuja, edificado en la primera mitad del siglo XVI, y próximo a cumplir 500 años, fue una importante obra de ingeniería levantada en las proximidades del monasterio de la Cartuja en el lugar conocido históricamente como Vado de Medina. Este lugar era paso obligado para quienes se dirigían al Campo de Gibraltar por los caminos de Medina y Vejer, o a la Bahía de Cádiz a través de la Cañada de la Isla. De la misma manera, por este lugar debían cruzar habitualmente los jerezanos con sus carretas y ganados para el cuidado de las numerosas fincas situadas al sur y al este del término municipal.

Como señala el historiador Manuel Romero Bejarano, quien mejor ha estudiado el puente de Cartuja (7), en los orígenes de su construcción primaron razones estratégicas que hoy denominaríamos “de interés para la defensa nacional”. Y es que, como exponía el cabildo jerezano en el Memorial que en 1523 dirige al rey Carlos I, las razones de índole militar se encontraban entre las más poderosas, pues las milicias jerezanas y de los pueblos limítrofes, debían acudir en numerosas ocasiones en auxilio de las poblaciones de la Bahía de Cádiz ante los frecuentes ataques que la Isla de León, Cádiz o las costas de Chiclana y Conil, sufrían por parte de la piratería turca y los corsarios berberiscos (8).

Estos desplazamientos urgentes por tierra firme, precisaban cruzar el Vado de Medina para tomar la Cañada de la Isla (la actual “carretera de Bolaños” que desde el puente pasa por las Quinientas y llega hasta Puerto Real bordeando la marisma).

La necesidad de un puente que permitiera atravesar de manera rápida el vado a las tropas que acudían en socorro de las poblaciones costeras, sin depender del caudal del río y de los peligros de su cauce, estaba más que justificada. En el mencionado Memorial se mencionaban también la pérdida de vidas humanas (ahogados) y de ganados por la peligrosidad del vado, así como razones comerciales y de transporte y se recordaba que este enclave era un importante nudo de comunicaciones para llegar también a Gibraltar, Algeciras y Málaga.

Tras obtener la aprobación real y después de unas dificultades iniciales que retrasaron el comienzo de las obras, en 1525 se inicia la construcción, siendo autor de la traza del puente el arquitecto vizcaíno Fortún Jiménez de Bertendona, quedando la dirección de la obra en manos del maestro jerezano Pedro Fernández de la Zarza (9). La ciudad abrió para ello la cantera de Martelilla, de donde se extrajo la piedra necesaria que se empezó a acopiar en las proximidades del vado. Como señala Romero Bejarano, tras muchas vicisitudes (falta de fondos, paralizaciones de la obra, robo de piedra por parte de los cartujos…), parece ser que en 1541 el puente ya estaba en uso, si bien durante años se prohibió el paso de carretas por el deterioro de su fábrica, viéndose estas obligadas a seguir vadeando el río. Como dato curioso, el puente conserva en los sillares de sus pilares numerosas marcas de canteros (10) así como algunas singulares inscripciones, entre las que destaca la del tajamar central, cuya imagen acompaña este artículo.



El molino de la villa.

Junto al puente, la ciudad decidió levantar, años después un molino y unas dependencias anexas que sirvieran como almacenes. El molino, perteneciente al pósito de la ciudad, estaba situado bajo uno de los arcos del puente y los almacenes se corresponden con el actual edificio de la Venta de Cartuja. Su construcción, como ha estudiado Romero bejarano, se llevó a cabo entre 1581 y 1592, a cargo del maestro cordobés Hernán Ruiz III y desde sus primeros años, el azud de derivación fue objeto de numerosas reparaciones. En 1604, por ejemplo, el capitán Cristóbal de Rojas, ingeniero mayor de las fortificaciones de Cádiz, presentó un informe para su reparación por problemas de cimentación. Sea como fuere, el molino funcionaba hasta 1895 cuando se averió por una riada que lo dejó inutilizado y ya no volvió a repararse, siendo su último arrendatario el general Primo de Rivera.



El lector curioso podrá leer la lápida que da cuenta de la construcción del molino y que se conserva sobre uno de los tajamares del puente (11).

El puente: un “viejo achacoso” … pero con buena salud.

A lo largo de los casi cinco siglos de vida, el Puente de Cartuja ha pasado, como puede suponerse, por muchas vicisitudes, resistiendo las avenidas del Guadalete y sufriendo en su estructura y en sus piedras las huellas del paso de los siglos.

La fábrica que hoy se conserva -con nueve arcos de ladrillo apoyados en pilares de cantería, defendidos por sólidos tajamares-, ya vio las primeras reparaciones entre 1541 y 1575. Destacados maestros de obras jerezanos como Juan de Aranda Salazar, Pedro de Cos o los hermanos Calafate, llevaron también a cabo arreglos y reconstrucciones parciales (12).

Uno de los arcos fue reparado en el s. XVIII por Torcuato Cayón, arquitecto mayor de Cádiz, tras los daños sufridos en 1755 por las secuelas del terremoto de Lisboa (13). En el siglo XIX fue también objeto de restauración parcial por parte de los



ingenieros Mariano Cervigón y Pablo Rohault de Fleury, este último responsable de la empresa arrendadora del molino (14). A comienzos del siglo XX (1908), cuando aún conservaba su pretil de sillares de cantería, fue restaurado su revestimiento de piedra por parte del arquitecto ubriqueño Juan Romero Carrasco (15).

Pese a sus múltiples “achaques” y “reparaciones”, conviene recordar que la solidez del puente de cartuja ha quedado fuera de toda duda y ha sido puesta a prueba a lo largo de estos siglos por las múltiples avenidas del Guadalete, a las que ha resistido, Recordaremos aquí, como prueba de su solidez que hace justo un siglo, la gran riada de 1917 que se llevó por delante los puentes de Villamartín, de San Miguel en Arcos, de la Junta de los Ríos y el puente-sifón del acueducto de Tempul en La Florida, no pudo con el más antiguo de todos, el de Cartuja, que resistió incólume aquella descomunal avenida (16).

Recientemente, en 2012, el puente fue también objeto de una polémica rehabilitación, muy cuestionada, sustituyéndose las barandillas y enfoscándose con mortero buena parte de sus muros (17).



Por último, hace tan solo unos días, el puente ha sido despojado de la antiestética tubería que desde hace 50 años se había adosado sobre sus arcos para abastecer de agua el polígono de El Portal.

Junto a todo ello, desde el mes de septiembre se vienen realizando en su entorno importantes obras de restauración del cauce fluvial y de recuperación de los perfiles que mostraban las riberas del antiguo Vado de Medina, tal como pueden verse en el conocido como Vuelo Americano de 1956. Con todo ello, este paraje, liberado de centenares de pies de eucaliptos que invadían su cauce y de los miles de toneladas de sedimentos que lo aterraban, va a recuperar en buena parte su antigua estampa, estando previsto reforestar también sus alamedas con sauces, fresnos y álamos, especies propias de nuestras riberas. Si a todo lo anterior añadimos que en los próximos años se va a desarrollar un proyecto de sendero fluvial que unirá El Puerto de Santa María y Jerez por el río hasta Lomopardo, y que en La Cartuja se proyecta construir un embarcadero (18), convendremos que la “guinda” de este pastel, no puede ser otra que la definitiva recuperación del puente de Cartuja.

El puente de Cartuja debe ser declarado B.I.C.



Y para ello nada mejor que se inicie cuanto antes el expediente administrativo necesario para que nuestro puente, el más antiguo de la cuenca, pueda ser declaro B.I.C. como ha propuesto Ecologistas en Acción de Jerez.

En su informe, remitido en estos días pasados a la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte, se señala que “a lo largo de los siglos, y hasta el momento presente, el enclave del puente y molino de Cartuja ha sido punto de encuentro para todos los viajeros a su paso por este lugar, que constituye una encrucijada de caminos, como lugar de paso obligado entre la provincia y el interior de Andalucía. Este hecho, del que dejaron constancia los viajeros y escritores románticos de los siglos XVIII y XIX, confiere a este entorno un valor singular desde el punto de vista histórico, cultural y antropológico. A esto hay que añadir la tradicional afluencia de los jerezanos como lugar para el baño, la pesca, el ocio y esparcimiento, que ha venido sucediendo durante siglos. Todo ello convierte a este lugar en un enclave de gran interés, y lo hace digno de protección. Conscientes de ello, las entidades que han suscrito el Manifiesto por la recuperación del Guadalete (…) solicitan se proceda a la declaración de Bien de Interés Cultural y su posterior inclusión en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía el conjunto formado por el puente histórico de Cartuja y los restos del antiguo molino ubicados en el Vado de Medina, del término de Jerez de la Frontera”.



Ojalá que esta vez, la petición sea atendida (aunque ya la respuesta se demora...) y el Puente de Cartuja sea ya protegido para siempre con la figura de Bien de Interés Cultural. Por los servicios prestados durante cinco siglos, bien que lo merece.


Para saber más:
(1) Memoria de actuaciones. Año 2004. Oficina del Defensor de la Ciudadanía. Ayuntamiento de Jerez. Exp. 04/82, junio de 2004.
(2) Álvarez Ortiz, M.: El PP pide declarar el puente de la Cartuja como Bien de Interés Cultural, Información Jerez, 22 de octubre de 2009.
(3) Ecologistas en Acción solicita la recuperación del Puente de Cartuja y su declaración como B.I.C., Ecologistas en acción, nota de prensa, 4 de mayo de 2012. De esta iniciativa se hicieron eco los distintos medios de comunicación de la ciudad.
(4) Solicitud para que el puente de Cartuja sea declarado B.I.C. Ecologistas en Acción Jerez. Escrito dirigido al Delegado Territorial de Cultura, Turismo y Deporte en Cádiz. 18 de octubre de 2017. Los diferentes medios de comunicación de Jerez han difundido ampliamente esta noticia.
(5) El Manifiesto por la recuperación del río Guadalete fue presentado el pasado 2 de junio de 2017, en el marco de una marcha ciudadana entre el Puente de Cartuja y la desembocadura del Salado, y avalado por más de 30 colectivos, asociaciones e instituciones de la ciudad y la provincia. En él se incluye la propuesta de Declaración de BIC del Puente de Cartuja.
(6) Cañas, E.M.: El Guadalete busca su cauce, Diario de Jerez, 20 de septiembre de 2017.
(7) Romero Bejarano, M.: El puente de Cartuja, Diario de Jerez, 9 de noviembre de 2008.
(8) Romero Bejarano, M.: La construcción del puente de Cartuja, Diario de Jerez, 16 de diciembre de 2010.
(9) Romero Bejarano, M. y Romero Medina, R.: Arquitectura tardo-gótica en el sur del arzobispado de Sevilla. Los maestros canteros y la construcción del puente de Cartuja (1525-1541), Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, nº 106, 2010, pp. 251-288.
(10) Romero Medina, R. y Romero Bejarano, M.: "Las marcas de cantería del puente de Cartuja de Jerez de la Frontera: Análisis Litográfico", en XVIIe Colloque International de Glyptographic á Cracovie, Centre International de Recherches Glyptographiques, Braine-le-Chaáteau, 2011, (pp.319-332). En este interesante artículo los autores hacen un análisis detallado de todas las marcas e inscripciones del puente de Cartuja.
(11) García Lázaro, J. y A.: Una inscripción histórica que vuelve a la luz, 3 de junio de 2012, http://www.entornoajerez.com/
(12) Pomar Rodil, Pablo J.: “Los puentes del río Guadalete”, Río Guadalete, Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía, 2015, p, 279.
(13) Mariscal Trujillo, A.: Alrededor de Jerez, Ediciones jerezanas, 2004, p.141.
(14) Caballero Ragel, J.: Arquitectura y urbanismo en Jerez durante el reinado de Isabel II. Tesis Doctoral inédita, Universidad de Cádiz, 2013.
(15) Gavira Vallejo, José Mª.: El ingeniero ubriqueño Juan Romero Carrasco… en http://loscallejones5u.blogspot.com.es/, (consultada el 7 de noviembre de 2016).
(16) García Lázaro, J. y A.: La gran riada de 1917. Serie de cuatro artículos publicada en Diario de Jerez entre el 12 de marzo y el 2 de abril de 2017, coincidiendo con los 100 años de la riada de 7 de marzo de 1917.
(17) García Lázaro, J. y A.: Obras de “rehabilitación” en el puente de Cartuja, 2, de septiembre de 2012, http://www.entornoajerez.com/
(18) “Con la ITI queremos cambiar el modelo productivo de la provincia”, Diario de Jerez, 24 de septiembre de 2017


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar: Rio Guadalete, Paisajes con Historia, Patrimonio en el medio rural, Puentes y obras públicas.

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 29/10/2017

Los caminos "milenarios" entorno a La Barca de la Florida

 


En el marco de las III Jornadas Jacobeas de Jerez que van a celebrarse del 25 de Junio al 25 de Julio estaremos en La Barca el próximo 16 de julio con todos los amigos y amigas que nos quieran acompañar.

Atendiendo a la invitación de la Asociación Jacobea de Jerez de la Frontera "Sharish", hablaremos de viejos caminos, de antiguas rutas, de las cañadas que cruzaban y cruzan este territorio de La Florida, con la conferencia que lleva por título "Los caminos "milenarios" en torno a La Barca de la Florida".

El acto tendrá lugar en en Salón Cultural de La Barca y dará comienzo a las 20:00. ¡Os esperamos!











Los árboles de la ciudad se visten de verano.




En el campo, en los montes y en las zonas más agrestes de nuestras sierras, el inicio del verano se manifiesta en la vegetación arbustiva y arbórea con la aparición de los primeros frutos y, en general, con las señales, ya evidentes de la sequedad de la tierra y del ambiente. Sin embargo, en la ciudad, muchos de los árboles ornamentales que pueblan nuestras calles, plazas y parques, se muestran en estas semanas, cuando un nuevo verano comienza, con sus mejores “galas”. ¿Nos acompañan a comprobarlo?

A la sombra de las tipuanas en flor.

Las tipuanas (Tipuana tipu) tan abundantes en calles y avenidas, provistas ya sus copas de un denso follaje, nos ofrecen ahora su espectacular floración. Exhiben estos árboles sus pequeñas y hermosas flores amarillas que contrastan con el verde intenso de sus hojas y alfombran el suelo cuando caen, dando color a las aceras. Por el contrario, las jacarandas (Jacaranda mimosaefolia), que un mes atrás se vestían de gala y cubrían el suelo con sus corolas azulinas, apenas muestran ya sus últimas flores mientras sus copas se van poblando de hojas nuevas, entre las que llaman la atención sus peculiares frutos, aún verdes.

Los jaboneros de la China (Koelreuteria paniculata y K. bipinnata), están también presentes en muchas de nuestras calles, y apuntan ya los primeros “farolitos”, esos peculiares frutos formados por tres valvas, que cuelgan del árbol en numerosos ramilletes y en cuyo interior se formarán las semillas. No es de extrañar que esta especie sea también conocida como “árbol de los farolitos”, por la singular forma de sus “frutos”. En algunos ejemplares (junto a Sementales, por ejemplo) aún pueden verse también sus grandes panículas, inflorescencias de más de treinta centímetros de longitud formadas por numerosas flores de color amarillo, que despuntan en su copa y que durante los meses de mayo y junio, hacen de estos árboles uno de los más llamativos de nuestros paseos.

Más escasas, pero igualmente llamativas, son las parkinsonias (Parkinsonia aculeata). Podemos verlas, por ejemplo, escoltando la Avenida de Arcos, entre la rotonda de los Juegos Olímpicos y la de Biarritz. Su copa presenta un aspecto ligero y poco denso, debido al diminuto tamaño de los foliolos de sus hojas compuestas, que cuelgan de sus ramillas espinosas y, por lo general, péndulas, dando un aspecto casi transparente a su follaje. En estos días de comienzo del verano, las parkinsonias se muestran más hermosas que nunca, exhibiendo en sus copas sus racimos de flores con corolas de un intenso color amarillo salpicado de pequeñas manchas rojas.

La fragancia de las sóforas.

Una mención especial merecen las sóforas (Sophora japonica), árboles que jalonan muchas de nuestras calles y que crecen en casi todos los parques de la ciudad. Durante buena parte del año, estos árboles caducifolios que nos recuerdan a la falsa acacia, pasan desapercibidos. Sin embargo, desde primeros de junio, sus copas se cubren de pequeñas y delicadas flores de color crema amarillento, dispuestas en inflorescencias (panículas) que despiden un delicado y agradable perfume, mostrándose realmente hermosos.

Bajo las copas de estos árboles, el suelo de las aceras o de los paseos se alfombra literalmente de estas pequeñas flores, cuyos colores contrastan con el verde intenso de las hojas, ofreciendo así una hermosa combinación en estos días de comienzos del verano. En las aceras de la Ronda Este, o en las de la calle Santo Domingo (entre otras muchas) puede verse esta “alfombra de flores” y disfrutar de su aroma bajo el techo sombreado de las copas de las sóforas.



gualmente llamativos resultan en estos días los aligustres (Ligustrum japonicum, L. lucidum), que pueden verse también en toda la ciudad.

Desde comienzos de junio se visten con sus llamativas y olorosas inflorescencias, compuestas de cientos de diminutas flores de color blanco amarillento. En algunos árboles llegan a cubrir toda la copa, despidiendo una suave fragancia.



Distintas especies de acacias (“mimosas”) muestran también sus llamativas inflorescencias amarillas que, en ocasiones, llegan a cubrir literalmente la copa, ofreciendo entonces un aspecto espectacular. Así sucede, por ejemplo, en la Acacia karroo, también conocida como carambuco, que junto a la “fiereza” de las estípulas espinosas que posee en sus ramas, se cubre de densos ramilletes de flores amarillas. Más frecuentes en los alrededores de la ciudad y más raras en nuestros parques, estas acacias, junto a otras “mimosas” que crecen en los jardines y paseos arbolados (A. retinodes y A. cyanophylla, sobre todo) ponen una nota de color en estos días de verano.

Albizias, lagunarias, tilos…



Pocos árboles pueden presumir de flores tan vistosas y llamativas como la acacia de Constantinopla, especie también conocida como árbol de la seda (Albizia julibrissin). Sus flores, que alcanzan su máxima belleza a finales de mayo, están dispuestas en umbelas terminales y muestran sus numerosos estambres de un llamativo color rosa que va perdiendo intensidad a medida que maduran. En estos primeros días de verano, la mayoría de estos árboles muestran ya las flores con un aspecto menos vistoso y dejarán paso, progresivamente a unas legumbres que nos recuerdan a las del árbol del amor. Las lagunarias (Lagunaria patersonii), que eran muy escasas en nuestras calles, están siendo plantadas en los últimos años en muchos de los nuevos paseos. Esta especie, conocida también vulgarmente como “árbol del pica-pica”, podemos verla, por ejemplo, en la calle Porvenir, en Madre de Dios o frente a la Ermita del Cristo de la Expiración. Su copa es piramidal y densa y sus hojas son de un color verde pálido, con envés tomentoso entre las que resaltan, en estos días de inicio del verano, sus flores rosadas. Muy llamativas, estas flores son de mediano tamaño y se presentan solitarias. Por su forma nos recuerdan, salvando las distancias, a las del hibisco. En muchos de estos árboles las flores han dejado ya paso a los primeros frutos.



Espectaculares se muestran también en estos días los sauzgatillos (Vitex agnus-castus), un arbusto de la familia de las verbenáceas que llena su copa con hermosos racimos terminales de flores azules en estos días de comienzos del verano. Los vemos en San Joaquín, en la C/ José Cádiz o en el Parque de Puertas del Sur. En este mismo lugar las copas del pino carrasco (Pinus halepensis) muestran ya sus nuevas piñas, aún verdes que conviven junto a las del verano anterior. Pero sin duda, lo que más llama la atención en este parque, son los contados ejemplares de árbol de las llamas (Brachychiton acerifolius) que el paseante puede localizar desde la lejanía, entre la confusión del ramaje de la densa arboleda de este parque, por lo impactante de su floración que transforma su copa en una espectacular explosión de color. Las flores de este curioso árbol, traído a comienzos de los 90 del siglo pasado de los viveros de la Expo de Sevilla, son muy vistosas, de un intenso color rojo carmín, creciendo en racimos axilares que aparecen, habitualmente, cuando el árbol está casi sin follaje. Las pequeñas flores, acampanadas, de 1 cm de diámetro y con su cáliz glabro, tapizan literalmente el suelo del parque y de los paseos ofreciendo una hermosa escena.



Muy llamativos resultan también en estos días, los olmos de bola (Ulmus minor var. Umbraculífera) que crecen en muchas calles de la ciudad (Ronda del Pelirón, calle Fresa…) y que llaman la atención del paseante por la forma globosa. Si en invierno nos mostraba sus numerosas ramas delgadas, a comienzos de verano lo vemos vestido con un denso y apretado follaje que realza su llamativa copa esférica. Acabamos, para no hacer interminable esta relación, con los tilos (Tilia sp.) que aunque más escasos, están representados en las calles de la ciudad por distintas especies. Los de la calle Pizarro (Tilia x vulgaris), junto a la barriada de La Plata, nos muestran ahora las brácteas de color blanco verdoso que contrastan con el verde más intenso y oscuro de sus hojas y que aparecen una vez que ya se han perdido las flores. De estas brácteas cuelgan sus característicos frutillos globosos.

Volveremos en otoño a recorrer los campos, los bosques y las riberas “en torno a Jerez” para recrearnos en los frutos y en los colores con los que las hojas de los árboles y arbustos se cubren en esta estación.

Que pasen ustedes un buen verano.

Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

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Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 3/07/2016

 
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