Una visita al Monasterio de Caños Santos (II)


El monasterio

Como el visitante podrá comprobar, el de Caños Santos fue un cenobio de notables proporciones. Sin duda lo más destacado del conjunto es la torre y la fachada de la iglesia, construidas con piedra labrada, ambas obras del siglo XVII. En esta última, se aprecian dos cuerpos con dobles pilastras entre las que se abren hornacinas. En el cuerpo inferior se enmarca la puerta y en el superior un curioso óculo. La torre, de cuatro cuerpos, es uno de los elementos mejor conservados de la obra original y ha llegado en buen estado hasta nuestros días. De aspecto recio y sólido, está coronada por un campanario ochavado que se eleva sobre la arboleda que rodea el conjunto, siendo el elemento más visible para los viajeros que divisan el monasterio desde la carretera de Olvera a Campillos.

El templo tiene planta rectangular, con una sola nave que perdió su techumbre ya en el siglo XIX, habiendo sido recientemente restaurado, por lo que conserva pocos elementos originales. Sin embargo aún podemos apreciar la robustez de los muros del primitivo edificio que han sido consolidados. Por una puerta lateral se accedía al claustro, ubicado en el costado izquierdo de la iglesia. Junto a él se encuentra el gran edificio que albergaba las celdas y dependencias del convento, repartidas en varias plantas y al que se quiere dar un uso turístico como restaurante y hotel. En su parte baja, al pie de los muros hay un singular mirador que, a modo de balcón, se asoma sobre el paisaje circundante ofreciendo magníficas vistas.

El conjunto se completa con otros edificios situados frente a la iglesia, que albergaron la panadería del convento y la hospedería. En la base de este último edificio, de altos muros brota la fuente de Caños Santos, en cuyas aguas encontrará el viajero recompensa a su caminata.

Agua y sombra

Pero si el conjunto monumental llama la atención del visitante por lo inesperado de su aparición y por la amplitud y solidez de las edificaciones, sin duda es la belleza del paraje natural en el que se enclava el monasterio lo que convierte a este lugar en uno de los de mayor atractivo de la comarca.

A la vegetación natural que prospera en las laderas del abrigo rocoso que rodea al monasterio, se suma la frondosa arboleda en la que conviven especies traídas de otras tierras. Un magnífico castaño de indias comparte la recoleta explanada que se abre frente a la iglesia con espigados cipreses y palmeras. Las acacias blancas se hallan también presentes aquí, destacando un viejo ejemplar situado en la parte trasera de la iglesia. Pero sin duda son los olmos la especie arbórea más abundante, aunque de unos años a esta parte muchos se han perdido azotados por la grafiosis, una enfermedad que afecta a buena parte de los olmos de toda la península. Formando una cerrada y estrecha galería escoltaban los olmos el camino viejo de Olvera que desde la fuente del monasterio se perdía ladera abajo hacia las huertas y que hoy, en su primer tramo, ha sido recuperado con una gran escalinata.

Este lugar no sería el mismo sin los árboles que crecen aquí y allá en torno a las diferentes dependencias del convento, o sin la densa vegetación que tapiza las laderas y los paredones rocosos que protegen el lugar y entre los que se abren pequeñas cuevas y oquedades naturales. De una de ellas, donde se halla el primitivo manantial, brota el agua que conducida por una cañería oculta, alimenta todavía la fuente de Caños Santos y llena un pilar del que rebosa después, de manera permanente, un reguero de agua hasta las huertas. Un hermoso lugar en el que es todo frescor y sosiego.

Las vistas

Ya ha quedado dicho que el paraje en el que se alza el convento, se encuentra "colgado" a modo de balcón en las faldas de umbría de la Loma de la Cordillera, convirtiéndose así en un espléndido mirador sobre la amplia región de las Sierras Subbéticas, donde se confunden las provincias de Sevilla, Cádiz y Málaga.

Desde diferentes rincones pueden obtenerse magnificas vistas sobre este abierto y despejado paisaje que, en primer término y a vista de pájaro nos muestra las laderas y el fondo del estrecho valle por el que discurre la carretera de Olvera a Campillo. En la ladera opuesta las tierras de Valle Hermoso Bajo y Alto se salpican con los mogotes rocosos que despuntan entre las suaves lomas. Son los peñones, que ya habíamos citado en el camino, entre los que divisamos cercano el de Montentier. Como telón de fondo y cerrando el horizonte se distinguen los perfiles de las paredes peladas de la Sierra del Tablón, en tierras de la localidad sevillana de Algámitas, siendo la elevación de mayor altitud de la provincia de Sevilla. Esta sierra es fácilmente reconocible por su cima amesetada en la que destaca el Terril, su máxima altura, que alcanza los 1129 metros, a cuyos pies nace el río Guadamanil.


El campo olvereño, salpicado de olivares, se pierde hacia poniente mientras que al este, una sucesión de pequeños cerros marcan ya los límites de la provincia de Cádiz, desde donde el todavía joven río Corbones inicia su camino entre la sierra sur de Sevilla buscando el Guadalquivir.

La romería

Uno de los factores que sin duda más ha contribuido a la conservación del lugar es la romería que todos los años se celebra en Caños Santos el 1 de mayo. En sus orígenes, varios siglos atrás, todos los pueblos de la zona acudían al monasterio. Ya fuera de los sevillanos Pruna y Algámitas, de los malagueños Cañete la Real o Cuevas o de los gaditanos Setenil, Olvera y Alcalá del Valle, año tras año la romería de Caños Santos congregaba a las gentes de la zona. Con el paso del tiempo es esta última localidad la que celebra la fiesta, preferentemente, lo que le llevó a comprar los restos del convento y sus tierras circundantes al municipio de Olvera, en cuyo término municipal se encuentra.

El ambiente de la romería, es similar al de todas las fiestas de este tipo. Desde Alcalá del Valle, bien caminando, bien en coches, carretas y tractores engalanados para la ocasión, se llega hasta el monasterio, a unos 6 km. del pueblo. En la explanada frente a la iglesia se celebra la misa de romeros que deja paso después a las típicas comidas campestres y a la fiesta popular.

Aunque cualquier momento del año puede ser bueno para conocer el lugar se aconseja visitarlo en primavera, cuando los campos de Olvera y Alcalá se hallan cubiertos de verde. Para los amigos de fiestas y diversiones la fecha más aconsejable sería la del 1 de mayo, día de la romería. Pero si el visitante se aventura en los meses de verano, cuando amarillean los prados y el calor aprieta, Caños Santos le guardará como recompensa la fresca sombra de su frondosa arboleda y, como el mejor de los regalos, el agua fría de su fuente.

Caños Santos en la literatura

Otro regalo es el que nos ofrece Sebastián Rubiales, escritor jerezano, quien en su obra “Los lugares prohibidos” (Ed. Renacimiento, 2004), dedica un capítulo a Caños Santos. La visión que el monasterio, rodeado de vegetación, ofrece en la lejanía a quien lo contempla desde la carretera es descrita como “…una edificación que se hurta a la mirada del viajero”. El autor, quien visita el monasterio cuando todavía está en ruinas, escribe “…las veces que me he acercado al paraje de Caños Santos, un temblor me aflige como un azogado…”. Y expresa, ciertamente, lo que sentimos cuando circulando por Vallehermoso, vemos en las laderas de la Loma de la Cordillera la silueta enigmática de la torre de su iglesia: “…Un silbido aterciopelado como una llamada amorosa trata de robar la atención hacia lo alto”.


Para saber más:
- Bel Ortega, C. y García Lázaro, A.:
Rutas por la comarca de Olvera. Cádiz. 1996.
- Del Río Cabrera, J. A y Siles Guerrero, F.: “De todos o ninguno: la sucesión devocional de la Virgen de Caños santos a la Virgen de los Remedios en las sierras de Cádiz Sevilla y Málaga”, en La religiosidad popular y Almería. Actas de las III Jornadas, pgs. 69-76. Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación Provincial de Almería. Almería, 2004. (De esta publicación hemos tomado el grabado de la Virgen de Caños Santos).
- Del Río Cabrera, J. A.: “La leyenda del hallazgo de la Virgen de Caños Santos”. Revista de Olvera, 42: 62-67. Olvera, 2005.
- Dorado Rueda, J. M.: Caños Santos (1515-1996). Alcalá del Valle, 1996.
- Jiménez M., Siles F. y Ramírez S.: La Tercera Orden Regular en Andalucía. Caños Santos. Historia y vida de un desierto franciscano en los confines del Reino de Sevilla. Ed. La Serranía, Ronda, 2008
-Mesa Gil, A.: Ocurrió en Valle Hermoso. Caños Santos. Cañete la Real (Málaga), 1994.
-Rubiales Bonilla, S.: Los lugares prohibidos. Ed. Renacimiento, Sevilla, 2006


Puedes ver otros temas relacionados en nuestro blog enlazando con Paisajes con historia y Patrimonio en el medio rural.


Una visita al Monasterio de Caños Santos (I)


Hay un rincón en nuestra provincia que pasa por ser el más alejado de la capital, del que la separan casi 150 km. A este lugar, apartado de las principales vías de comunicación, donde las tierras de Cádiz se confunden con las campiñas y sierras malagueñas y sevillanas, dirigimos hoy nuestros pasos para visitar el que en otros tiempos fuera el célebre Monasterio de Caños Santos.

Grabado antiguo de la Virgen de Caños SantosEste antiguo convento franciscano, que como consta en las respuestas al catastro de Ensenada (1749) llegó a contar con 59 monjes, se encuentra enclavado en el término municipal de Olvera y próximo a Alcalá del Valle a cuyo ayuntamiento pertenece en propiedad el monasterio y sus tierras circundantes. Territorio fronterizo entre los antiguos reinos de Sevilla y Granada, entre las diócesis hispalense y malagueña, la historia que rodea al monasterio ha estado marcada también por esta singular posición geográfica, a caballo entre tres provincias y subrayada por el hecho de que la Virgen de Caños Santos sea la patrona de una tercera población, limítrofe con estos parajes e igualmente muy vinculada al monasterio: la localidad malagueña de Cañete la Real.

Cómo llegar.

Venta del GranadalEl Monasterio se encuentra apenas a 6 km de Alcalá del Valle, desde donde puede accederse a través de la carretera CA-9107 que se dirige a Olvera, y de la que se desvía después a la izquierda un camino bien señalizado. Nosotros, sin embargo, hemos llegado desde Olvera, donde se toma la carretera A-384 en dirección a Campillos y de la que nos desviaremos después a la derecha, tras recorrer unos 13 km, para seguir la ya citada carretera provincial hacia Alcalá del Valle. Desde este cruce, perfectamente señalizado, en cuyas proximidades se encuentra el cortijo de Lora y la antigua Venta del Granadal, la carretera trepa por la Loma de la Cordillera. Tras 7 km de recorrido y frente al cortijo de La Munición, encontraremos a la derecha el desvío al Monasterio al que llegaremos a través de un camino que discurre unos 3 km entre olivares.

Peñón en Valle HermosoSi nos gusta venir desde Olvera es porque el camino desde esta población nos permite disfrutar de los parajes de Valle Hermoso por los que discurre la carretera de Campillos. Se trata de una amplia vaguada natural que desciende suavemente hacía el río Corbones y que se encaja entre las laderas de la Loma de la Cordillera (a la derecha) y unas curiosas formaciones geológicas que salpican todo el recorrido a la izquierda del camino: los peñones. Se trata de pequeñas elevaciones rocosas que emergen más o menos aisladas entre las lomas circundantes, formando una serie de singulares hitos en el paisaje. Así, desde Olvera hasta el cruce del río Corbones se suceden el Cerro de las Carastas, la Peña de Zapapaldar - que con sus 847 m. es el más alto de todos , el Peñón de la Cañada, el Cerro del Linarejo y el Peñón de Montentier, todos ellos por encima de los 700 m. Por este paraje Monasterio de Caños Santosde Valle Hermoso, podrá observar también el viajero los últimos vestigios de la antigua traza de aquel frustrado sueño del Ferrocarril de la Sierra que, en este tramo entre Olvera y Almargen está pendiente todavía de recuperación como vía verde.

Un paraje singular.

Pero volvamos de nuevo al Monasterio y a su privilegiado enclave, colgado literalmente en ladera norte de la Loma de la Cordillera desde donde se divisa un soberbio panorama. Esta pequeña sierra de forma alargada, por cuya parte más elevada alcanza alturas cercanas a los 900 metros, traza el límite entre los términos de Olvera y Alcalá del Valle. Cubiertas en su mayor parte de monte bajo, estas lomas fueron cultivadas en otras épocas allí donde las pendientes lo permitían. Campos sembrados de cereales, olivares y espárragos , cultivo que en Alcalá del Valle es muy frecuente, se entremezclan con zonas, donde la vegetación autóctona -encinas, lentiscos, acebuches, jaras...- aún muestra su primitiva composición.

Tal es el caso del lugar donde se levanta el convento, cuyas edificaciones aparecen entre la espesura rodeadas de vegetación y cobijadas al abrigo de una pared rocosa, permaneciendo casi ocultas a los ojos del viajero, que las descubre como una aparición cuando el camino que conduce hasta ellas desciende bruscamente por la ladera y se encaja entre taludes, para desembocar directamente en el convento. Es entonces cuando sentimos que hemos llegado a un lugar muy especial donde se dan la mano la historia y la naturaleza.

Una imagen y una leyenda.

Donde hay un monasterio, hay una leyenda. En el caso de Caños Santos, como señalan los investigadores Juan Antonio del Río y Francisco Siles en un interesante estudio, la leyenda fundacional “…es, desde la perspectiva etnológica, obviamente muy parecida a las de otros santuarios destacados y está relacionada con los acontecimientos fronterizos. Parte de una supuesta población muy antigua que, en tiempos de los godos, era ya sólo una pequeña villa”. No faltan en esta historia ninguno de los elementos propios de otras similares: una imagen de la virgen amenazada por los infieles que es preciso salvar, una gruta escondida y de difícil acceso, un pastor Tello Pascual que localiza la imagen de manera casi milagrosa, un noble protector a cuyas expensas se edifica una primera ermita, la devoción de los vecinos de las poblaciones cercanas que consolida el mito…

En el caso de Caños Santos, la leyenda se remonta a los primeros tiempos de la dominación musulmana de la península. La tradición popular cuenta que los habitantes de una supuesta aldea visigoda, Cenosía, ubicada en las cercanías de Olvera, escondieron una imagen de la virgen en una cueva para ponerla a salvo de las “profanaciones” que los invasores llevaban a cabo. Ocho siglos tuvieron que pasar hasta que en 1512, un humilde pastor, Tello Pascual, apacentaba sus vacas por las lomas de Valle Hermoso, en las cercanías de Caños Santos. Como quiera que todos los días una res se escapaba ladera arriba, Tello decide seguirla hallándola recostada en un fresco prado, por cuyas cercanías fluía un arroyo. Intentando averiguar el origen de dicho manantial, el pastor anduvo monte arriba hasta dar con una pared rocosa en la que una pequeña cueva llamó su atención. En el interior de la gruta una luz resplandeciente rodeaba, como no podía ser de otra manera, la imagen de la Virgen María. Tello Pascual, de vuelta a Olvera, comunica a las autoridades civiles y al clero lo sucedido, decidiéndose trasladar la imagen a la iglesia de la villa. Milagrosamente la talla desaparece siendo hallada en la cueva en la que Tello Pascual la encontrara por primera vez. Aunque de nuevo es llevada a Olvera, el hecho se repite hasta tres veces, en vista de lo cual se decide levantar una ermita en el lugar, al interpretarse que este es el "deseo de la Virgen".

Pero es en 1542, treinta años después de la primera aparición, cuando el monasterio comienza a edificarse. D. Juan Téllez Girón, Conde de Ureña, propone al franciscano Fray Martín de las Cruces, el establecimiento de una comunidad de frailes que a partir de entonces se harían cargo de los cultos en el convento que sustituyó a la primitiva ermita. Tal como recogen diferentes estudios, la devoción popular por la Virgen de Caños Santos se extendió por todos los pueblos de la zona atribuyéndosele numerosos milagros.

En 1810, con la llegada de las tropas invasoras francesas al lugar, los frailes escondieron la imagen de la virgen que fue trasladada a la vecina población de Cañete , donde permaneció durante unos años y a donde volvería definitivamente en la década de 1830, si bien acabaría siendo destruida en 1936 durante la Guerra Civil. La decadencia del convento vino con la Desamortización que provocó su abandono y su lenta y posterior destrucción. Aún hoy, en la iglesia parroquial de Alcalá del Valle se conserva la pila bautismal del monasterio y un relieve, salvado también de las ruinas del convento en el que se representa el momento en que Tello Pascual, buscando su vaca, encuentra a la Virgen.

Cuando visitamos Caños Santos por primera vez, hace veinticinco años, el convento se encontraba en ruinas y el lugar aparecía rodeado de una densa vegetación. Años después, en otras visitas, pudimos hacer algunas de las fotografías que acompañan este reportaje y que dan muestra del abandono que sufría el lugar. En una de estas imágenes un rebaño de ovejas ocupaba la nave de la iglesia, entonces sin techumbre. Estas escenas pastoriles nos recordaron aquellas otras de Tello Pascual si bien, lamentablemente, anunciaban la definitiva destrucción de lo que aún quedaba en pie.

Afortunadamente, en 1996 las ruinas del convento de Caños Santos pasaron a formar parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y dos años después se iniciaron los trabajos de restauración y recuperación de la iglesia, la torre, el convento y el resto de edificaciones, tareas que con no pocas vicisitudes se han prolongado durante más de una década con desigual empuje. El objetivo final es conseguir que el antiguo monasterio se convierta en un espacio de uso cultural y turístico tal y como se apunta en los proyectos existentes para un futuro cercano.

Para saber más:
- Bel Ortega, C. y García Lázaro, A.: Rutas por la comarca de Olvera. Cádiz. 1996.
- Del Río Cabrera, J. A y Siles Guerrero, F.: “De todos o ninguno: la sucesión devocional de la Virgen de Caños santos a la Virgen de los Remedios en las sierras de Cádiz Sevilla y Málaga”, en La religiosidad popular y Almería. Actas de las III Jornadas, pgs. 69-76. Instituto de Estudios Almerienses de la Diputación Provincial de Almería. Almería, 2004. (De esta publicación hemos tomado el grabado de la Virgen de Caños Santos).
- Del Río Cabrera, J. A.:La leyenda del hallazgo de la Virgen de Caños Santos”. Revista de Olvera, 42: 62-67. Olvera, 2005.
- Dorado Rueda, J. M.: Caños Santos (1515-1996). Alcalá del Valle, 1996.
- Jiménez M., Siles F. y Ramírez S.: La Tercera Orden Regular en Andalucía. Caños Santos. Historia y vida de un desierto franciscano en los confines del Reino de Sevilla. Ed. La Serranía, Ronda, 2008
- Mesa Gil, A.: Ocurrió en Valle Hermoso. Caños Santos. Cañete la Real (Málaga), 1994.


Puedes ver otros temas relacionados en nuestro blog enlazando con Paisajes con historia y Patrimonio en el medio rural.

 
Subir a Inicio