Por los Llanos del Republicano (y II).
Una visita a la Sima del Republicano y el torcal de Cancha Bermeja.




A nuestro amigo Diego Mendoza, espeleólogo.

La semana pasada les propusimos un paseo por los Llanos del Republicano, en Villaluenga del Rosario. Partiendo del Puerto de las Viñas, cruzamos por el alcornocal de la Sierra del Peralto y tras atravesar los llanos, llegamos al pie de las paredes de la Sierra de Líbar. En nuestro paseo de hoy, y para cerrar esta ruta circular, visitaremos la Sima del Republicano para acercarnos después hasta el aljibe de la Breña y el torcal de Cancha Bermeja. Desde aquí, ya en el camino de regreso, visitaremos el pozo del Espino y el cerro del Galapagar para volver, en un cómo recorrido apto para “todos los públicos”, al punto de partida.

En la Sima del Republicano.

El camino desde los Llanos hasta la Sima del Republicano puede hacerse por el sendero que discurre casi en paralelo al curso del arroyo o bien campo a través, paseando entre los prados y salvando fácilmente el cauce de los arroyos, con las paredes de la Sierra de Libar en nuestro horizonte cercano. Sea como fuere, los caminos nos llevan hasta los pies de la sierra en un punto donde se señaliza el sendero que asciende hasta el Puerto del Correo, que recorreremos en otra ocasión. En nuestro caso, nos desviaremos a la izquierda para seguir hasta la entrada de la sima, situada a unos 300 m, y a la que llegaremos siguiendo en paralelo a un murete de piedra seca atravesando por un hermoso paraje salpicado de encinas centenarias de gruesos troncos, auténticos monumentos naturales.



El cauce del arroyo de los Álamos nos conducirá hasta la boca de la sima a la que podremos acercarnos extremando el cuidado por lo húmedo y resbaladizo de las rocas que pisamos. Su actual nombre se debe, al parecer, a la creencia de que durante la Guerra Civil fue arrojado en ella el cadáver de un soldado del bando republicano, víctima de la cruel represión de aquella contienda (5). Sin embargo, este gigantesco sumidero era conocido con anterioridad como Sima del Cabo de Ronda y así figura en la cartografía de inicios del siglo XX y en otras fuentes documentales (6).

La sima es la salida natural de las aguas que se recogen en este gran “valle ciego” o “poljé”, actuando como un gran sumidero que canaliza las escorrentías de todos los arroyos que drenan el área de hundimiento de los Llanos. Presenta una entrada de grandes proporciones donde se aprecian en el lecho del arroyo “marmitas de gigante” o pilancones, así como grandes y pulidos cantos rodados, fruto de la erosión que las rocas de arenisca arrastradas por las aguas ejercen sobre la caliza. La sima es la boca principal del denominado Sistema o Complejo del Republicano, un gran laberinto subterráneo que cuenta al menos con otras bocas menores, como los sumideros de Cabito y La Raja (7).

Incluída en el Catálogo de Grandes Cavidades, la sima ha sido explorada y cartografiada por diferentes grupos de espeleología, datando las primeras referencias del año 1964 (8). En su exterior sorprende su gran porche de entrada que da acceso, sólo ya para los espeleólogos expertos y bien equipados, a sus galerías interiores, donde en algunos tramos hay descensos de gran verticalidad que terminan en la cota -200 m (aprox.). En su “fondo”, existe un lago sifonante que solo permite avanzar hacia zonas más profundas a los espeleobuceadores dotados de equipos complejos, habiéndose logrado descender unos -60 m. por debajo del nivel del agua. El desarrollo que en la horizontal alcanza la cavidad, sobrepasa los 1.600 m. y la cota más baja alcanzada se estima, incluyendo el tramo buceado, en -260 m, si bien los sondeos realizados estiman una profundidad en torno a los -300 m.” (9).

Con respecto a la circulación de las aguas por el interior del sistema cárstico, aún existen dudas. Mientras que parece quedar claro que las que se pierden por la Sima de Villaluenga afloran después por los manantiales de Ubrique (10) aún se requiere una mayor investigación sobre donde lo hacen las que se infiltran por la Sima del Republicano. Para algunos autores, esta cavidad se define como “una captura Kárstica, que en un principio se dirigía hacia la cuenca de Ubrique, a través de la vaguada de la Loma de Barrida” (11). Estudios realizados por la Universidad de Málaga con trazadores apuntan a que sus aguas vierten al valle del Guadiaro, al otro lado de la Sierra de Libar, realizando un gran recorrido subterráneo de 18 km. para aflorar en la surgencia conocida con Fuente del Moro, en la Garganta de las Buitreras próxima a la Estación de El Colmenar, en el término municipal de Cortes de la Frontera (12).

Los grandes caudales que se infiltran por la sima del Republicano dan lugar a que, en ocasiones excepcionales, esta cavidad “llega a llenarse totalmente de agua, cuando la zona se ve sometida a fuertes lluvias, formándose un gran lago en los Llanos, aunque según cuentan los lugareños este fenómeno dura poco tiempo, llegándose a vaciar con fuertes estruendos” (13). Esta circunstancia ya fue observada hace ahora justo un siglo por el geólogo Juan Gavala Laborde quien al describir la Sima del Cabo de Ronda cuenta que “…esta sima presenta la particularidad de cegarse en ocasiones, quedando



las aguas remansadas en los llanos que se extienden a lolargo de la sierra, y que, sin duda por este motivo se llaman las Eras del Pantano. Estos embalses duran poco tiempo, pues la misma presión del agua estancada pone en franquicia los conductos subterráneos
” (14).

Por las faldas de Cancha Bermeja. El Aljibe de la Breña.





Después de asomarnos a la boca de la sima y descansar un poco, continuamos nuestra ruta siguiendo el curso del arroyo de los Álamos que corre paralelo a la base de la sierra y que llevamos siempre a nuestro lado vadeándolo en varias ocasiones. Caminamos ahora por un hermoso paraje y en nuestro camino afloran de vez en cuando unos curiosos estratos casi verticales de escaso grosor, desgastados por la erosión que corresponden a las margocalizas cretácicas, reconocibles por sus tonos rosados. Estos materiales se asientan sobre las calizas jurásicas, rellenando parcialmente el fondo del valle.

Aulagas, retamas y majuelos, nos acompañan en este tramo, junto a magníficos ejemplares de encinas entre las que vemos también arbustos de espino blanco o majoleto, parasitados en ocasiones por el muérdago.

Entre el roquedo destacan ejemplares aislados de arce de Montpellier, que habremos visto también junto a la sima y que en otoño presentan un hermoso follaje de tonos dorados. Llegamos así a un antiguo muro de piedra cuyo vallado sortearemos por una angarilla (somier). Hemos recorrido algo más de 1 km. desde que dejamos atrás la sima y nos encontramos en las proximidades del cortijo de los Núñez, a los pies de Cancha Bermeja.



Una cancela metálica nos permite acceder hasta el Aljibe de La Breña, cuya silueta adivinamos entre un hermoso prado sombreado con encinas centenarias entre las que los cerdos de la montanera buscan sus bellotas.





El aljibe es un típico ejemplo de la arquitectura tradicional de la sierra. De planta octogonal, tiene paredes de piedra que sujetan una bóveda de sillares de canto y ladrillo, rematada por una cubierta piramidal con teja árabe, que actualmente ha sido desmontado para su reparación. Aunque ha perdido parte de su encanto, el aljibe es una hermosa construcción que, como otros de la sierra, forma parte del patrimonio etnográfico ligado a la cultura del agua. Así nos lo recuerda las fotografías que tomamos hace más de quince años, o las más recientes que nos ha facilitado nuestro amigo José Luis Valencia Oca, de





hace apenas cinco años (15). En una de sus paredes presenta un arco que, protegido por una barandilla de hierro, permite asomarnos al interior. Junto a él unas pilas labradas en grandes bloques calizos, sirven de abrevadero al ganado que pasta por estos predios. Como sistemas de captación de agua se utilizaban canalizaciones (ya desaparecidas) que desde el tejado la conducían al interior a través de unos orificios aún visibles en las paredes, o se recogía directamente del empedrado existente en los alrededores del aljibe al que fluía mediante un canalillo de piedra que aún se conserva.



Frente al aljibe se alzan los paredones calizos cuarteados y fisurados de Cancha Bermeja, que desde aquí podremos apreciar en toda su amplitud. En este paraje, a cuyos pies se encuentra el Cortijo de los Núñez, se ha desarrollado singularmente el modelado cárstico dando lugar a un pequeño torcal, apreciándose amplias zonas de lapiaz, curiosas apilaciones de rocas y callejones laberínticos formados a expensas de las numerosas diaclasas o fracturas que se abren en los bloques rocosos, entre los que es fácil ver algún ejemplar de cabra montés, presente en la Sierra de Libar (16).

El nombre de Cancha Bermeja obedece a los peculiares tonos rojizos que en superficie presenta la caliza en este lugar. Sobre la causa, Gavala apuntó que "la coloración roja con el que aparece teñida a manchas las calizas jurásicas se debe a la presencia de hidróxido de hierro” (17). Al describir el peculiar modelado cárstico de las sierras del Endrinal y Libar, donde se manifiesta con más intensidad, el geólogo nos recuerda que “otro rasgo propio de las calizas del jurásico es la forma especial de fracturamiento y modo de descomponerse en la superficie, sobre todo en los parajes donde las capas están horizontales viéndose la roca dividida en grandes trozos, limitados en todos sentidos por superficies curvas, sin que se ajusten, como es consiguiente, los unos con otros. Esto demuestra que las presiones y empujes que produjeron la rotura de las capas se ha sumado el trabajo de corrosión de un agente químico que fue poco a poco disolviendo la parte exterior de los fragmentos, y que no es otro, evidentemente, sino las aguas de infiltración cargadas de ácido carbónico. De la misma manera se detiene también en estos hermosos paisajes de gran interés geológico que, como en el torcal de Cancha Bermeja, pueden verse en otros lugares de la sierra: “Otro aspecto del ataque de las calizas jurásicas por las aguas de lluvia son los callejones laberínticos que se forman... cuando las capas están horizontales y que en la provincia de Málaga se llaman torcales". Estos fenómenos de denudación que semejan ciudades en ruinas, donde los callejones "se entrecruzan en distintas direcciones dando origen a un paisaje grandioso y pintoresco" (18).

El camino de regreso. Por la Fuente del Espino.



Tras la visita al Aljibe de la Breña, a los pies de Cancha Bermeja, retomamos ahora nuestros pasos hasta la primera angarilla para desde aquí iniciar el camino de regreso. Sin embargo, en lugar de volver hasta la Sima, seguiremos el curso del arroyo del Lazareto, que se une al de Los Álamos junto a la angarilla, y rodearemos, en un cómodo paseo, el Cerro del Galapagar, donde se asienta un encinar adehesado.



En la ladera norte del cerro, por la que caminamos, reclama nuestra atención una curiosa construcción en la que observamos muretes y paredones de piedra seca, con ese curioso color cárdeno de la roca arenisca de estos parajes. Se trata de la Fuente del Espino. Si nos acercamos, veremos que nos encontramos ante un modesto, pero completo sistema de captación de agua. En la parte superior, los manantiales están protegidos por pequeñas paredes de piedras cubiertas con una gran losa, para impedir el acceso directo de los animales a la surgencia. Desde ellos se canaliza el agua hasta un aljibe, que encontramos tras un muro de piedra de arenisca que lo protege, a modo de cercado, de las vacas y ovejas que pastan en estos prados. Cuando rebosa, se forma a sus pies una gran charca que se mantiene en el tiempo.



Junto al muro hay también otra corraleta y algo más abajo, a orillas del arroyo del Lazareto, veremos el Pozo del Espino, que recoge las escorrentías de estas laderas y mantiene siempre un buen nivel de agua de la que se beneficia el ganado que pasta por los Llanos.

Retomamos nuestro camino dejando atrás esta curiosa fuente. A nuestra derecha se divisa ahora, a corta distancia, el Cortijo del Galapagar, ya en los linderos del alcornocal de Matagallardo, mientras seguimos rodeando el cerro del Galapagar donde se conservan buenos ejemplares de encinas.



En este tramo tendremos oportunidad de ver los restos de antiguas cabañas de pastores, de las que apenas quedan los muros de piedra seca que se cubrían con techos de ramas y brezo, o las corraletas donde se guardaba el ganado y que dan fe de las duras condiciones de vida que antaño tenía el hombre de la sierra.

Tras ese recorrido circular en torno al cerro, de algo más de 2 km, enlazaremos con el sendero de regreso, casi en el punto donde se encuentra la cancela y el mirador. Desde aquí, bastará seguir la pista que en apenas 1,5 km nos dejará otra vez en el Puerto de Las Viñas, donde habíamos iniciado nuestro itinerario.



Antes de adentrarnos en el bosque, no podemos dejar de hacer un alto para admirar de nuevo los perfiles de la Sierra de Libar que con el sol de la tarde adquieren nuevas tonalidades y aún se nos muestran más hermosos.

Para saber más:
(1) Una descripción de esta ruta, desde el punto de vista naturalista puede verse en: Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte. Guías naturalistas de la Provincia de Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, pp. 286-292.
(2) Becerra Parra, M.: Parque Natural Sierra de Grazalema, Guía del Excursionista, Ed. La Serranía, 2006, p. 150.
(3) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas en el sector nordeste del polje del Republicano. Villaluenga del Rosario”, pp. 299-305; en Santiago Pérez, A. Martínez García A. y Mayoral Valsera, J. (Editores): I Congreso Andaluz de Espeleología. Actas, Excmo. Ayto. de Ronda, Federación Andaluza de Espeleología, 2000, p. 300. Puede consultarse también Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte… obra citada, p. 289.
(4) Romero Zarco, P.: Itinerario de Biología-Geología, Sevilla Sierra de Libar, ICE Universidad de Sevilla, 1981.
(5) Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito”, p. 225-231 en Calaforra Chordi, J.M. y Berrocal Pérez, J.A. (Coord.) El Karst de Andalucía (Geoespeleología, Bioespeleología y Presencia Humana), Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 2008, p. 225.
(6) Como Sima del Cabo de Ronda figura ya en la primera edición de 1917 de la hoja 1050-Ubrique del IGN, y en el Mapa de la Serranía de Grazalema trazado por Juan Gavala en 1917 que puede consultarse en Gavala y Laborde, Juan.: Descripción geográfica y geológica de la Serranía de Grazalema, Boletín del Instituto Geológico de España, tomo XXXIX, p. 3-143, Madrid, 1918. La denominación local de Sima del Tiro de la Barra aparece también en muchas fuentes documentales, como por ejemplo en Becerra Parra, M.: Parque Natural… obra citada, p. 151.
(7) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas en el sector nordeste del polje del Republicano”, Andalucía Subterránea, 2001, pp. 16-30.
(8) Entre los grupos más destacados citamos GEX, GIEX, GEOS-Sevilla, GES- Málaga o Espeleoclub Karst. Una historia de la exploración de la sima del Republicano puede verse en Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito” …, obra citada.
(9) Sobre la descripción interior de la sima y sus características técnicas: Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito” …, obra citada, y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas… obra citada, p. 22.
(10) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.: Estudio descriptivo de cavidades kársticas de la Manga de Villaluenga (Cádiz), Agencia de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, 1992, p. 15.
(11) Delannoy, J.J.: Reconocimiento biofísico de espacios naturales de Andalucía. Serranía de Grazalema. Sierra de las Nieves, Junta de Andalucía, Agencia de Medio Ambiente y Casa de Velázquez, 1987, p. 19.
(12) Una referencia a estos interesantes estudios puede leerse en: Romo, J.L.:Sifón “Charco del Moro”. Las Buitreras”, publicado el 11/04/2007 en la web blog Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas: ., disponible en el siguiente enlace: https://explorandalucia.wordpress.com/2007/04/11/sifon-charco-del-moro-las-buitreras/, consultado el 12/01/2017.
(13) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas… obra citada, p. 22.
(14) Gavala y Laborde, Juan.: Descripción… obra citada, p. 143.
(15) Un completo reportaje sobre el Aljibe de la Breña puede verse en Valencia Oca, J.L.: “Aljibe de la Breña”, Blog Cuaderno de Campo Payoyo, 25/12/2012. Enlace: http://cuadernodecampopayoyo.blogspot.com.es/2012/12/aljibe-de-la-brena.html
(16) Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte… obra citada, p. 291.
(17) Gavala y Laborde, Juan.: Descripción… obra citada, p. 80.
(18) Ibidem, pp. 80-81.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar: Geología y paisajes, Parajes naturales, Rutas e itinerarios.

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 28/01/2018

Por los Llanos del Republicano (I).
Un paseo por los alrededores de Villaluenga del Rosario




A nuestro amigo Diego Mendoza, espeleólogo.

Como los lectores saben, el Parque Natural de las Sierra de Grazalema encierra entre sus montañas y valles rincones de gran belleza en los que, a un privilegiado escenario natural, se suma el interés histórico y etnográfico de muchos de estos lugares. Este es el caso de un singular paraje conocido como los Llanos del Republicano, en Villaluenga del Rosario, por el discurre una de las rutas más frecuentadas de estas sierras que, con algunas variantes, vamos a recorrer en nuestra salida de este domingo.

Cruzando el bosque.



Saliendo del pueblo de Villaluenga, una pista bien señalizada que arranca junto a la piscina municipal nos lleva hasta el Puerto de las Viñas (o de La Mesa), a un km. del pueblo, donde se ha habilitado un aparcamiento para quienes han llegado hasta aquí en su vehículo. Desde este lugar, y caminando en todo momento por una pista forestal de cómodo recorrido, la ruta atraviesa, en su primer tramo, un frondoso bosque de encinas y alcornoques que se desarrolla en las faldas de las Sierra del Peralto (1).

Nada más iniciar la marcha observamos a nuestra derecha un pinar de repoblación que, como las manchas existentes en la Garganta de Barrida y en otros parajes cercanos, “formaron parte de las medidas correctoras destinadas a evitar la erosión en toda la cuenca que drena al Embalse de los Hurones” (2). Al poco, llegaremos a una cancela donde un cartel nos indica que andamos por el Camino de las Merinas cruzando el Monte Lomas y Matagallardo, como se conoce también a esta zona de la sierra. A 500 m del inicio de la ruta encontraremos una bifurcación en la que tomaremos el camino de la derecha que nos llevará en dirección a los Llanos, cruzando el bosque.



Este hermoso bosque, adehesado en algunos parajes, forma parte de una gran mancha arbolada que desde Villaluenga cubre las faldas de La Mesa (donde nos hallamos) y la Piedra Alta, llegando hacia el noreste hasta las laderas de los Terrazgos y las Cumbres, cerca ya del Puerto de los Alamillos y del término de Ronda. La naturaleza geológica de estos montes que atravesamos en la primera parte del recorrido, donde la roca que predomina es la conocida como “areniscas del Aljibe”, permite el desarrollo de un extenso alcornocal, que nos muestra algunos grandes ejemplares recientemente descorchados. Con todo, en este sector que cruza nuestro camino, observamos una gran abundancia de encinas, especie dominante en todas las manchas calizas de la Sierra de Grazalema y que aquí se presenta paradójicamente sobre suelos silíceos. Entre los árboles van de un lado a otro los cerdos ibéricos que se crían en montanera aprovechando el abundante pasto de bellotas de estos montes. Junto a los “cochinos” también pueden verse vacas, cabras y ovejas en las zonas más cercanas a los Llanos, donde antaño se aclaró el arbolado y el matorral, transformándose el bosque en dehesas o en praderas abiertas salpicadas de encinas.

A ambos lados de la pista reclama la atención del paseante curioso la roca arenisca, de llamativas tonalidades pardas, amarillentas y rojizas, que nos permitirán diferenciarla fácilmente de la caliza, que, a excepción de este tramo, está presente en el roquedo de todas las sierras cercanas. La mancha de areniscas del terciario ocupa en este sector una gran superficie que penetra, a modo de lengua rocosa, entre las moles de calizas jurásicas de las sierras del Endrinal y Caíllo que hemos dejado a nuestras espaldas junto a Villaluenga, y la de Libar, que veremos enseguida al otro lado de los Llanos.

Caminando por los Llanos.

Cuando llevamos recorrido 1,5 km desde nuestra salida, un hermoso paraje se abre ante nosotros a punto de abandonar el bosque. Una amplia depresión orientada de noreste a sureste nos permite apreciar, en primer término, la gran mancha boscosa que acabamos de cruzar. Al frente, un gran llano desprovisto de vegetación que se aprovecha para usos ganaderos, se extiende hasta los pies de las paredes de la sierra que nos muestra, cerrando el horizonte, su abrupto roquedo.



Llegamos así a una cancela junto a la que se ha instalado un porche y mirador para descansar un rato mientras admiramos este sorprendente paisaje que nos transmite sensaciones de paz y sosiego.



Ante nosotros se ofrece una magnífica panorámica de los Llanos del Republicano y de las cumbres calizas de la Sierra de Libar que nos muestran de izquierda a derecha, el torcal de Cancha Bermeja, el pico de Mojón Alto (1295 m), que sobresale en el relieve casi en la vertical de la Sima del Republicano que se abre a sus pies. Una gran canal, en forma de embudo, indica el camino



hacia el collado donde se encuentra el Puerto del Correo (también conocido como del Tiro de la Barra) paso natural que desde siglos atrás comunica con los Llanos de Libar, dejando entrever las cumbres de la Sierra del Palo, al otro lado de estos llanos. A la derecha, más cercanas a nosotros, despuntan las cimas de los Navazos de Libar y el Peñón Bermejo (1212 m) montes todos ellos que marcan el límite entre las provincias de Cádiz y Málaga.



Retomamos nuestro camino por los Llanos, una gran depresión cerrada que, por el noreste, a nuestra izquierda, se comunica a través de suaves pendientes con el valle del Campobuche. En dirección contraria, hacia el suroeste después de superar las lomas de Las Merinas, el paisaje se abre a la Garganta de Barrida, ya en el término de Ubrique. Estos llanos constituyen una formación geológica conocida con el nombre de “poljé” que, en síntesis, se trata de un gran valle alargado, con fondo más o menos plano, rodeado de sierras escarpadas. Habitualmente suelen estar recorridos por uno o varios arroyos cuyas aguas se drenan a través de un sumidero o sima.

En el caso del “poljé” del Llano del Republicano, uno de los mayores del Parque Natural, cierran el valle las sierras del Peralto y de Libar y Mojón Alto junto a sus estribaciones. Sus aguas son recogidas por los arroyos de Los Álamos, del Lazareto, de los Pajares y de otros cursos menores, siendo conducidas hasta la Sima del Republicano por la que penetran al interior del gran acuífero de Libar para aflorar después, como veremos, al cauce del río Guadiaro.



Estructuralmente, los Llanos constituyen el fondo de un sinclinal, (o lo que es lo mismo, un gran pliegue en forma de “V”) en el que afloran materiales cretácicos que aquí están representados por margas blancuzcas o rojizas de aspecto pizarroso cuyos estratos pueden verse en muchos puntos de nuestro recorrido aflorando llamativamente sobre los prados (3).

Tras dejar atrás el mirador de los llanos, encontraremos a 500 m una bifurcación. Debemos seguir ahora, como nos indican las señales, el camino de la izquierda que nos llevará hasta los pies de la Sierra de Libar y hasta la Sima del Republicano. Especialmente recomendable es hacer esta ruta en invierno o en primavera, cuando después de las lluvias, el agua corre cristalina por los arroyos y los Llanos se cubren con el manto verde de sus prados salpicados de flores, donde no faltan nunca los lirios y las orquídeas.

Siguiendo la ruta, el camino discurre plácidamente dejando a la izquierda el Cerro del Galapagar que luego rodearemos en nuestro camino de regreso, donde se asienta un encinar adehesado. Las ovejas y cabras, de las que después se obtendrá la leche para los famosos quesos payoyos de Villaluenga, pastan aquí en los prados, donde apenas quedan ya árboles y dónde solo crecen los majoletos.



Nuestro camino sigue junto al arroyo que ha excavado su lecho en sus propios sedimentos arcillosos.

El paseo por los Llanos nos ofrece múltiples contrastes ya que constituyen un auténtico “ecotono”, es decir, una zona de separación, de transición entre dos ecosistemas distintos, entre dos “mundos” diferentes; el constituido por la masa boscosas de alcornoques y encinas, con sus comunidades animales y su característica vegetación acompañante (brezos y brecina, escobones, jaras, jaguarzos, majoletos…), y el originado en torno a la sierra de Libar. Este último, marcado por el predominio de la encina, cuenta con una gran variedad de especies vegetales rupícolas y de comunidades de aves de roca, además de con la presencia de mamíferos de gran interés como la cabra montés, que no hallamos en el alcornocal (4).

(Continuará. Próximo domingo: En la Sima del Republicano. Por las faldas de Cancha Bermeja. El Aljibe de la Breña. Por el Arroyo del Lazareto. La Fuente del Espino. El alcornocal de Matagallardo).

Para saber más:
(1) Una descripción de esta ruta, desde el punto de vista naturalista puede verse en: Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte. Guías naturalistas de la Provincia de Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz, pp. 286-292.
(2) Becerra Parra, M.: Parque Natural Sierra de Grazalema, Guía del Excursionista, Ed. La Serranía, 2006, p. 150.
(3) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas en el sector nordeste del polje del Republicano. Villaluenga del Rosario”, pp. 299-305; en Santiago Pérez, A. Martínez García A. y Mayoral Valsera, J. (Editores): I Congreso Andaluz de Espeleología. Actas, Excmo. Ayto. de Ronda, Federación Andaluza de Espeleología, 2000, p. 300. Puede consultarse también Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte… obra citada, p. 289.
(4) Romero Zarco, P.: Itinerario de Biología-Geología, Sevilla Sierra de Libar, ICE Universidad de Sevilla, 1981.
(5) Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito”, p. 225-231 en Calaforra Chordi, J.M. y Berrocal Pérez, J.A. (Coord.) El Karst de Andalucía (Geoespeleología, Bioespeleología y Presencia Humana), Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 2008, p. 225.
(6) Como Sima del Cabo de Ronda figura ya en la primera edición de 1917 de la hoja 1050-Ubrique del IGN, y en el Mapa de la Serranía de Grazalema trazado por Juan Gavala en 1917 que puede consultarse en Gavala y Laborde, Juan.: Descripción geográfica y geológica de la Serranía de Grazalema, Boletín del Instituto Geológico de España, tomo XXXIX, p. 3-143, Madrid, 1918. La denominación local de Sima del Tiro de la Barra aparece también en muchas fuentes documentales, como por ejemplo en Becerra Parra, M.: Parque Natural… obra citada, p. 151.
(7) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas en el sector nordeste del polje del Republicano”, Andalucía Subterránea, 2001, pp. 16-30.
(8) Entre los grupos más destacados citamos GEX, GIEX, GEOS-Sevilla, GES- Málaga o Espeleoclub Karst. Una historia de la exploración de la sima del Republicano puede verse en Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito” …, obra citada.
(9) Sobre la descripción interior de la sima y sus características técnicas: Millán Naranjo, J.:El sistema Republicano-Cabito” …, obra citada, y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas… obra citada, p. 22.
(10) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.: Estudio descriptivo de cavidades kársticas de la Manga de Villaluenga (Cádiz), Agencia de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, 1992, p. 15.
(11) Delannoy, J.J.: Reconocimiento biofísico de espacios naturales de Andalucía. Serranía de Grazalema. Sierra de las Nieves, Junta de Andalucía, Agencia de Medio Ambiente y Casa de Velázquez, 1987, p. 19.
(12) Una referencia a estos interesantes estudios puede leerse en: Romo, J.L.:Sifón “Charco del Moro”. Las Buitreras”, publicado el 11/04/2007 en la web blog Asociación Andaluza de Exploraciones Subterráneas: ., disponible en el siguiente enlace: https://explorandalucia.wordpress.com/2007/04/11/sifon-charco-del-moro-las-buitreras/, consultado el 12/01/2017.
(13) Pedroche Fernández, A. y Mendoza López, D.:Investigaciones espeleológicas… obra citada, p. 22.
(14) Gavala y Laborde, Juan.: Descripción… obra citada, p. 143.
(15) Un completo reportaje sobre el Aljibe de la Breña puede verse en Valencia Oca, J.L.: “Aljibe de la Breña”, Blog Cuaderno de Campo Payoyo, 25/12/2012. Enlace: http://cuadernodecampopayoyo.blogspot.com.es/2012/12/aljibe-de-la-brena.html
(16) Bel Ortega, Carlos y García Lázaro, Agustín (1990): La Sierra Norte… obra citada, p. 291.
(17) Gavala y Laborde, Juan.: Descripción… obra citada, p. 80.
(18) Ibidem, pp. 80-81.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar: Geología y paisajes, Parajes naturales, Rutas e itinerarios.

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 21/01/2018

 
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