Una Excursión Botánica con el Padre Vicente Martínez Gámez (1915)


Portada del libroJunto a los numerosos testimonios gráficos y documentales que sobre la flora del entorno de la ciudad se conservan, sobresale por su especial valor didáctico el del Dr. D. Vicente Martínez Gámez. Presbítero, Camarero de honor de su Santidad y Catedrático por oposición de Historia Natural en el Instituto de Jerez, D. Vicente Martínez fue también un enseñante innovador en el campo de las Ciencias naturales y en la utilización del entorno como recurso didáctico. En su obra “Recuerdo de unas excursiones botánicas”, recoge una muestra de los trabajos que realizó con sus alumnos a la vez que deja testimonio de las especies arbóreas y arbustivas que pueden ser vistas en el Jerez de 1915, así como una selección de las especies herbáceas más significativas que podían encontrarse en los alrededores de la ciudad, con especial mención a las orquídeas.

Orchis italicaAdemás del valor testimonial que tienen sus apuntes sobre la flora de nuestro entorno, vistos un siglo después, la aportación del padre Vicente Martínez tiene un marcado carácter pedagógico que conecta con las corrientes más innovadoras del momento. La utilización del medio como elemento didáctico estuvo presente en los movimientos educativos renovadores de finales del siglo XIX representados en España por la Institución Libre de Enseñanza. De la mano de su creador, D. Francisco Giner de los Ríos, el estudio de la naturaleza, las excursiones geológicas y botánicas y la observación científica, cobraron un inusitado protagonismo. Las experiencias de D. Vicente Martínez, así como la de otros profesores del Instituto de Jerez, entroncan con esta misma línea renovadora.

Como apoyo práctico a los programas de Ciencias Naturales organiza excursiones por los alrededores de la ciudad al objeto de estudiar la flora y vegetación, los minerales, los animales... Entre los lugares destino de esas salidas se encuentran La Sierra de San Cristóbal, Cerro Ophrys speculumFrutos, Los Albarizones, La Cartuja, Los Garciagos, La Torre de Melgarejo, La Alcubilla, los llanos de Caulina, la Laguna de Torrox, o las playas de San Telmo. De todas ellas el padre Martínez ofrece amenos relatos salpicados de los datos científicos de sus hallazgos y de consideraciones pedagógicas acerca del valor de la observación directa. Junto a las salidas al campo se aborda también el estudio de la naturaleza en la ciudad: "También pusimos empeño, por creerlo de interés, en que nuestros alumnos conociesen los árboles de los arrecifes, parques, jardines Ophrys fuscay paseos de la ciudad, así como las plantas ornamentales exóticas más principales -siquiera muchas no estaban en condiciones de clasificación- que se cultivan por doquier en tierra tan amante de las flores, puesto que en Jerez... cada Ophrys fuscaazotea es un huerto, un jardín cada balcón y cada patio un edén. No de otro modo podrían darse cuenta del sinnúmero de plantas raras, de otras regiones, que saltan a la vista de un mediano observador en plazas, parques y jardines".

Más de cincuenta especies de árboles y arbustos presentes en nuestras calles y plazas son mencionadas en sus trabajos (casuarina, aracauria, magnolio, aromo, acacia, árbol del amor, jacarandá,…). Mención especial merecen los tejos, los cedros del Líbano o varias especies de eucaliptos (E. rostrata, E. amygdalina), hoy ausentes en nuestros jardines. En su librito, el padre Vicente Martínez, se lamenta del poco eco que han tenido entre sus paisanos, los trabajos del célebre botánico jerezano José María Pérez Lara, a quien debemos la primera gran obra sistemática de la flora de la provincia “Florula gaditana”, y del que nos ocuparemos en próximas entradas.

Ophrys bombylifloraEn sus excursiones, realizadas durante la primera quincena de abril de 1915, el padre Martínez Gámez menciona más de setenta especies de plantas herbáceas silvestres que crecen en torno a la ciudad. Sin embargo, las que más atraen su atención, a juzgar por las descripciones que les dedica, son las Orquídeas: “las pertenecientes al género Ophrys llevan ese nombre, porque dicha palabra significa en griego, entre otras acepciones, arrogancia, lujo, fastuosidad…”. A estas especies dedicará no pocas observaciones realizando también Ophrys bombylifloravarias acuarelas con cuyas láminas ilustra la publicación de sus trabajos. De la misma manera, detalla el lugar donde las encuentra: “las especies de orquidáceas recolectadas son la Ophrys apifera Huds, la speculum Lk. la bombyflora Lk. la lutea Cav. y la fusca Lk. La primera y la segunda crecen en abundancia en el pinar que hay, Ophrys lutea Cavpasadas Las Cruces a la izquierda de la carretera de Jerez al Puerto de Santa María, y también cogimos un ejemplar… por encima de la fuente de Los Albarizones, próxima a Cartuja. En este mismo sitio recolectamos diez o doce ejemplares de la bombyflora, que luego recogimos en mayor cantidad en los Garciagos, pasada la llamada Torre de Melgarejo, así como también la Ophrys lutea, único punto donde pudimos estudiarla. La Ophrys fusca, la encontramos en las canteras de la mencionada Sierra de San Cristóbal, y solamente recogimos tres ejemplares en buen estado.”

Nosotros hemos vuelto a recorrer casi cien años después, también durante la primera quincena de abril, estos mimos lugares en busca de las especies descritas por el padre Vicente Martínez. Buena parte de estos lugares que se encontraban en Los protagonistasambientes rurales, han sido “colonizados” por la ciudad o afectados por obras públicas. Junto a Las Cruces, se conserva todavía un pinar y en sus proximidades, en S. Cristóbal hemos visto la llamativa Ophrys apifera. En el cerro de Lomopardo, aún pueden observarse algunas de las especies que se mencionan en esta publicación, como Ophrys fusca, junto a otra que no figura en sus listados pero que es verdaderamente hermosa, Orchis italica. El entorno de Los Garciagos ha sido urbanizado, aunque en sus cercanías, junto al Cerro Naranja, hemos fotografiado también O. apifera. En Los Cejos, junto a la Laguna de Medina, hemos encontrado otra de las orquídeas mencionadas por el padre V. Martínez: O. speculum.

Ophrys apiferaComo nuestro botánico, “no terminaremos sin consignar, en honor suyo, los nombres de los alumnos que nos acompañaron en las excursiones, de las cuales, a decir de ellos mismos, conservarán siempre gratísimo recuerdo: Manuel Sandoval, Pedro Máximo Ruiz, Vicente Chamorro Latorre, Eduardo Bohorquez Lacave, Pedro Ruiz-Berdejo, José Pomar Atienza, J.A. Fernández Azpitarte, Manuel Peñalver Ávila, José Mato soto, J. María García Figueras, Ramón Pérez Más y Manuel García Pelayo.” En otra ocasión, “saldremos de excursión” con el Padre Vicente Martínez para observar rocas y minerales en torno a Jerez.

Para saber más:
- Martínez Gámez, V.: Recuerdo de unas excursiones botánicas. Imprenta y Litografía Jerezana, Jerez, 1915.

- Las fotografías de Ophrys bombyliflora y O. lutea han sido tomadas de Flora Silveste Gaditana, a cuyos autores agradecemos la cesión para este artículo


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Foto denuncia:
S.O.S. por el Puente de Cartuja


Puente de Cartuja
En nuestra anterior entrada hacíamos un recorrido por aquellos elementos de nuestro patrimonio monumental repartidos por el medio rural que ya se han reconocido como Bienes Catalogados. De la misma manera nos referíamos a otros muchos que reclaman tener, a nuestro entender, una adecuada protección por reunir valores históricos, arquitectónicos, etnográficos o monumentales. Todos estos méritos los posee sobradamente el Puente de Puente de CartujaCartuja que merecería su inclusión en el catálogo de Bienes de Interés Cultural.

Levantado con grandes esfuerzos en la primera mitad del siglo XVI, el “Puente de Cartuja” permitió salvar el tradicional Vado de Medina, paso obligado de los caminos que se dirigían hacia el Campo de Gibraltar y hacia la Bahía de Cádiz. El facilitaba así, entre otras muchas cosas, acudir puntualmente en auxilio de los ataques de los piratas berberiscos y de las incursiones de la armada inglesa. Pocos discuten que el “Puente de Cartuja” forma parte de nuestra historia y que, más que una obra pública, es todo un monumento. Sobrevivió al terremoto de Lisboa, a la ocupación francesa y, durante quinientos años, a las avenidas del Guadalete. Sin embargo, no estamos seguros de que pueda sobreponerse al vandalismo, al deterioro, al desprecio y al olvido que parece haber caído en las últimas décadas sobre esta gran obra.

Puente de CartujaSentimos sana envidia de las restauraciones que últimamente se han llevado a cabo en viejos puentes como el de Piedra, en Zaragoza o como la más reciente del Puente Romano de Córdoba. Cuando vimos que hace tan sólo unos años se restauraban y consolidaban el puente de San Miguel, en Arcos, y el de La Barca, ambos en el Guadalete, pensamos que ya le llegaba el turno, siguiendo el curso del río “aguas abajo” a nuestro querido Puente de Cartuja. Pero nos equivocamos.

Desde el punto de vista funcional, el Puente de Cartuja perdió el papel predominante que había tenido como paso obligado de la carretera Jerez-Los Barrios con la construcción de los nuevos puentes de hormigón armado sobre el Guadalete, pasando entonces a desempeñar un papel secundario. Esta paulatina pérdida de uso ha ido acompañada de un preocupante deterioro a todos los niveles y el Puente de Cartuja ofrece hoy un aspecto “indigno” que no hace justicia a su historia ni a su valor monumental.

Puente de CartujaDe un tiempo a esta parte, hemos asistido a la progresiva ocupación del puente por estructuras metálicas “extrañas” que se han “incrustado” en la parte superior de sus arcos para sustento de conducciones, tuberías, y cables, sin la menor preocupación, no ya por el lamentable impacto visual que causan, sino por el deterioro que las mismas puedan haber provocado a los sillares originales. El estado de abandono se ha extendido también a la propia fábrica y resulta penoso comprobar cómo se Puente de Cartujahan cegado progresivamente sus arcos, cómo se han aplicado en los mismos penosos pegotes de mortero, cómo la valiosa lápida en la que se da cuenta de su construcción está semioculta, cubierta por sedimentos, basura y vegetación. Una edificación contigua ha realizado obras en uno de sus extremos y en el otro, se ha construido un corral, “integrando” sus barandillas como cerca. Entre sus sillares, en los tajamares o en el arranque de sus arcos, crecen eucaliptos e higueras que amenazan también sus centenarias piedras y han hecho mella en sus barandillas que se presentan rotas, oxidadas y dobladas en muchos puntos. Y los tubos, esos tubos que por delante y por detrás, por arriba y por abajo, han roto su estética y sus sillares…

Puente de CartujaJunto al Puente, su entorno ha sufrido también el deterioro y el olvido, sin que ninguna administración responsable parezca haber notado nada. El estado de las riberas y alamedas, con vertidos de escombros, de aguas fecales y de enseres domésticos, es lamentable. Construcciones colindantes al propio puente, cercados, vallados, casetas, aparcamientos, taludes de hormigón de una antigua gravera, tendidos de cables… contribuyen a que al deterioro de la propia obra Puente de Cartujaarquitectónica haya que añadir también un grave impacto paisajístico.

Algunos de sus arcos se han “cegado”, literalmente, con cercas de alambre, con somieres, con las vallas de un parque infantil… En otro de los arcos, el recubrimiento de protección de las roscas de ladrillo ha cedido a las llamas de las fogatas que se encienden bajo su abrigo. En otro más, cual vertedero improvisado, abundan los enseres domésticos y la basura. Bajo otro arco, el chasis de un automóvil es la imagen misma del abandono en el que se ha convertido este lugar.

Puente de CartujaEl Puente de Cartuja se merece un “trato” mucho mejor. Se merece el reconocimiento que le corresponde como “monumento”, se merece ser restaurado y reconocido como Bien de Interés Cultural. Y sus riberas, las hermosas alamedas que siempre le acompañaron, deben ser también restauradas y reforestadas para que este puente, que ocupa por méritos propios un lugar en la historia y en el “imaginario colectivo” de nuestra ciudad, deje de ser un lamentable monumento a la desidia y al abandono

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Las aves de la Bahía de Cádiz


Portada del libro
Entre los libros más hermosos que se han editado en esta provincia durante los últimos años se encuentra, a buen seguro, el que lleva por título “La Aves de la Bahía de Cádiz”, publicado por el área de Medio Ambiente de la Diputación de Cádiz , obra de Juan Tebar Carrera y José Luque Vela.

Salina de 'La Tapa'Esta obra es, ante todo, un “ensayo fotográfico” en la que sus autores, naturalistas y fotógrafos, han “escrito” las más bellas páginas que puedan imaginarse sobre el rico patrimonio natural y la avifauna de la Bahía de Cádiz. Pero es algo más que un libro de fotos. Como escriben sus autores “las fotografías llenan nuestras vidas y las aves llenan nuestras fotografías, si no fuéramos naturalistas no seríamos fotógrafos; por lo tanto, que mejor que ensalzar las aves que utilizan este mismo lugar que nosotros para vivir.” En la presentación del libro Juan Manuel Fornel, Director-Conservador del Parque Natural Bahía de Cádiz, expresa muy acertadamente que este trabajo recoge “…fotos de pájaros como les gusta decir a sus autores, pero fotos llenas de vida, de movimiento, que nos acercan a la intensa actividad que se desarrolla en el Parque Natural, al tiempo que nos aproximan a la biodiversidad que el mismo acoge”.

Ilustración del libroLa Bahía de Cádiz es ese espacio natural tan cercano y tan desconocido, rodeado de grandes ciudades (Cádiz, El Puerto, San Fernando, Puerto Real, Chiclana, Jerez..), de carreteras y autovías por las que circulamos sin que la prisa nos deje disfrutar y apreciar los hermosos parajes de marismas y playas, las redes intrincadas de caños y esteros, las casas salineras, los molinos de marea, la singular vegetación… y las aves. Porque el Parque Natural de la Bahía de Cádiz es un auténtico paraíso de las aves.

Cuando en 1989 se declararon estos amplios espacios marismeños como Parque Natural, se quiso reconocer y proteger su singularidad, sus valores paisajísticos y su biodiversidad. El Parque incluye los Parajes Naturales de la Isla del Trocadero y la Marisma de Sancti Petri y alberga también el Monumento Natural de La Punta del Boquerón. El reconocimiento internacional de sus valores naturales le vino de la mano de su declaración como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPZ) a la que se añadió su clasificación como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) por la Unión Europea y su catalogación como Humedal de Importancia Internacional (Convenio Ramsar). Todo ello no hace sino recordarnos que, este espacio natural que tenemos tan cerca, este humedal rodeado de ciudades, se encuentra ente los de mayor importancia ecológica del país.

Parque de 'Los Toruños'Libros como “La Aves de la Bahía de Cádiz” ponen de relieve estos valores que comentamos, centrando su mirada en la avifauna. No en balde, junto a los peces, las aves son las principales protagonistas de este espacio natural que en sus más de 10.000 hectáreas, ofrecen amplias zonas de marismas y humedales de aguas someras en las que se alimentan especies tan singulares como los inconfundibles flamencos, o las llamativas espátulas, las pequeñas cigüeñuelas, las gaviotas, los charrancitos… así como otras muchas especies de limícolas, anátidas o láridos, que pueblan salinas, esteros, caños marismas y playas. Más de 80.000 aves de 62 especies distintas se contabilizaron en el censo de invernada de 2008, cifras que en nuestra Comunidad sólo supera el parque Nacional de Doñana. De toda esta gran riqueza natural, a través de imágenes de gran belleza, es exponente esta obra.

Parque de 'Los Toruños'El libro incluye una amplia selección de las especies más representativas de la Bahía, dando cuenta de las nidificantes, de las invernantes y de aquellas que utilizan este humedal como escala en sus rutas migratorias. Así, a lo largo de sus páginas, junto a las especies ya mencionadas, disfrutaremos con magníficas imágenes de otras muchas como gaviotas reidoras y patiamarillas, garcetas, cormoranes, avocetas chorlitejos, canasteras, agujas colinegras, archibebes, alcatraces, somormujos, garzas reales e imperiales, correlimos, zarapitos, ostreros, avetorillos,… Entre las especies de rapaces que pueden observarse, en La Bahía, el libro ofrece magníficas imágenes de cernícalo vulgar, lechuza, autillo o búho chico, por citar sólo algunas. De la misma manera se recoge una serie imágenes de los parajes de marismas de La Bahía de Cádiz vistos desde el aire que resultan, cuando menos, sorprendentes por su belleza.

Entre los muchos lugares en los que han sido tomadas las fotografías, y en los que nos será posible también disfrutar de la observación de aves mencionaremos La Salina de La Tapa, Los Toruños-Río San Pedro, el Paseo Marítimo del barrio de Rio San Pedro, Salina Dolores, Poblado de Sancti Petri, Playa de la Casería, Caño de Sancti Petri o el Paseo Marítimo de Puerto Real, por citar sólo los de más fácil acceso.

Flamencos (ilustración del libro)

Para terminar, nada mejor que estas palabras de los autores en la que nos trasladan la finalidad última de su trabajo: “Cuando por fin nos habituamos al medio, empezamos a conocer el verdadero duende de la marisma, el sonido del agua cantarina escurriendo por la compuerta de la salina, el chillido nervioso del archibebe, el grito de alarma de la avoceta, el murmullo de los flamencos cuando presienten el peligro, la zambullida del los charranes cuando pescan, el color del salado en flor, el blanco puro de la sal, el inolvidable olor de los fangos de los caños.. Es entonces cuando comprendemos disfrutamos de este entorno singular, que tenemos tan próximo y por el que sentimos la obligación de conocerlo para así poderlo proteger y conservar para generaciones venideras.”

Para saber más:
- Enlace a Exposición Virtual
- Página del autor


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Mapa de topónimos “latinos” en la campiña



Ver Topónimos latinos en la campiña de Jerez en un mapa más grande

Como complemento a las anteriores entradas en las que bajo el título “Romanos en la campiña”, se pasaba revista a la toponimia de nuestra zona, tratando de rastrear el recuerdo de la presencia romana en los nombres de pagos, cañadas, arroyos, cortijos, parajes… hemos confeccionado un mapa donde se recogen los topónimos más significativos. Algunos de ellos aluden a zonas no localizadas en la actualidad, mientras que de la mayoría se conserva algún reflejo en los nombres que continúan utilizándose en nuestros días.

Para facilitar su lectura, se han localizado en el mapa siguiendo el sentido de las agujas del reloj, partiendo del Norte, habiéndose incluido estos topónimos:

  • Zona de Gibalbín: Montegil, Grañina, Romanina
  • Zona Este: Caulina, Vicos, Calcena, Abadín, Vega Romana, Fuenteimbro
  • Zona Sur: Martelilla, El Portal, Torrox
  • Pagos de viñedos: Camino de los Romanos, Balbaina, Grañina, Añina
  • Carretera de Trebujena y alrededores de esta población: Romanito, Mesas de Asta, Crespellina, Burujena, Alventus
  • Carretera de Morabita (antiguo Camino de Lebrija): Viña Romano, El Denario, La Gente Romana, Los Romanos, Espartinas, Capita.

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    Tagarninas


    Tagarninas
    Hasta hace tan sólo unas décadas, la recolección de plantas silvestres, junto con la caza menor, formaba parte de las actividades que completaban las economías de subsistencia de muchas de las personas que habitaban el mundo rural y de quienes, desde las ciudades, acudían a su entorno próximo en busca de cualquiera de las especies vegetales de las que se podía obtener algún tipo de aprovechamiento. Cunetas, bordes de caminos, márgenes de campos cultivados, baldíos, linderos de acequias y canales, vías pecuarias, setos, riberas, bordes de viñas y olivares, zonas cubiertas de monte bajo o bosque… en cualquier lugar podía encontrarse alguna especie de utilidad.

    RecolecciónCasi siempre era posible recolectar alguna planta para ser usada como condimento o por su valor ornamental, como verdura para consumo humano o como forraje para los animales, para aplicaciones medicinales, infusiones, bebidas refrescantes, perfumes o esencias, para usos tintóreos, como aromatizantes, para la utilización de sus fibras vegetales en trabajos artesanales… La lista era muy variada: hinojo, tomillo, cardo, manzanilla, higo chumbo, laurel, palmito, piña, borrajas, hoja de palma, mimbre, caña,… De muchas de ellas, así como de sus aplicaciones etnobotánicas, nos iremos ocupando en próximas entradas.

    Tallo comestibleHoy queremos fijarnos en una de las plantas silvestres que, junto a los espárragos, se encuentra entre las más recolectadas en nuestra campiña: la tagarnina. Tagarnina es el nombre común de la especie Scolymus hispanicus, (aunque también puede confundirse con S. maculatus, muy parecida y de idéntico aprovechamiento). Desde mediados del invierno y hasta bien entrada la primavera, sus primeras hojas que crecen dispuestas en una característica roseta pegada al suelo, poblarán los baldíos, los bordes de los caminos y los terrenos sin cultivar. De estas hojas, con márgenes rizados y espinosos, se aprovecharán únicamente las pencas, tan Flores de Tagarninautilizadas en la cocina popular de nuestra tierra.

    Cocidas, en tortillas y revueltos, “esparragás”, gratinadas, acompañando a las legumbres en guisos y berzas… las tagarninas encuentran múltiples formas de aprovechamiento culinario aportando un sabor auténtico que las hacen siempre apetecibles.

    El periodo de recolección dura poco tiempo ya que en unas semanas, del centro de sus hojas basales -de éstas cuyas pencas recolectamos- crecerá, avanzada la primavera, un enhiesto tallo que llega a superar el metro de altura y que se ramifica en su mitad superior para florecer, cuajándose entonces de hermosos capítulos de color amarillo dorado.

    Nos gusta la tagarnina, esta humilde hierba silvestre, porque pese al aspecto poco atractivo de sus hojas y tallos espinosos, encierra en sus llamativas pencas de colores verdosos y rojizos todo el sabor del campo. Y por sus hermosas flores.

    Tagarnina

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    Índice: Temas tratados en el primer trimestre de 2009


    ÁRBOLES SINGULARES

    EL PAISAJE Y SU GENTE
    FLORA Y FAUNA
    FOTO DENUNCIA
    GALERIAS DE IMÁGENES
    PAISAJES CON HISTORIA PARAJES NATURALESPATRIMONIO RURAL. CORTIJOS, VIÑAS Y HACIENDAS PUBLICACIONES
    RUTAS E ITINERARIOSTOPONIMIAVARIOS

    Foto denuncia:
    “Poda salvaje” de un árbol singular


    Taraje antes de la poda Hace unas semanas dedicábamos la entrada sobre árboles singulares de nuestro entorno al Taraje del Puente de La Barca. Destacábamos sus valores (anchura de la copa, altura, densidad de su follaje…) y apuntábamos que uno de los principales motivos por los que fue declarado en su día como “árbol singular” residía en lo cinco gruesos troncos que nacían de un mismo pie. Y decimos nacían, en pasado porque ya no quedan más que dos. La “singularidad” le ha durado poco a este magnífico ejemplar de taraje incluido en el Catálogo de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía. Como denuncia Ecologistas en Acción de Jerez, a finales de febrero se ha llevado a cabo “una poda salvaje” (nosotros hablaríamos, después de ver como ha quedado, de una “tala parcial”). Como señala Ecologistas en Acción, la singularidad de este ejemplar… “no ha bastado para que, quienes debieran velar por su protección, hayan destruido parcialmente este magnífico ejemplar mostrando desconocimiento o desprecio por los valores que el Taraje del Puente de La Barca “poseía” Este taraje era un ejemplar singular por muchos motivos, ente los que destacan la gran altura de su copa, el notable calibre de los cinco troncos que brotaban de una misma cepa y por su Detalle del tronco después de la podamagnífica estampa que se dibujaba sobre el puente metálico del Guadalete como fondo.”

    Según hemos podido comprobar en una reciente visita al lugar, todo parece indicar que as labores de poda llevadas a cabo en todo el arbolado del parque fluvial de La Barca, no se han andado con “miramientos” y han afectado también a este ejemplar de taraje, que por su magnifico porte y especiales características había sido reconocido como “Árbol Singular”.

    Tronco del taraje después de la podaComo denuncia Ecologistas en Acción “…lamentablemente de todo ello hablamos ya en pasado ya que a finales de febrero se han talado tres de sus cinco troncos (uno de los motivos de su singularidad) y se ha practicado una poda abusiva en toda su copa que ha quedado enormemente reducida. Quien ordenó la poda (casi una tala) debiera explicar porqué no se respetan ya ni a los árboles reconocidos a nivel andaluz como SINGULARES, uno de los pocos de nuestra campiña, que, lamentablemente, ha dejado de serlo”.

    ¿Alguien dará explicaciones por ello?.

     
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