La Fuentecilla de El Torno




Entre los muchos pozos y manantiales repartidos por toda la campiña, reclaman singularmente nuestra atención aquellos que suelen pasar desapercibidos para los paseantes o los que se conservan en parajes poco frecuentados, casi escondidos a la vista del viajero. Este es el caso de La Fuentecilla, un modesto manantial que brota en las cercanías de El Torno.



Se accede hasta La Fuentecilla desde la calle Guadalete de esta pedanía jerezana, donde una pequeña cuesta desciende suavemente buscando el Camino de Espínola, un antiguo carril que cruza los campos de cultivo que se extienden por las Vegas de El Torno. Apenas hemos abandonado las últimas casas del pueblo, el camino deja a sus orillas algunos huertos y, enseguida, se abre a la derecha un recodo donde brota la fuente.

En un paraje sombreado por álamos, donde se intuye ya la cercanía de la del Guadalete tras la espesura de los sotos ribereños, encontraremos el pilar de La Fuentecilla, alimentado por un caño que sólo deja de manar en contadas ocasiones. Si bien es cierto que su caudal es menguado (menos de un litro por segundo), hay que resaltar que en los días más calurosos del verano no suele faltar casi nunca un hilillo de agua.

Estas pequeñas fuentes que aún perviven en tantos rincones de nuestro entorno, jugaron un papel fundamental para los habitantes del mundo rural y para el abastecimiento de los primeros asentamientos de obreros del campo, que comenzaron a crearse en la campiña, especialmente a partir de la década de los 30 del siglo pasado.



En el caso de la Vega de El Torno hay que remontarse a 1932, cuando se realiza la expropiación de la finca El Torno para poner en cultivo sus 300 hectáreas, donde se forma un primer núcleo con 52 familias. Sin embargo, aún habrá que esperar hasta 1944 para ver construido el que sería el primero de los poblados de colonización de la zona regable del Guadalcacín. Durante todos aquellos años, muchos colonos y otras familias de jornaleros vivieron en condiciones de gran precariedad, construyendo sus chozas en los descansaderos y vías pecuarias, debiendo buscar el agua para beber y lavar en algunos manantiales cercanos, como el de El Pocillo o esta de La Fuentecilla.




La fuente canaliza un pequeño nacimiento de agua a través de un caño que penetra en el acuífero, vertiendo a una pileta rectangular que desagua directamente en el cauce del cercano río Guadalete, a través de un pequeño arroyo. El origen de esta pequeña surgencia hay que buscarlo en los materiales detríticos (cantos , arenas y limos) presentes en las terrazas aluviales que se elevan ligeramente frente al paraje de la fuente que, como las tierras de las vegas aluviales holocenas actúan como zona de captación de agua. Esta auténtica “esponja” natural, que tiene como suelo “impermeable” el material arcilloso del triásico, presenta algunas modestas surgencias en lugares en los que, como este, se producen desniveles o escalones naturales de escasa altura, cubiertos en muchas ocasiones por derrames de terrazas.

Tradicionalmente, el pilar de La Fuentecilla servía como abrevadero para el ganado, si bien los colonos también recogían su agua para otros usos, como lo hacían con la de la fuente de El Pocillo, que era utilizada décadas atrás para el lavado de la ropa. Con el paso del tiempo, la fuente fue perdiendo utilidad y tanto sus accesos como su entorno se fueron degradando. El uso intensivo del camino agrícola, con paso frecuente de maquinaria pesada, provocó el deterioro del firme del carril, en cuyos márgenes se acumulaban también residuos y vertidos de obra. Los alrededores de la fuente perdieron así todo su encanto y el pilar se vio también seriamente dañado.

Sin embargo, hace unos años le llegó el turno para su recuperación de la mano de un proyecto subvencionado por la iniciativa comunitaria Leader+ (2001). Cofinanciado por la Unión Europea, y las distintas administraciones y con el nombre de Vía Verde "La Fuentecilla", se realizaron obras para la adecuación ambiental de este paraje, eliminando los vertidos, limpiando y recogiendo residuos, desbrozando el matorral que ocultaba la fuente y reparando el firme, con el propósito de transformar el antiguo camino de Espínola como vía verde y sendero peatonal hasta el río Guadalete, así como para recuperar La Fuentecilla y su entorno. Aunque en estos años no ha tenido el mantenimiento que sería deseable, el paraje en el que se enclava la fuente ha ganado en perspectiva. En primavera y verano, la sombra de los álamos hace de este rincón un oasis de frescor. En otoño, cuando las arboledas del río van perdiendo las hojas, resulta también muy agradable hacer un alto junto a La Fuentecilla en nuestros paseos.



El camino de Espínola (o Spínola) deja atrás la fuente y cruza la zona agrícola que se configura en el seno del gran meandro que el río Guadalete forma entre el Cerro de la Batida y el Cerro de la Harina. Se trata de una antigua llanura de inundación conocida como Vega de El Torno que tiene como telón de fondo, al sur, los pequeños cortados que el río ha tallado en la conocida Cuesta del Infierno, en las faldas del cerro del Castillo de Torrecera, presidido por su conocida torre.



El Torno, pedanía que pronto cumplirá 70 años de vida, tiene en La Fuentecilla todo un símbolo que merece ser respetado y protegido, como se cuida a las cosas valiosas aunque, como en este caso, se trate de una modesta fuente rural.



Por nuestra parte, hemos incluido a La Fuentecilla en el Catálogo de MANANTIALES Y FUENTES DE ANDALUCÍA, donde merece estar junto a otras muchas que conforman nuestro rico patrimonio rural.

Nota: Las Fotografías en blanco y negro de El Torno (años cuarenta del pasado siglo) han sido tomadas del libro: Colonos y colonizaciones en la provincia de Cádiz. Los pueblos de Jerez. Fundación Provincial de Cultura. Diputación de Cádiz.

5 comentarios :

Jose Manuel A.V. dijo...

Una fuente que es la nº 500 de las catalogadas en la provincia. Por fín superamos a Almería (que la mitad es un desierto, jolín). Gracias amigos.

garcialazaro dijo...

Je, je,... Nos alegramos. Tenemos en cartera más de una docena de nuevas-viejas fuentes "jerezanas" que esperamos subir poco a poco en cuanto que el "trabajo" nos lo permita, a ver si nos acercamos un poco a gente como tu que están hechos unos auténticos "rescatadores" de fuentes... Y no digamos los amigos ubriqueños...
Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que entro.Enhorabuena.

JEREZANO OLVIDADO dijo...

Viendo que he conseguido "entrar", me identifico algo más.
Jerezano, lejo de la campiña, añoranza de una ciudad que me vio nacer entre la Sierra y la Bahía.
La Ermita del Mimbral fue mi "confirmación" y anteriormente mi Bautismo en San Miguel/Santiago y mis primeros juegos en el "Tempul" junto a un "nuevo amanecer de sus aguas".
Aún está la "venta" y el edificio del Colegio. Desde allí vi las sombras,el azul del cielo, los romeros y los tomillos de muchas historias.....

Comencé a ilustrar otro cuento…., y siempre la visitaba por las tardes en recuerdo de la ventana iluminada, noches de calles estrechas; la vida es un juego, casa, mis “amigos”.
Poemas de un libro preferido.
Rayo, sol y lluvia. La plaza llena de jugueterías y quioscos de flores. Sentir las miradas entre balcones de vidrios transparentes.
Aprender escribir poesía supone adiestrarse pintando las sílabas y observando la vecindad junto a los consejos tras las blancas paredes del poema.
Así es mi pueblo……...,macetas y olores, pequeñas flores, agua......

?Donde puedo ampliar mas historias de dicho lugar? Tengo algunas que "nadie" la sabe.

Un jerezano

AGL dijo...

Muchas gracias por asomarse a nuestra página y compartir sus recuerdos.
Si lo desea puede enviarnos cosas que tenga escritas a nuestro e-mail: entornoajerez@gmail.com
Un cordial saludo: A y J. GL

 
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