Tras las huellas de una histórica “Matanza”.
Por tierras de Jédula.




En distintas ocasiones nos hemos ocupado en estas crónicas dominicales de “entornoajerez” del nombre de muchos de nuestros parajes, de su posible origen, de su vinculación con la historia o de su significado cultural. La toponimia se nos presenta así como una suerte de “memoria del paisaje”, una herramienta que nos ayuda a conocer y explicar mejor nuestro entorno.

En el caso que hoy nos ocupa, nos hemos acercado a la pedanía arcense de Jédula, hasta un rincón familiar para los viajeros que circulan entre Jerez y Arcos, por encontrarse junto a la antigua carretera y la actual autovía. Se trata del lugar conocido con los llamativos nombres de Hazas de La Matanza y La Matancilla, que si en la actualidad alberga fértiles tierras decultivo, fue en otros tiempos una extensa dehesa de encinas y acebuches.



Este paraje se encuentra en las inmediaciones de Jédula, a ambos lados de la carretera que desde esta población parte hacia la Junta de los Ríos, extendiéndose hasta las tierras bajas que se encuentran a los pies del cortijo de La Cantarera y del Cortijo Nuevo, denominadas antaño Llanos de Don Carlos (1).



Estos campos se sitúan hoy frente al antiguo cuartel de la Guardia Civil así como de los últimos vestigios de la barriada de la Azucarera, un gran complejo industrial levantado a finales de los 60 del siglo pasado que ha sido desmantelado en los últimos años. Una parte de estas tierras de labor han sido progresivamente ocupados por el crecimiento del casco urbano de Jédula que ha traído hasta aquí nuevas calles, zonas verdes y deportivas y su recinto ferial. Ya en los años veinte del siglo pasado, este paraje vio las obras del conocido “túnel de Jédula” (que arranca entre un bosquete de eucaliptos), por el que los canales de riego del cercano pantano de Guadalcacín atraviesan los cerros circundantes hasta salir a los pies del cortijo de Montecorto para desde allí, llevar sus aguas hasta los Llanos de Caulina. En esta última década, en las tierras de La Matancilla y en la colindante Loma de Pedro Alonso intentó promover Iberdrola un polígono industrial que cuenta con una sola industria: Arcoval, una empresa hortofrutícola que tiene en estos parajes una moderna planta de lavado, procesamiento y envasado de zanahoria.



En los campos de La Matanza y La Matancilla.

Los mapas topográficos conservan todavía estos dos curiosos topónimos, que con diversas variantes locales, aparecen también en otros muchos lugares de nuestra geografía provincial. En las cercanías de Jerez, por ejemplo, encontramos también los parajes de La Matanza y La Matanzuela, de los que hemos tenido ocasión de ocuparnos en estas páginas de “entornoajerez” (2). Por si fuera poco, este mismo paraje próximo a Jédula, también era conocido antaño con el revelador nombre de “Haza de los Muertos” (3).



¿A qué “matanza” y a qué “muertos” pueden referirse estos curiosos topónimos? El historiador arcense Miguel Mancheño en sus “Apuntes para un historia de Arcos de la Frontera”, relata diferentes episodios de armas en los que participaron los vecinos de Arcos durante la primera mitad del siglo XIV. En uno de ellos, da cuenta de cómo tras la muerte en 1339 de Ab al-Malik (conocido en las fuentes cristianas como Abomelique, o el “infante Tuerto”) a manos del jerezano Diego Fernández de Herrera en las vegas de Patrite, su padre Abu al-Hasan (“Albohacen”), rey de los benimerines, llevó a cabo una expedición de castigo en territorio cristiano:
Irritados los benimerines con la muerte de su infante, salieron de Algeciras, y corriendo los campos de Jerez, Arcos y Medina Sidonia, lleváronse muchos ganados y multitud de cautivos. A la noticia de aquella algara salieron de Jerez mil trescientos jinetes con su bandera y comenzaron a seguir el rastro de los moros. Más diligentes, los vecinos de Arcos en número de trescientos habían dado ya sobre los moros, y mantenían con ellos recia pelea. Mientras tanto, los de Jerez que extraviados habían perdido la huella de los moros y vagaban por el campo, oyeron desde alguna distancia el grito “Arcos” con que nuestros paisanos se animaban en la pelea, y acudiendo a rienda suelta apellidando “Jerez” mezcláronse entre los combatientes. Animados los de Arcos con el socorro, redolaron sus esfuerzos, y arrollados los moros emprendieron la fuga, dejando el campo lleno de muertos y despojos. Esta insigne victoria en que mil seiscientos caballeros de Arcos y Jerez derrotaron completamente a más de tres mil jinetes moros tuvo lugar a dos leguas de Arcos, en el sitio llamado Haza de la Matanza entre los cortijos de Casablanca y Jédula. Allí quedó cautivo El Botuz (sic), moro principal de quien fiaba todos sus negocios el rey Albohacen (sic)” (4).
Los historiadores locales de Jerez, traen también este episodio a sus cronicones si bien lo ubican en distintos emplazamientos. Tal es el caso de Esteban Rallón, por ejemplo, que incorpora a su descripción fragmentos textuales de la Crónica de Alfonso XI, y que en su particular relato la identifica con la batalla de Redira o de Benahaut señalando que “Yo la he sacado parte de la Historia del rey don Alonso y lo más del arcipreste Diego Salido. El padre Mariana la pone sucintamente y dice que murieron dos mil moros en ella, en su segunda parte, libro 16, capítulo 7” (5).

Jerezanos y arcenses contra los benimerines.

Si indagamos en las fuentes escritas, la Gran Crónica de Alfonso XI da cuenta de este episodio, y aunque lo sitúa entre Arcos, Medina y Xerez, no apunta el lugar exacto donde pudo suceder este hecho histórico que será después interpretado con distintas versiones por los historiadores locales. Tal como se recogen en el Capítulo CCLXXII, de la Gran Crónica, tras la muerte de su hijo “Abomelique”, “Alboaçen rrey de Benamarin”, mientras preparaba un gran ejército con el que pasar el Estrecho para frenar los avances de Alfonso XI, envío un contingente de tropas escogidas a Algeciras para preparar el terreno y realizar incursiones en la frontera. Hasta 3000 caballeros pudieron formar esta avanzadilla que realizó operaciones de aprovisionamiento y desgaste en las campiñas gaditanas. Así lo refleja la Gran Crónica de Alfonso XI.
E en tanto que el rrey don Alonso fue a Valençia, estos caualleros moros, desque llegaron a Algezira, por mostrar que se non tenían por vençidos, entraron a correr tierra de Arcos e de Xerez e de Medina Sidonia, e llevaron los ganados que fallaron e pieça de homes catiuos. E los caualleros de la mesnada del rrey que estauan en Xerez supieronlo; e por quanto non auian mayoral por quien catasen, tomaron el pendon del conçejo de Xerez e dieronlo a vn cauallero que anduviese quanto pudiesse con aquel pendon ca todos le siguirian. E con la gran priessa del andar, erraron el camino por do yuan los moros e ayuntaronse a otra parte. E los moros andavan quantom pudieron con la presa, ca sabien que estauan en Xerez caualleros por fronteros. E yuan en pos de los moros siguiendo el rrastro pocos de omes de Xerez e de Arcos. E los moros entrando por un valle, aquellos pocos de christianos que seguían el rrastro subieron eçima de vn otero, e vieron el pendon de Xerez e los caualleros que lo leuauan e que yuan muy desviados de aquel camino; e por esso dieron de si dos hombres que gelo fuesen a decir y ellos, en quanto yuan los otros a hazer el mandado, por detener, manguer que los christianos eran muy poca conpaña, commençaron la pelea, llamando los christianos: Arcos!. E los moros no se les daua nada por ello, por quanto veyan que eran pocos e otrosi por que no llamauan Xerez, e tuvieron que aquellos christianos venían de escarnio e que los de Xerez no venían en pos dellos. E los caualleros que yuan con el pendon de Xerez, desque supieron que los moros yuan alli, vinieron quanto pudieron luego del rrecuesto e fueron a ferir en ellos. E en aquellos primeros golpes los moros arredraronse los vnos de los otros, e por esto ouo muy pocos feridos de aquella espolonada. E luego los moros ayuntaronse todos e tornaron a los christianos e lançaron las azagayas en ellos. E los christianos fueron todos aguijando ayuntados contra ellos muy de rrezio, de manera que los moros no pudieron boluer a ellos otra vez ni catar sino a fuyr. E los christianos siguieron el alcançe firiendo e matando en ellos, e mataron muchos dellos.

Y en estos cativaron vn cauallero moro que dezian el Botuyn, el ome de quien mas fiaua el rrey Alboaçen. E fueron allí muertos muchos moros de gran cuenta; e de quantos allí fueron no escaparon mas de hasat trezientos, e los otros fueron muertos y catiuos. E tornaron los christianos toda la presa que los moros llevauan; e vinieron a Xerez con el pendon e con gran honrra
” (6).



Hoy día, los campos de cultivo de La Matanza y La Matancilla, en las cercanías de Jédula, donde crece el trigo y el girasol, permanecen ajenos a aquellas luchas de frontera que, pese al paso de los siglos, han dejado sus ecos en estos singulares topónimos.

Para saber más:
(1) Pérez Regordán, M.: Nomenclátor de Arcos de la Frontera. El Campo. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, 1999, p. 187.
(2) A. y J. García Lázaro: Con el Padre Coloma por las tierras de La Matanza, Diario de Jerez, 17 de Mayo de 2015. También A. y J. García Lázaro: La Batalla de Los Cueros, Diario de Jerez, 25 de Mayo de 2015.
(3) Pérez Regordán, M.: Nomenclátor de Arcos de la Frontera… Obra citada, p. 187
(4) Mancheño y Olivares, Miguel: Apuntes para una Historia de Arcos de la Frontera. Edición de María José Richarte García. Servicio de Publicaciones de la UCA y Excmo. Ayto. de Arcos. 2002. Vol. I. pg. 55.
(5) Rallón, E.: Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera y de los reyes que la dominaron desde su primera fundación. Edición de Ángel Marín y Emilio Martín, Cádiz, 1997, vol. II, p. 51.
(3) Catalán Menéndez-Pidal, D.: Gran crónica de Alfonso XI. Edición crítica y estudio. Madrid: Seminario Menéndez Pidal . Ed. Gredos, Madrid, 1976. Vol. 2 Pg. 301-302.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

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Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 5/02/2017

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